En nuestras últimas entregas hemos desglosado y advertido de las posibles etapas de la Pandemia del Coronavirus, incluso nombramos las primeras dos etapas como el Covid-19 y el Covid-Económico, haciendo alusión a las medidas sanitarias, a la reclusión social indispensables para impedir que se siga propagando, a las no menos indispensables medidas económicas que sirvan para contrarrestar la parálisis de la economía y poder suplir alimentos y recursos a los miles de varados y despedidos de sus empleos, así como a los del sector informal, que también han perdido sus fuentes de ingreso. 

Sin embargo, no debemos olvidar a una clase media y media alta, que vive en viviendas alquiladas o que deben sus casas, sus carros y que tienen que proveer el sustento a sus familias, incluyendo a los profesionales independientes como abogados, ingenieros, agrimensores, pintores, músicos, entrenadores deportivos, etc., que también han perdidos sus fuentes de ingresos, por lo que el Estado debe tratar de identificarlos y protegerlos, de forma que podamos lograr una efectiva cuarentena.

También nos referimos al Covid-Medina el cual corresponde a las incompetencias, las improvisaciones y la deshumanización de nuestras autoridades al politizar y aprovechar esta crisis para hacer negocios.

Sabemos que las medidas sanitarias y de aislamiento social indispensables para detener el contagio, provocan una segunda crisis económica que también requiere de una serie de medidas, que sin dudas debieron ser fruto de un consenso de todos los sectores de la sociedad, sin olvidar a ningún grupo económico y social que se pueda convertir en la chispa que encienda una tercera oleada o una tercera crisis.

No hay dudas de que manejar una crisis sanitaria y económica con politiquería, con improvisaciones y discriminando a grupos sociales o políticos, sin la transparencia en el manejo de los cada vez más escasos recursos del Estado, podría provocar el estallido de una crisis social sin precedentes, en la que se ponga en peligro la propiedad privada, el orden político social y solo Dios sabe que cosas más. Antes de que comenzara esta pandemia ya la sociedad se estaba manifestando en contra de la de las actuales autoridades, imaginemos ahora en medio de grandes necesidades económicas, un Estado que desconoce el llamado de consenso, el reclamo de más trasparencias y el de cero campañas aprovechando el dolor y la necesidad del pueblo; seria el Gobierno el único responsable de lo que pueda acontecer.