Catalina la Grande es reconocida como la más importante soberana de Rusia. En 34 años de gobierno expandió su territorio y estimuló el arte creando el  Museo Hermitage. Con 15 años de edad casó con quien sería el emperador Pedro III de la dinastía Romanov, para lo cual experimentó varios cambios: abandonó su nacionalidad alemana para hacerse rusa, se convirtió de la religión luterana a la iglesia ortodoxa rusa y dejó de llamarse Federica Augusta Sofía para asumir el nombre ruso Yekaterina, Catalina. Sufrió la desdicha de un matrimonio con un esposo de mucha edad y  decidió atraer a su alcoba otros galanes. Además dio rienda suelta a su ambición de poder. Al  percibir que su esposo la quería relegar, divorciándose de ella, fue parte de un golpe de estado que la coronó  emperatriz. Catalina compartió el poder por décadas con su preferido Gregorio Potemkin, 20 años menor que ella, culto, valiente y con propagados atributos masculinos. Potemkin combatió contra los turcos y sometió a Crimea bajo el dominio ruso, convirtiéndose en su gobernador. Para fortalecer su poder ante la emperatriz creó el llamado “efecto Potemkin” anticipándose más de dos siglos al actual “efecto de la percepción” y a la “sociedad del espectáculo”. Organizó viajes oficiales para que la emperatriz evaluara por sí misma cómo eran las ciudades de su imperio y cómo vivían sus súbditos .Recreando la tramoya de un teatro móvil, Potemkin montaba en las regiones a ser visitadas fachadas de cartón, que simulaban ser viviendas confortables y edificios suntuosos que  tapaban míseros villorrios. Catalina observaba desde barcazas en el río Dniéper y  colinas lejanas dizque por seguridad. Delante de las fachadas pobladores locales, asalariados, vitoreaban a Catalina. En las noches se movía el entramado para simular  otra falsa aldea feliz en la ruta de la emperatriz, que retornaba a San Petersburgo satisfecha, sin darse cuenta del engaño.

Quienes  ocultaban la realidad a Catalina eran sus súbditos. Al contrario, en el caso de Danilo es el  mismo gobernante que hace su propio montaje del “efecto Potemkin” para eliminar la transparencia creando un muro mediático y jurídico, tratando de impedir a sus gobernados y al mundo conocer los costos reales y otras tratativas de Punta Catalina, que es la clara evidencia de su fracaso como gobernante. Esa estrategia podría definirse con un término   místico usado por Borges en 1928: “escondibilidad”, pues se esconden los hechos intentando garantizar impunidad a pecados imperdonables.

Punta Catalina se anunció en el 2012 hace 8 años en ocasión del viaje de Danilo a Brasil durante la transición. El primer picazo fue el 15 de Diciembre del 2013 y se inauguraría 62 meses después, este 17 de marzo, atrasada más de 2 años. Ese día ¿habría escondido Danilo a quienes perpetraron “el competidor virtual” y que recibieron pagos de Odebrecht?; ¿habría ocultado a FTI, que manipuló cifras para proclamar, falsamente, que la planta no tenía un precio sobrevaluado?; ¿habría callado mencionar su falsa promesa de eliminar apagones y reducir tarifas? ; ¿habría ocultado   que el arbitraje real era de 973.2, no de 708 millones de sobrecostos?; ¿habría tapado que no cobró a Odebrecht más de 200 millones por atrasos?; ¿habria callado que pagaría sobrecostos violando su palabra y la recomendación de su propia Comisión?;¿continuaría ocultando el costo real de la planta?; ¿habría escondido su dispendio de 11,400 millones  en subsidio eléctrico?; ¿habría querido desligarse de Lula y aunque fue co-gestor del proyecto no lo invitó a la frustrada inauguración como mandaría su vinculación ideológica?  En agosto 2 del 2019 publicamos el artículo “Punta Catalina causó la derrota de la re-reelección de Danilo” y  ahora también causó su pérdida en comicios municipales. Además,  propiciará el triunfo del “Cambio” y el fracaso del delfín de Danilo  y del PLD en mayo, como rechazo a la corrupción.

Ya nadie se engaña. Basta con leer las críticas a Punta Catalina y al Gobierno de Danilo en el reciente “Informe sobre Derechos Humanos 2019” del Gobierno Americano que contiene una amplia sección sobre “Corrupción y falta de transparencia en el gobierno” .Allí se hace referencia a los iniciales 92 millones de dólares de sobornos y a los 39.5 adicionales pagados desde la “División de Operaciones Estructuradas”, que el Gobierno autorizó  a radicarse en nuestro país , diseñada para tratar de  ocultar sobornos camuflando  transferencias a cuentas con pseudónimos o “Codinomes”. Los Americanos critican que “…la Oficina del Fiscal General interrogó a consultores financieros involucrados en el proceso de licitación de la planta, pero no presentó ningún cargo adicional” aunque confesaron que recibieron pagos multimillonarios  desde esa nefasta División. Perú logró que Odebrecht desenmascare  82 “Codinomes”, probando que si no se identifican los “Codinomes” de sobornados locales es  por falta de voluntad y complicidad de quienes aquí  practican la “escondibilidad” y promueven la impunidad.