Menos mal que dentro de este mundo de pesimismo que afecta la economía mundial, en esta semana tres noticias positivas ayudan a cambiar los ánimos. Una es que las bolsas mejoraron algo, otra que los parlamentos de Alemania y Finlandia aprobaron ampliar el Fondo (de Rescate) Europeo de Estabilidad Financiera, con lo cual suspira Grecia, y la tercera es que la economía estadounidense creció algo más de lo originalmente anunciado en el segundo trimestre del 2011.
Porque fuera de eso, el mundo se encuentra en estado de shock, al generarse tanto ambiente negativo, que muestra un camino hacia una aparentemente inevitable recaída de la crisis. Esta comenzaría por el default de Grecia, con probables repercusiones hacia toda Europa y de ahí al mundo. Tanto es así que, en un gesto sin precedentes, no sólo el Secretario del Tesoro de los EUA, sino el propio Presidente Barack Obama, más los gobiernos de China, Reino Unido y Japón se han pronunciado de manera inusualmente enfática para reclamar a Europa, léase a Alemania y al Banco Central Europeo, que hagan algo contundente y rápido ahora.
"La crisis fiscal europea está asustando al mundo. (Sus líderes) están intentando tomar decisiones responsables, pero no están siendo todo lo rápidas que deberían ser" dijo Obama. Ante la sucesión de reclamos, de presentarse una nueva recesión mundial, o algo peor, todos los dedos acusadores conducirían hacia el Banco Central Europeo y el gobierno alemán, más los gobiernos de otros países, de menor dimensión, que giran en torno a Alemania. Esos dedos también apuntarían hacia el nuevo fundamentalismo derechista de la política norteamericana (Tea Party), y quién sabe si hacia el propio Obama, por su debilidad conciliatoria frente a estos grupos, nada más que pensando en su reelección.
Si nos detenemos un poco en el gráfico que acompaña este artículo, podremos entender un poco la razón de las grandes discrepancias entre el liderazgo económico del mundo. El asunto es que desde el 2008 los gobiernos comenzaron a aplicar políticas expansivas para conjurar la crisis. Pero eso implicaba gastar más dinero sin cobrar más impuestos, lo que conducía a mayor endeudamiento.
El gráfico muestra que el coeficiente de deuda pública respecto al PIB se elevó mucho en todos los países desarrollados. En contraste, en las economías llamadas emergentes, la deuda no solo es relativamente baja, sino que no ha subido.
Al ver la magnitud que ha alcanzado dicha deuda, los mercados financieros han reaccionado con dudas respecto a la capacidad de pagos, pero eso sólo ha ocurrido en los casos de algunos países, que ni son los más grandes ni los más endeudados, y se han ensañado contra ellos, obligándolos a pagar altos intereses y hundiéndolos más.
Una parte del liderazgo de los grandes países ha comenzado a presionar para bajar los gastos públicos, pero no previeron la recaída en la producción y el empleo. Ahora los gobiernos y los organismos internacionales saben que hay que gastar más, para reanimar la economía, pero si gastan más la deuda sigue subiendo. Ahora bien, si gastan menos (caso Grecia), además de las penurias a que someten a sus pueblos, el PIB se reduce, aumenta el ratio deuda/producto, y las posibilidades de impago pueden ser peores. Se enfrentan a un dilema, de si preocuparse mucho por la situación de su gente ahora, que necesita comer, o de si preocuparse más por las señales de los mercados.
Pero ese es un dilema que afrontan los gobiernos particulares, como Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, pero no la comunidad de naciones. Un país en particular no tiene opciones (excepto Estados Unidos) pero la comunidad europea en su conjunto sí tiene. Y Alemania y el BCE dizque preocupándose por la posible inflación, como quien se preocupa por una picada de hormiga cuando lo que tiene es un tumor.
Es decir, hay un problema de liderazgo. Por eso alguien ha dicho que este proceso se inició como una crisis de deuda privada (hipotecaria), se convirtió en una crisis bancaria, de ahí pasó a una crisis de la economía real, posteriormente a una crisis de deuda pública y ahora ha devenido en una crisis de políticos.