Hemos escuchado y leído en la prensa, que es prácticamente eminente que se lleve a cabo en el país una reforma fiscal, que sería aplicada en el año 2022 y hemos querido hacer algunos comentarios que pensamos deben tener en cuenta los actores del sector económico y fiscal, que tendrán a su cargo la preparación de esta eventual reforma fiscal.

De acuerdo con informaciones contenidas en publicaciones regulares del BID y de la CEPAL, entre otros, la presión tributaria en América Latina, es baja si se compara con otros países de otros continentes y que en la Republica Dominicana, todavía está por debajo de los niveles de varios de los países de América Latina, aspecto que es lo primero que queremos comentar.

Recordemos, que la presión tributaria, en términos muy sencillo, es el conjunto de fondos recolectados por el estado, a través de una serie de impuestos y otros medios para hacerle frente a los gastos e inversiones (desembolsos en general), en que debe incurrir para satisfacer las necesidades del país en todas sus vertientes, esta presión tributaria se mide o expresa como un porcentaje del producto Interno Bruto (PIB).

Primeramente, seria bueno destacar que el hecho de que la presión tributaria sea baja, no significa que la carga que ejerce el estado sobre los contribuyentes sea baja o soportable y debemos señalar que antes del gobierno embarcarse en el proyecto de la reforma fiscal, sería interesante que se llevaran a cabo y se ponderaran entre otros los siguientes aspectos:

1.- La realización de un estudio profundo de los gastos corrientes del gobierno, de tal manera que se pueda hablar de que los que quedarían serian los gastos de calidad, “los gobiernos se pueden hacer mas ricos, reduciendo sus gastos y no solo sumando a lo que ya tienen”, porque siempre habrá razones para aumentar los gastos y siempre se requerirá mas.

Debemos recordar que, aunque los países de Europa, han tenido tradicionalmente una presión tributaria por encima de las de los de América Latina, en el período 1996-2003, España, Portugal, Bélgica, Grecia, Luxemburgo, Alemania, Dinamarca, Islandia e Italia, se vieron en la necesidad de reducir significativamente los impuestos, con el fin de darle un impulso a sus economías que se encontraban prácticamente dormidas y años mas atrás lo propio tuvo que hacer los Estados Unidos en los sesenta y ochenta.

2.- La realización de un análisis de todos los impuestos actuales de tal manera que se pueda determinar cuáles de ellos son efectivos, cuales deben modificarse o eliminarse, cuáles de ellos habría que ajustarlos hacia arriba siempre con la observancia de su efectividad histórica y presente. Este análisis que se plantea entre otras razones pretende principalmente que no sean las clases mas pobres que resulten mas afectadas, como ha sido históricamente en nuestro país.

3.- Realizar un análisis de los impuestos que podrían añadirse a los actuales, que por señalar algunos, pudiesen ser de los llamados impuestos correctivos, tales como los correspondientes a los cigarrillos, bebidas alcohólicas, bebidas azucaradas, impuestos que la experiencia indica que pueden ser regresivos y afectar la economía de las clases de menores ingresos. Sin embargo, los mismos pueden inducir al cambio en los hábitos de consumo y por lo tanto mejorar la calidad de vida de la población, reducir los gastos del gobierno en asistencia de salud, mejorar el rendimiento de los trabajadores y reducir las tasas de mortalidad del país.

Tomando en cuenta, que, en América latina, en promedio mas del 40% de la población económicamente activa es de carácter informal, lo cual constituye un hecho de que la presión tributaria resulta mayor que los registros que se realizan, así mismo considerando que los altos impuestos son inductores de la evasión en todas sus vertientes, sería interesante que al momento de producirse la eventual reforma fiscal, el gobierno, los técnicos y políticos que participen en los estudios y análisis que se realicen, tomen en cuenta que el desarrollo económico a la postre genera mucho mas riquezas al estado de manera mucho mas saludable para el país, que la creación de nuevos impuestos.

Tal como señala la CEPAL, la elevada concentración de la riqueza y el ingreso, que hacen de América Latina la región más desigual del planeta, requiere de un tratamiento cuidadoso de los sistemas fiscales y de las reformas por implementar, donde se promueva un aprovechamiento integral de su acción redistributiva.

Entendemos que, aunque el gobierno requiera aumentar sus ingresos, esto debería ser principalmente sobre la base de mejorar la efectividad del sistema para que los impuestos sean colectados a la población de mayores recursos, con lo que se consigue una mejor distribución y repercusión de los tributos.