El presidente declaró: “No soy un ambicioso vulgar. No buscaré la reelección. Soy partidario de la democracia”. Esas frases no las dijo nuestro presidente Danilo Medina, sino muy recientemente Andrés Manuel López Obrador, el actual mandatario mexicano. Y es que desde que se dio la revolución de ese país a principios del siglo XX allí predominan los postulados de Francisco Madero y su famosa frase: “Sufragio efectivo. No reelección”.
Pero lo que sí es totalmente nuevo es la modificación constitucional que auspició y logró López Obrador, no para reelegirse, sino todo lo contrario, para establecer, por primera vez, una consulta popular, un plebiscito a los dos años de juramentarse, para que el pueblo decida si debe continuar con su período de seis años, o si debe de renunciar, es decir la posible revocación de su mandato. En adición, ha prometido no buscar la reelección en el 2024.
En contraste, entre los dominicanos ha existido la norma y el vicio de la reelección. Santana fue presidente tres veces, Báez en cinco ocasiones, Cabral en dos, Ulises Heureaux (“Lilís”) en tres periodos, Horacio Vásquez en dos y si no es por Trujillo hubiese tal vez llegado a tres. El propio Trujillo estuvo treinta y un años en el poder, reeligiéndose, o colocando a gente muy débil como presidentes. Balaguer reinó para un total de veinte años, Leonel Fernández durante tres períodos y ahora desea continuar para un cuarto, Hipólito Mejía fue presidente una vez, trató de reelegirse, sin éxito y ahora sigue aspirando y Danilo Medina está ejerciendo su segundo período y sus seguidores lo aúpan para un tercero.
Desde la desaparición de Trujillo tan solo tres presidentes, todos perredeístas, no optaron por la reelección, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Juan Bosch.
Bosch es idolatrado por sus seguidores en el PLD. Puentes, aeropuertos y urbanizaciones llevan su hombre. Muchos peledeístas se jactan de haber sido alumnos del “Profesor”, en sus círculos de estudios, pero es obvio que se les ha olvidado, o quieren olvidar, lo que este hizo, o enseñó. Citan, por ejemplo, que Bosch tuvo personalmente que ver con la redacción de la Constitución que su gobierno logró pasar durante su mandato en 1963.
Pero no mencionan que esa Constitución, en su Artículo 123, prohibió la reelección presidencial. Tanto Leonel Fernández como Danilo Medina se han reelegido, contradiciendo la prédica boschista. El pueblo dominicano hasta ahora tiene como posibles opciones en el 2020 a tres candidatos, Fernández, Medina y Mejía, quienes entre ellos han gobernado 24 años. De los candidatos de partidos mayoritarios tan solo Luis Abinader representa una “cara nueva” y aun así dentro de su partido es cuestionado por un ex presidente. Dentro del PLD hay varias “caras nuevas” presidenciales. En varias ocasiones hemos opinado que ni Fernández, ni Medina, ni Mejía deben de ser candidatos.
Cambiando de tema, algunos habrán notado cómo en la entrevista que le hizo Alicia Ortega a la embajadora norteamericana esta última advirtió sobre el peligro de que puertos dominicanos terminarán en manos estatales chinas, una obvia referencia a la ampliación y modernización de Manzanillo. Eso coincidió con la entrega en Panamá de un estudio de factibilidad realizado por una empresa estatal china sobre la viabilidad de un tren que desde Ciudad de Panamá llegase a la frontera con Costa Rica. Allí la encargada de negocios norteamericana también solicitó “un análisis cuidadoso para ver si es rentable”. En nuestro país tanto Leonel Fernández como Miguel Vargas Maldonado y Luis Abinader han propuesto trenes y ya hacia finales del último gobierno de Fernández éste recibió un estudio de una empresa estatal francesa que evidenciaba que un tren de carga y pasajeros desde Haina a Santiago requeriría de un fuerte subsidio estatal.
No ha sorprendido, pues, que en la anunciada agenda para la reunión del fin de semana pasado con jefes de Estado del Caribe, incluyendo a Danilo Medina, con el presidente Trump en su mansión de Mar-a-Lago (fue ofrecida a Trujillo en los años treinta por su cabildero Joseph Davies) se incluyera, además del tema venezolano, el de cómo “enfrentar las prácticas económicas depredadoras de China”.