Antecedentes de las vanguardias dominicanas
La Escuela de Letras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), realizó un seminario los últimos dos días finales del mes pasado, con el tema de El lenguaje como soporte del pensamiento, en el cual distinguidos profesores e intelectuales participaron. Entre ellos coincidimos dos escritores, Diógenes Céspedes y yo. Mientras él desarrolló una temática político-literaria que aparecerá hoy también publicada, yo hablé de los antecedentes de nuestras vanguardias.
Señalé que había aceptado la invitación de la profesora Riselda Perdomo Directora de dicha escuela, porque teníamos documentos nuevos para el debate que no incluimos en nuestro libro Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas (Editora Nacional, 2011), además de insertar lo que ya habíamos investigado: Los hechos son inmutables. Solo cambia la forma de expresarlos.
Una de esas novedades lo constituyó la edición en Santo Domingo días antes de los seis meses después de publicado en Italia el 5 de febrero y en París el 20 de ese mes, el Manifiesto del Futurismo de Filipo Tomaso Marinetti (1876-1944), en el No. 132 del primero de agosto de la revista La Cuna de América, con una explícita introducción y el manifiesto completo. De modo que los jóvenes poetas dominicanos pudieron a partir de esa fecha asimilar la vanguardia por la audacia y realmente novedosa temática planteada en sus once mandamientos, en un país levantisco y guerrero como el nuestro, a pesar de la paz “del preso por la guardia de Mon” imperante a la sazón, que bien pudieron ver como un llamado a la violencia y que un siglo después parece que al fin se convierte en el mundo entero en una terrible realidad:
«1) Cantar el amor del peligro, el hábito de la energía, la temeridad.
2) Los elementos esenciales de la poesía han de ser el valor, la audacia y la rebeldía.
3) La literatura hasta hoy ha glorificado la inamovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros por el contrario, queremos exaltar el movimiento agreste, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso, la bofetada y el puñetazo.
4) El esplendor del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la rapidez. Un automóvil de carrera con su cofre ornado de tubos como serpientes de aliento explosivo, un automóvil rugiente que parece precipitarse contra la metralla, es más hermoso que la victoria de Samotracia.
5) Debemos cantar al hombre que maneja el volante.
6) El poeta debe gastar su vida con calor, brío y prodigalidad para aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.
7) Ya no hay belleza sino en la lucha. No puede existir una obra maestra sin carácter agresivo. La poesía tiene que ser un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para obligarlas a doblegarse ante el hombre.
8) Somos los promontorios extremos de los siglos. ¿Para qué mirar hacia atrás, desde el momento en que nos es necesario abrir las puertas misteriosas de lo imposible? El tiempo y el espacio murieron ayer. Vivimos ya en el Absoluto, puesto que hemos creado la eterna rapidez omnipresente.
9) Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo, y el militarismo, y el patriotismo y el gesto destructor de los anarquistas, y las bellas ideas que matan, y el desprecio de las mujeres.
10) Queremos destruir los museos, las bibliotecas, combatir la moral, y el feminismo, y todas las cobardías oportunistas y utilitarias.
11) Cantaremos las grandes multitudes agitadas por el trabajo, el placer y la rebelión; las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; las vibraciones nocturnas de los arsenales y de las canteras bajo las violentas lunas eléctricas; las estaciones de ferrocarril devoradoras de serpientes que humean; los puentes que con saltos gimnásticos se lanzan sobre la cuchillería diabólica de los ríos asoleados; las fábricas suspendidas en las nubes por las cuerdas del humo; los buques aventureros corriendo por el horizonte; las locomotoras de fuerte pecho que relinchan en los cielos cual enormes corceles de acero con bridas de largos tubos; el vuelo de los aeroplanos, cuyas hélices tienen alegrías de banderas y aplausos de populacho entusiasta.
Además pudieron leer en una carta a Marinetti del poeta español Eduardo Marquina (1879-1946) en la revista Osiris No. 12 del 12 de mayo de 1910, entre otras cosas sobre el versolibrimo que propugnaba en su revista Poesía el italiano. Además de una serie de detalles de otros escritores nuestros y referencias de noticias en las ciudades italianas. Especialmente lo de Federico García Godoy (1857-1924), que ya habíamos comentado en nuestro libro citado.
El otro asunto novedoso en nuestra literatura fue la formación del Grupo Los Nuevos fundado en 1910 en esta ciudad, de lo que se tenía algún conocimiento, pero no los detalles que expuse: Un artículo del poeta banilejo Arquímides Cruz publicado en la misma revista Osiris en el No. 19 del 1ero de septiembre, con el título de Nuevos rumbos, en el cual indicaba que Los Nuevos, a pesar del nombre y de que se conocía el Futurismo, apoyaban “las nuevas tendencias literarias, predominantes en casi todos los pueblos de América Hispánica”, que naturalmente respondían a las parafernalias modernistas, ya que las vanguardias en nuestros países todavía no habían asomado sus rostros, a pesar del futurismo.
Otro aporte fue lo de la revista Crisantemos en su primer número de mayo de 1912, que en el editorial titulado Pórtico, señala entre otros detalles al Padre Apolo, divino e inmortal, invitando a los nuevos poetas, entre ellos a Vigil-Díaz (1880-1961) con su sinfonía pánica, a colaborar. Detalles indudables de modernismo.
Pasamos entonces a una visión de Góndolas, de acuerdo con los nuevos documentos señalados, bastando ver las dedicatorias, que no fueron a Marinetti ni a asuntos vanguardistas, sino nada más y nada menos que a Venus o Afrodita: Para ti ebúrnea risa de los mares de Chipre, donde la eufonía de la “Belleza” fue.
Indicando más detalles parnasianos en ese texto que tradicionalmente se dijo que era vanguardista, y no solo eso, sino el primero de América, mentira que hemos repetido hasta la saciedad, antes y después del año 2000 con el libro Vigil Díaz y Zacarías Espinal –Obras, de Diógenes Céspedes, donde se señala que Zacarías fue el primero en publicar unos poemas vhedrinhistas, dando pena que se siguiera repitiendo después. sobre todo de nuestro libro citado, cuando ninguno de los que han sostenido esa patraña literaria aportaron los nombres de los medios publicitarios donde en 1912 al publicarse Góndolas, se proclamara tal movimiento y ni siquiera un ejemplo de sus audacias citando siquiera un aeroplano o algún artefacto moderno, ni siquiera un ferrocarril o un automóvil, que le hubieran dado el aura futurista. Especialmente porque hubo una segunda edición aumentada con prosas ajenas (la primera de un libro de poemas realizada en el país) en 1913, en la cual dos escritores, Gustavo Mejía Ricart (1893-1950) en el prólogo, donde lo menos que le dice es plagiario, y su íntimo amigo, Ricardo V. Sánchez Lustrino (1886-1915), al insistir en el detalle de que Vigil amaba no a la mujer sino a todas las mujeres, que era un principio Vargavilesco, lo contrario de lo antifeminista del Futurismo; amén de otros destellos parnasianos.
Más adelante, hablamos de otros asuntos de los que ya habíamos hecho referencias, pero que siempre es conveniente recordar.
Citamos unos textos publicados en 1913 y en 1915 por el poeta boricua Luis Lloréns Torres (1876-1944), de los que tuvieron conocimiento los fundadores del postumismo (admitido expresamente por los tres), de sus dos ismos: El Pancalismo, de pan, todo y kalos, belleza: Todo es bello, y el Panedismo, de pan, todo y edus, verso: Todo es verso. Proclamando la libertad total del poeta para cantar lo que fuese y de la manera que le diese la gana. Sin embargo, no llegó a movimiento por falta de seguidores, aunque influyera dentro y fuera de su isla. En ningún momento se refiere al futurismo, aunque es indudable que una persona entendida, seis años después de la proclama, debió conocerlo.
Dos años después se estremecería la juventud literaria con un artículo del venezolano Napoleón Acevedo (1896-1961) publicado en la revista Letras el 27 de abril de 1917 con el título de La poesía futura, que concluye:
«Un poeta quiere vaciar en versos sus emociones intactas, no puede estar pendiente de si tal o cual verso terminó en ada o ida, Los malos poetas, los que no harán versos libres, porque el verso libre necesita ideas y ellos no saben poner en los suyos sino música de palabras bonitas, dicen que el no usar la rima significa sentirse incapaz de dominarla… Es un error, pues todo aquel que sepa su idioma conoce la condición servil de las palabras.»
«Todo vocablo tiene su música íntima y todo pensamiento armonioso y toda idea bellamente expresada, puede ser verso, aunque no lleve marcados los acentos que la retórica exige.»
«Pero en Francia muchos de los poetas jóvenes, entre ellos Paul Claudel, usan en sus poemas una prosa que tiene sonoridades de verso, sin llegar a la vulgar monotonía de esas prosas que denominan poesía rimada. Paul Claudel ha dicho: Yo me diferencio de los simbolistas en que ellos vienen del alejandrino y yo de la prosa. Este poeta, tal vez sin darse cuenta de ello, ha establecido la forma poética que prevalecerá en el futuro.»
Luego referimos de un poeta argentino llamado Bartolomé Galíndez (¿….?, cuyo libro Poemas modernos y exóticos fue comentado en 1919 por Francisco Prats Ramírez (1898-1968), especialmente por esta observación que debió interesar vivamente al entonces muy joven Zacarías Espinal (1901-1933) que debió leer el libro, que entonces circularía de mano en mano y la curiosidad por lo comentado fomentaría el deseo de comprobar:
“Bartolomé Galíndez sigue en su libro las huellas de los grandes poetas de América. Lo que ellos han cantado, en castellano de alma y de palabras, «a la tristeza del inca o a la princesa» por ejemplo, él lo canta a un sultán enfermo que «ya no mira danzar a su Kadina» en un idioma lleno de extrañas palabras desconocidas.” Y realmente, el futurismo de ese poeta hizo exactamente eso, en un libro que nunca se publicó, pero que lo comentó Vigil-Díaz en el prólogo que dio a conocer en su libro Del Sena al Ozama (1922), pero que había sido citado en 5 de julio de 1921 en la revista L… donde entre otras cosas le habla de:
“La dorada y frágil vitrina donde el poeta, con suma curiosidad y suma audacia, muestra sus primigenios malabarismos teratológicos, las mentas de su quintaesenciada neurosis psico-cerebral en pomos laboriosamente cincelados, o los aterciepelados estuches de sus plateados bombones cubistas y abracadabrantes, muy propios para endulzar los menúes peptonizados y el paladar invertido del histérico y artificioso, del aberrante y desdichado Duque Des Esseintes”, donde por primera vez se acusa a un poeta criollo de usar elementos cubistas, es decir, vanguardistas.
Comentamos entre otras cosas que figuran en nuestra obra citada, lo de un libro de Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), artículos de Lorenzo Despradel (Muley) (1873-1927), la edición en 1919 de los poemas de Domingo Moreno Jimenes (1894-1986) que dieron Origen al postumismo según Rafael Augusto Zorrilla (1892-1937) y datos de Andrés Avelino (1899-1974), pero especialmente de otro aporte: De lo que el entonces joven cuentista Ángel Rafael Lamarche (1899-1962) publicó en la revista Letras el doce y el veinte de junio de 1920 con el título de El futuro credo del arte que a nuestro juicio motivó a los postumistas a proclamar su movimiento. Luego aparecieron las conclusiones que no incluimos en este relato periodístico, ya que vamos a finalizar este recuento con algunos párrafos de los pequeños ensayos periodísticos de Ángel Rafael.
“¡Ha llegado la hora, realicemos el nuevo credo, para cuya solemne ejecución, llaman a los corazones, con armonía angustiosa las cadenas seculares!… En él se sintetizarán de manera elevada, las escuelas de hoy, sin tomar en consideración sus reglas restrictivas, reduciéndose a fijar como base y regla, este sencillo principio: «para los que con expresar los sentimientos, los estados espirituales a la dinámica de la Naturaleza» de esta guisa, cada cual podrá crear, acorde a su temperamento, obedientes tan solo a la voz del espíritu, sin que puedan imponer su autoridad de manufactura o de almacén, los troqueles, para acuñar ideas a tipo fijo, y las cintas métricas para exigir corte y multiplicidad de figurín; habrá comenzado el imperio verdadero del Arte donde solo las conciencias iluminadas por la dulce trilogía de Libertad, Verdad y Fe, realicen el divino milagro.”
“La poesía requiere el abandono del encasillado de la simetría banal que la priva en las más de las veces, de clara y emotiva explosión de ideas y sentimientos; necesita hacer que la música del ritmo viva en la intensidad rítmica de las palabras y no en polvorientos trastrueques, que llega a ser en verdad lo que significa la vibración armónica del espíritu en profunda liga con el pensamiento!…”
“«Arte puro y libre bajo la égida divina del espíritu distanciado por completo de los hueros pontífices hidrófobos de su esterilidad ante la savia de los nuevos, y quienes solo alcanzan impotentes de retener sus «glorias caducas» a fijar en nómina de mercería el número de los que se titulan pomposamente elegidos, el arte rebosante de amor, puro como los cultos de nuestra América y alma de nuestras mujeres; libre como las montañas que dirigen su reto al espacio y el ideal que palpita, inconfundible, santo, impetuoso, en nuestros corazones de hispano americanos, aceptadores únicamente del mandato de Dios.”
Lo demás, es historia; Ocho meses después, justamente, el 18 de marzo de 1921, los postumistas concurrieron a la dirección de la revista La Cuna de América a proclamar el movimiento, que, como tal, con manifiesto, grupo afín, proclama y todo lo demás, resultado ser el Postumismo es el más completo y el primero vanguardista con todas las características en Hispanoamérica, gracias, hay que decirlo, a las sugerencias de Ángel Rafael Lamarche y a las audacias de Andrés Avelino.