Introducción:

En este VI Seminario sobre Historia Local: “Puerto Plata en el siglo XIX y principios del siglo XX”, organizado por la Academia Dominicana de la Historia, celebrado en uno de los salones de Casa de Cultura de nuestra ciudad de San Felipe de Puerto Plata, nos proponemos desarrollar la ponencia, bajo el título: Presencia de ciudadanos ilustres en Puerto Plata en el siglo XIX.

Como dijo el prolífico escritor e historiador Lic. Emilio Rodríguez Demorizi:

“Puede afirmarse que Puerto Plata fue la más cosmopolita de las villas dominicanas. Allí se radicaron, desde el siglo pasado, (léase siglo XIX, J. V.) numerosos extranjeros que allí fundaron sus hogares, no sólo  provenientes de la América sino también de Europa”. (1)

Allí se establecieron: Loynaz, Ginebra, Batlle, Demorizi,  Zeller, Heinsen, Barrera, Sanders, Briceño, Camps, Plá, Rodríguez Arresón, Capestany, Lockward, Brugal, Lithgow, Puig, Tesón, Llibre, Finke, Grisolía, Poloney, Menard, Estrada, Doorly, Paiewonsky, Figueroa, Cisneros, Vinelli, Pappaterra, Imbert, Sarnelli, Perrotta, Goede, Behal, Campagna, Schild, Llinás, Mathieu, Canavati, Ferrari, Amell, Guigni, Torres, Hall, Bournigal, Simon, Mc kinney, Arthur, Divanna, Ornes, Lister, Carrau, Leroux, Ariza, Puyans, De Lemos, Gilbert, Jacobo, Lithgow, Ashton, Prud Homme, Villalón, Dubus, Dubocq, Bentz, Landrau, Callot, Oller, Delgado, Kunhardt, Rainiere, Bircann, Aguilar, Monagas, Dottín, Curtin, Vales—Simpson, Schewerer, Miller, Kingsley, Nugent, Knapp, Estrada, entre otros…

En la parte española de la isla de Santo Domingo, se habrían de producir grandes acontecimientos en el siglo XIX.

Para ese entonces se gestaban cambios profundos en la estructura social de la parte occidental de dicha isla. La primera fue la proclamación de la República de Haití, en 1804.

La situación en que se encontraba Puerto Plata, es narrada por C. Lyonnet, en su Estadística de la parte española de Santo Domingo, de la forma siguiente:

“…Desde la Bahía Escocesa hasta más allá de La Isabela se extiende una gran llanura pero sin cultivo, salvo en algunas plantaciones rudimentarias en las cercanías de Puerto Plata y La Isabela. Puerto Plata es el único pueblo que se encuentra allí, y se puede evaluar la población de la costa en tres mil quinientos individuos. Desde la cesión a Francia, varios franceses han emprendido cortes de madera del lado de Puerto Plata”.(2)

Desde Puerto Plata a Nagua y todo el Cibao, tenían como mercado principal el Guarico, o sea, el área comprendida entre Trois Riviere, Port de Paix, Limbé, Acul, Cabo Haitiano y Fort Liberté. La pequeña burguesía cibaeña con el correr de los años basaría su poder económico en el cultivo y mercado del tabaco y comenzaban ya a fortalecerse.

Como podemos ver, estos vínculos comerciales que sostenían entonces los habitantes del Norte y del Cibao con los haitianos, fueron prohibidos por el general francés Jean Louis Ferrand, quien había establecido su cuartel general en aquella zona.

El gobierno de la colonia, presidido por el general Kerverseau, fue reemplazado por el general Ferrand, lo que trajo como consecuencia un desplazamiento hacia el Sur del poder militar que aquél había establecido en el Norte y el Cibao.

A causa de este desplazamiento del poder militar, los descontentos habitantes del Norte y del Cibao acordaron integrarse a la República de Haití, bajo el nombre genérico de Departamento Cibao, siendo designado como gobernador el señor José Campo Tavárez, del recién creado Departamento.

Años más tarde, medidas de tipo económico implantadas por el Gobierno de Dessalines disgustaron a los habitantes del Departamento Cibao, lo cual no llegó a un rompimiento de las relaciones que sostenían con Haití.

Esas relaciones político—económicas fueron tan estrechas, que en el mes de mayo de 1804, el general Ferrand fracasó en un intento de producir la separación del Departamento Cibao de la república de Haití por medio de las armas, lo cual lograría posteriormente reincorporando nuevamente toda esa región a la colonia francesa.

Según dice Juan Bosch:

“…en 1812 ya Santiago era la plaza comercial del tabaco y Puerto Plata era el puerto de salida para todo el tabaco que se vendía en el exterior y el puerto de entrada de los artículos que se adquirían con el dinero que dejaba el tabaco, y ésa, precisamente, era la razón de que el Dr. Morilla pudiera exceptuar a ambas ciudades del panorama general de miseria en que vivía el país”. (3)

Notas
  1. Noticias de Puerto Plata. Santo Domingo, Editora Educativa Dominicana, 1975, página 225.
  2. Emilio Rodríguez Demorizi. Cesión de Santo Domingo a Francia. Santo Domingo, Impresora Dominicana, 1958, página 611.
  3. Composición social dominicana. Historia e interpretación. Vigésima edición. Santo Domingo, Editora Alfa & Omega, 1999, página 214.