Si hay  algo que hoy preocupa al mundo no son solamente las guerras existentes en algunos países, sino por la hambruna que afecta a más de mil millones de seres humanos, especialmente en África donde niños y adultos mueren como  moscas por falta de comida.

Los vaticinios para revertir ese proceso no son nada halagadores. Hace pocos días, el nuevo director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la alimentación (FAO) el brasileño Graziano da Silva, aseguró que la volatilidad de los precios de los alimentos persistirá en este año 2012. Eso quiere decir que continuará la especulación financiera con productos tan sensibles como los alimentos y el petróleo, lo que sin duda alguna afectará a los países importadores, entre ellos la República Dominicana.

Esto es aparte de que la situación podría agravarse si continúan las graves tensiones entre Irán y Estados Unidos. Este último ha desafiado la advertencia de Irán de que sus barcos no entren al estrecho de Ormuz, vital para el transporte de petróleo a occidente. Si se produce un enfrentamiento bélico, el petróleo subirá automáticamente y los precios de los alimentos también.

Esto es sin contar qué pasará en lo adelante entre las dos Corea. El sucesor de la dinastía de dictadores que han gobernado a Corea del Norte es un joven sin experiencia, que más bien tiene la apariencia de un luchador de artes marciales. Ese jovencito tiene en sus manos la posibilidad de desatar una guerra nuclear.

Si echamos a un lado todo eso, deberíamos también poner atención a lo que dice la propia FAO, de que si no se aumenta la producción de alimentos, el problema será mucho peor.

Eso nos obliga a reflexionar sobre cómo andan las cosas en la República Dominicana.

Es cierto que ha aumentado la producción en muchos rubros agrícolas, principalmente leche en polvo y  arroz, pero continúan las importaciones de muchos que podríamos producir localmente.

No podemos ignorar el crecimiento de la población, tanto la local como la extranjera, como es principalmente la haitiana, que ha aumentado enormemente, sobre todo después del terrible terremoto del 12 de enero de 2010, hace justamente dos años.

Ese aumento poblacional reclama una gran demanda de servicios, como son viviendas, electricidad, educación, salud, agua potable y comida, para lo cual debemos todos estar preparados. Sin embargo, hasta ahora ninguno de los aspirantes a la Presidencia de la República ha divulgado su Programa de Gobierno y cómo lo va a realizar.

En ese Programa, por supuesto, debe estar consignado con claridad qué haría el futuro gobierno en cuanto a la seguridad alimentaria y al  uso de cientos de miles de tareas de tierra que están ociosas y que podrían ser convertidas en importantes fuentes de producción de comida.

Entre la campaña electoral, la toma de posesión y los famosos cien días de tregua que se les dan a los gobiernos electos democráticamente, se pierde casi un año, tiempo suficiente como para haber comenzado a trabajar.