Por años, la Asociación de Industrias ha venido denunciando, combatiendo y reclamando controles más estrictos frente a los elevados índices de contrabando de bebidas alcohólicas, cigarrillos y cigarros. Además de privar al Estado del cobro de elevadas sumas de impuestos, ha representado una lesiva competencia desleal en el mercado nacional en perjuicio de los fabricantes y comerciantes que operan con apego a la ley, cumpliendo con sus obligaciones fiscales.
¿Hasta donde llegan los niveles de contrabando y la evasión impositiva en estos renglones? El director general de Impuestos Internos, Magín Díaz, embarcado en la tarea de enfrentar y reducir la evasión fiscal, ofrece un estimado basado en los datos más precisos de que dispone el organismo, afirmando que en conjunto a nada menos que el 40.23 por ciento. Si la cifra causa asombro, mucho más lo es el hecho de que anteriormente el funcionario sostiene que era aún mayor. En términos económicos, la cantidad sería astronómica si tomamos en cuenta que aún así, el organismo tributario recaudó por ambos conceptos alrededor de unos 33 mil millones de pesos el pasado año.
En plano de enfrentar vigorosamente la evasión en general, y de manera específica en estos dos renglones de tanto potencial tributario, el director de Impuestos Internos anuncia la implementación de un mecanismo de detección progresiva que entraría en vigencia a finales del presente año. Con una perspectiva de estimada reducción inicial de entre 6 y 8 puntos, le reportaría al Estado ingresos adicionales por no menos de 4 mil millones de pesos para luego seguir bajando la evasión y aumentando la recaudación de manera progresiva.
Presente en el mismo escenario en que Magín Díaz hizo su exposición, el Ministro de Hacienda, Donald Guerrero, retomó el tema de la presión fiscal señalando que si bien bien gracias a una mayor eficiencia recaudatoria por parte de Impuestos Internos y Aduanas, la misma alcanzó el pasado año la 15 por ciento, todavía está muy por debajo de 24 que es la cifra del promedio regional.
Pero al mismo tiempo el funcionario admitió que aún son muy elevados los niveles de evasión, elusión y fraude fiscal. En este sentido, reveló que en el caso del ITBIS alcanza a un 43 por ciento, en tanto la del impuesto sobre la renta tanto a personas físicas como jurídicas se coloca en un 50 por ciento.
Son datos importantes; cifras que están estrechamente ligadas al monto de la presión fiscal. Salta a la vista que en la medida en que las autoridades aduanales y fiscales logren mayores controles sobre el contrabando y la evasión impositiva, las recaudaciones del Estado recibirán una inyección cada vez mayor de ingresos, y por consiguiente, se reflejarán en un aumento porcentual significativo de la presión fiscal.
Esa realidad fue certeramente reflejada por el economista Pedro Silverio la pasada semana en su columna del Diario Libre, aunque de manera curiosa rara vez es mencionada al enfocar el tema, aún en el caso de reconocidos analistas.
La conclusión lógica es que antes de crear nuevos impuestos o aumentar los existentes cuyo peso recaería sobre los que al presente soportan todo el peso de la carga tributaria, en su caso muy superior al 15 por ciento, y ensancharía aún más la brecha entre estos y los evasores, el primer paso para incrementar las recaudaciones tiene que focalizarse en mejorar los mecanismos de control y tributación, tal como acaba de anunciar el director general del organismo tributario.