Imaginemos que cerca de las 10 de la mañana suena el teléfono en el despacho de la secretaria del presidente. Hola, quien habla, preguntan del despacho. Soy el señor X doña M y quisiera hablar con el presidente. Hola señor X, lamentablemente él está en una reunión y no puedo pasarle llamadas. Trate en una hora para ver si es posible.

Una hora después el señor X vuelve a llamar y la señora M le dice que espere unos segundos para consultar con el presidente. Finalmente, el presidente toma el teléfono y saluda a X muy cordialmente. Este le dice que lo perdone por molestarlo, pero quería hablarle de un amigo común (el señor T) dueño de la industria que voló por los aires.

Esta persona está muy preocupada por el incidente y la conversación que se filtró con el Señor Y de la empresa que suministra el gas. Me pidió que quería que usted lo recibiera unos minutos para explicarle lo que paso. Recuerde que el ha sido muy leal a usted y le dio mucho apoyo.

El presidente le responde” bueno, entiendo la gravedad del problema, pero el gobierno esta haciendo todo lo posible para asistir a las personas afectadas y las dos empresas deben hacer lo mismo. Esa es la prioridad en este momento. Reúnanse con el suplidor de gas y traten de llegar a un acuerdo porque no queremos involucrar al gobierno en ese asunto. Recuerde que mi gobierno ya está reconstruyendo muchas de las casa y escuelas afectadas”

El Señor X le reitera el asunto de la reunión, pero el presidente insiste en que ambas partes deben ponerse de acuerdo. Al ver la actitud resbaladiza del presidente, X decide despedirse prometiendo que hará lo posible por interceder en el asunto.

Dos horas después el señor Y, que suministra el gas, llama a la señora M pidiéndole una reunión con el presidente. Esta le hace la consulta al presidente quien insiste en que ambas partes lleguen a un acuerdo. Pero Y vuelve a llamar y solicita hablar con el presidente quien después de varios intentos le responde.

Hola señor Y, hola señor presidente, usted conoce mi trayectoria y jamás le daría la espalda a mi responsabilidad, pero lo que ha sucedido es inaceptable porque enloda el nombre de una empresa que me ha costado muchos sacrificios para levantarla. Quiero pedirle su comprensión y que usted me reciba para darle los detalles del caso ya que eso puede llegar a los tribunales.

El presidente responde “Señor Y, yo creo que ustedes deben evitar mayores escándalos en este asunto porque los perjudica a ambos. La justicia solo debe intervenir si hay demandas o reclamos de los afectados. Su atención ahora es ayudar a toda esa gente que fue conmocionada por la explosión donde resultaron muertos y heridos. Esa conversación entre usted y el señor T que ha sido difundida en las redes sociales, se olvidara en pocos días. Insisto en que las partes deben dirimir sus diferencias y unirse para ayudar a los damnificados. Ya hablé con el Señor X que intercedió por su amigo T, y le dije lo mismo. No queremos tomar partido en ese asunto”

Ok presidente, le agradezco sus atenciones y haré lo posible por buscarle una salida a este inconveniente siempre que mi empresa no sea afectada y las cosas se aclaren.

Un embrollo innecesario porque todo parece indicar que el accidente en la industria, según los bomberos, es indeterminado, aunque hubo muchas fallas de seguridad de la empresa y fugas de gas al momento de la descarga. Pero nos imaginamos que es difícil dejar al margen del problema al gobierno y mucho menos al presidente, porque hasta los estornudos llegan al palacio.

La alarma del señor Y ante la posible implicación de su empresa distribuidora de gas natural es también excesiva, aunque entendible porque la empresa carbonizada ha tratado de culpar del incidente al proceso de suministro del gas natural.  Y eso no está determinado. Hay que tener mucho tacto en situaciones como esta para no echarle más leña al fuego.

Es cierto que el camión suministrador no era de Y sino de Z, pero el contrato de suministro del gas que firmó la industria era con la primera.

Hay demasiadas lagunas en el asunto, demasiadas teorías y demasiadas controversias entre los involucrados. El informe de los bomberos así lo establece, aunque es muy preciso en las fallas encontradas.

Lo que procede ahora es que ambas empresas se pongan de acuerdo para que sus compañías de seguros resarcen a los damnificados y que también hagan un fondo común de su propio peculio para las familias que fueron afectadas por la muerte de un pariente o de las heridas graves que muchos padecieron. El dinero sería mejor aprovechado con esos fines que gastarlo en un pleito con abogados y cabilderos.

Igualmente, el gobierno debe iniciar un proceso de revisión de todas las empresas que funcionan con gas natural liquido para verificar sus sistemas de seguridad. Hay que crear un protocolo que evite la repetición de esta tragedia.

Don Arturo y Don Manuel, reúnanse y solucionen sus diferencias elaborando un plan conjunto para apoyar a los damnificados. El país se lo agradecerá y vera el rostro humano de dos empresarios exitoso.