En múltiples ocasiones hemos alertado en este espacio de opinión y reflexión, sobre el riesgo que corre nuestro país de poner “todos los huevos” de su desarrollo económico en una sola canasta como la del turismo.
Esto así, en referencia a lo que muchos ya vienen llamando “espina dorsal” de nuestra economía, retrotrayéndonos a la negativa experiencia vivida en décadas pasadas con la industria azucarera, tomada en función, en ese entonces, de sostén casi exclusivo para el ingreso de dólares al país.
Es incuestionable la incidencia que tiene este sector en el conjunto de la actividad económica del país, si tomamos en consideración que los ingresos por este concepto alcanzaron el año pasado, el 8,4%, un aumento superior a los 7.7% del 2012. El propio gobernador del Banco Central señaló recientemente que el sector turismo registró un crecimiento acumulado de 77,1% durante el periodo 2000-2013.
A pesar de que este panorama pudiera considerarse como halagador, encierra un riesgo en términos de la fragilidad y susceptibilidad de esta industria, ante las cada vez más cambiantes y determinantes fuerzas externas.
Frente a esta realidad debe darse mayor apoyo a la Inversión Extranjera Directa (IED), que en opinión del Ministro de Industria y Comercio juega un papel clave en la economía dominicana, así como a la creación de la Ventanilla Única de Exportación (VUE), como ha pedido el Presidente de Adoexpo.
Todo ello, en razón de que en este mundo globalizado está más que demostrada la necesidad de establecer un posicionamiento y una imagen de nación, que ofrezca una real y diversificada ventaja competitiva en el mercado internacional.