La Constitución dominicana en su artículo 255 establece con claridad el carácter y el tipo de Policía Nacional que debemos conformar, ella debe ser un “cuerpo armado, técnico, profesional, de naturaleza policial, bajo autoridad del Presidente de la República, obediente al poder civil, apartidista y sin facultad, en ningún caso, para delibrar”

La nueva Policía Nacional, que debe ser constituida en la República Dominicana debe tener inspiración en los principios constitucionales, apuntando a la construcción de una institución cumpliendo su misión fundamental de  ‘’salvaguardar la seguridad ciudadana; prevenir y controlar los delitos; perseguir e investigar las infracciones penales, bajo la dirección legal de la autoridad competente; y mantener el orden público para proteger el libre ejercicio de los derechos de las personas y la convivencia pacífica de conformidad con la Constitución y las leyes’’.

La sociedad dominicana debe insistir y demandar al Presidente de la República mano dura para avanzar en la transformación de la Policial Nacional. Una simple reforma o modificación de su ley orgánica no conduce necesariamente al proceso de saneamiento, depuración, profilaxis de dicha entidad, actualmente penetrada por el crimen, el narcotráfico y la corrupción, convertida en una de las instituciones que goza de menor confianza entre los ciudadanos.

El camino para avanzar en la transformación profunda de la Policía Nacional y de esa forma  garantizar la seguridad ciudadana, debe considerar los elementos estructurales e integrales de los cambios, de forma que conduzca y toque todo el sistema de seguridad ciudadana. Entre estos temas está la urgente necesidad de implementar el régimen de carrera policial para garantizar el ingreso de nuevos agente sobre la base de la idoneidad y el mérito, respecto a los nombramientos, ascenso y retiro de acuerdo a las leyes vigentes, al tiempo que se implementa una nueva estructura salarial que dignifique la función policial.

Nuestro planteamiento apunta a que el Presidente Danilo Medina debe plantearse, como máxima autoridad de la Policía Nacional, la implementación de un proceso de transformación de la institución y de reestructuración de las políticas de seguridad ciudadana. Entre los tema a considerar debemos incluir un incremento de los sueldos, la reorganización de la estructura organizacional y de manera especial desmilitarizar sus instancias y funcionamiento para devolver el carácter civil. En definitiva hacer lo que nunca se ha hecho, romper con las estructuras del trujillismo-balaguerismo enquistada en el seno de la institución policial y para eso si se necesita mano dura.

En el proceso de transformación policial esta debe ser intervenida de forma urgente por todos los órganos rectores del Estado dominicano, entre ellos, la Cámara de Cuentas, la Contraloría General de la República, la Dirección General de Contrataciones Pública, el Ministerio de Administración Pública, de acuerdo a sus funciones y competencias, para purificar su estructura administrativa y financiera, como sus procedimientos y gestión.   

La mano dura que necesitamos es para transformar la Policía Nacional y para dotar al país de nuevas políticas de seguridad ciudadana, que deben tener una visión integral, multidimensional. Esto es un aspecto fundamental para revertir las condiciones de exclusión, desigualdad, discriminación, pobreza y las precariedades en las políticas públicas para garantizar la vida dignidad y de calidad para la población.

La transformación de la Policía Nacional necesita mano dura y voluntad política desde el Poder Ejecutivo, sobre todo en la construcción de un Estado Social y Democrático de Derecho, porque la modificación normativa no será suficiente, si no va acompañado de un esfuerzo de su cumplimiento y aplicación de todo el ordenamiento jurídico que regula y contrala la institución policial y sus miembros del exceso de la fuerza, el abuso de poder.

En el proceso de transformación de la Policía Nacional, no podemos soslayar y también se necesita mano dura para resolver los problemas de institucionalidad, los altos niveles de corrupción e impunidad, como los casos de convivencia con el crimen internacional organizado y el narcotráfico, para lo cual no es necesario ninguna nueva normativa, más bien, es necesario y urge mano dura del jefe y comandante supremo de la Policía Nacional, Presidente de la Republica y Candidato Presidencial Danilo Medina.

El proceso de transformación de la institución policial debe ser profundo, tocar los elementos estructurales y sistémicos, recordando que los planes y reformas de leyes no conducen necesariamente a resultados de disminución de la inseguridad ciudadana, sobre todo cuando los mismos no se cumplen, no se aplican y se convierten en letra muerta y en simples campañas mediáticas, como si el problema de la inseguridad fuera de percepción.       

Ese proceso de reforma debe avanzar a la necesaria transformación integral de la Policía Nacional, debe conducir a la constitución de un cuerpo de seguridad ciudadana que respete y cumpla con la Constitución y las leyes, con capacidad de prevenir el delito, que garantice los derechos humanos en el ejercicio de sus funciones y que nos permita contar con una institución al servicio de la ciudadanía con integridad y transparencia.