I.-  El presidente Abinader, para gobernar  que se acerque a gente buena

1.- Todos los seres humanos que hoy habitan en el planeta tierra, están atravesando por una  coyuntura sumamente complicada, principalmente como consecuencia de la pandemia generada por el coronavirus, que ha traído la COVID-19, que ha matado a más de 2, 785,296 y contagiando a 127 millones de personas.

2.-  La pandemia ha creado un pandemónium, no  solamente en países subdesarrollados,  sino también  ha conmocionado   a  potencias capitalistas altamente desarrolladas. El sosiego ha desaparecido, y el estado normal de calma no se sabe cuándo ha de llegar.

3.- El ambiente que vive hoy nuestro país, no es para  personas que están en la política de mezquindades. Lo que manda  el momento es de comprensión, solidaridad, sentido común, sensibilidad y nada de bellaquería politiquera. Está de por medio la difícil situación material y espiritual de las grandes mayorías nacionales.

4.- El presidente Luis Abinader,  tiene  la posibilidad,  colocándose por encima de su  investidura, y poniendo su reloj político en hora, comprender que el momento  requiere pensar con suma sensatez y gran dominio del actual espacio social, económico y político. Hay que  accionar la modestia  cuando de ella requieren las circunstancias.

5.- Lo que ha acarreado la pandemia es para los gobernantes de turno recibir  el concurso sincero de mujeres y hombres comprometidos con las mejores causas de sus  connacionales.

6.- Pensando en lo que se llama pueblo, reconociendo la crisis económica, social y sanitaria, lo que manda la realidad del país es que el presidente Luis Abinader,  tome la iniciativa de plantear, en alianza con gente buena, un amplio programa dirigido a hacerle la existencia menos pesada a los que aquí son los más, el pueblo humilde; los trabajadores, aquellos que viven de la venta de  su fuerza de trabajo, y a los que no están insertados  en el mercado laboral.

7.- El gobierno presidido por Luis Abinader,  no está en condiciones de, por  sí solo,  enfrentar las dificultades actuales que golpean, fundamentalmente, a la mayoría de la población dominicana. Lo que pinta el panorama nacional, no es para  administrar  como un alma en pena,  ni en unión de grupos individualistas.

8.- Si el presidente Abinader, fuera de toda politiquería, da un paso adelante, demostrando que sinceramente quiere hacerle   la vida   menos calamitosa al pueblo, depende de su buena voluntad. Le basta  con acercarse a lo mejor del país, pensando en los marginados de la sociedad, y separarse  un poco de la minoría nacional que  hoy luce que le arropa.

9.- Para ejecutar en provecho de los oprimidos  en lo económico y social, hay que  estar presto  para ligarse con mujeres y hombres en disposición de obrar despojados de conveniencias individuales, aunque consciente  de que va a tener como adversarios a los que solo piensan en satisfacer sus insaciables pretensiones.

10.- Precisamente, en esta Semana Santa,   deben caer bien en los oídos del presidente Luis Abinader, las palabras del arzobispo Francisco Osoria, quien ha dicho: “Jesús pasó por la vida haciendo el bien, no se identificó con el poder romano ni con las autoridades religiosas de su tiempo, y se preocupaba por los pobres, por los excluidos, los pecadores, las prostitutas, los inmigrantes, los refugiados y por todas las mujeres, que en esa época, no eran tratadas como personas”.[1]

II.- A qué  responde mi posición en este escrito

11.- En ningún momento, bajo circunstancia alguna trato de ser consejero presidencial, como tampoco hacer el papel de bombero social. No me queda  bien colocarme el traje de prohijar ambientes para apagar un fuego social o que se detenga su intensidad.

12.- Políticamente, no creo en la tesis de que, entre peor, mejor. La felicidad de los pobres no se logra procurando sus pesares. No se detienen los procesos sociales por el hecho de reclamos limitados ante crisis profundas. Deshumanizarse para lograr objetivos políticos no es propio de luchadores que confían en el poder de decisión de las fuerzas motrices llamadas a crear un nuevo orden, libre de desigualdades.

13.- No es renunciar a la lucha social, a la brega por cambios verdaderos, ni postergar la modificación de statu quo, procurar ahora que sea menos difícil la situación de las masas populares. No dejamos de perseverar cuando por una situación coyuntural reclamamos lo necesario y posible con el objetivo de una causa justa.

14.- No se sofoca, jamás se extingue el fuego creado por las contradicciones propias de un sistema social en decadencia por el hecho de que se reclamen conquistas parciales que benefician a los oprimidos en el curso de un proceso social indetenible. Por alcanzar cambios limitados no se postergan las grandes transformaciones.

15.- De ninguna manera puede verse como demostración de querer aparentar ser agradable y sereno ante los adversarios políticos, el hecho de plantear soluciones limitadas en el curso de una crisis social. Al plantear mi posición respecto a la necesidad de que el presidente Abinader reciba el concurso franco, abierto, de los hombres y mujeres que aquí no buscan aprovecharse de nada material, lo hago pensando en el dificil momento que hoy vive la mayoría del pueblo dominicano, a la cual le está haciendo falta hasta un plato de comida.