1- Desde siempre me he preocupado por mantener cordiales relaciones con aquellas personas con las cuales establecí vínculos de amistad en mi niñez y años de juventud. Las relaciones de simpatía las sostengo sin importar condición social o pensamiento ideológico.
2.- Aquellos con los cuales me ligué por razones de vecindad, estudiantiles, culturales o políticas, han contado con mis afectos, querencia franca y trato cálido. Procuro hacer sentir bien a quien me ha demostrado sincera estima, aprecio sin reservas.
3.- José Antonio López, El Che, y yo, nos conocimos hace muchos años; ambos residíamos en Santiago, en los alrededores de la Plaza Valerio. Hicimos causa común en la lucha democrática. En varias ocasiones, El Che, sufrió persecución y prisiones por sus actividades y convicciones políticas.
4.- Mi amigo, El Che, ha accionado en el quehacer político nacional por apego a sus ideales y con coherencia. Ha hecho de la causa de los oprimidos la razón de su existencia y sin procurar beneficios materiales.
5.- Porque muy bien conozco a El Che, fue que, en agosto de 1970, ante una acusación infame de que fue víctima, por la Policía Nacional de la época, conjuntamente con otros militantes revolucionarios, no lo pensé dos veces para defenderlo ante los tribunales, en Santiago y en San Cristóbal, hasta lograr su libertad al ser declarado inocente de la imputación.
6.- He hecho referencia a El Che, porque ese ser humano sensible, combatiente por los derechos humanos, las libertades y la democratización de la vida pública del país, hoy se encuentra afectado de cáncer de próstata grado cuatro, con metástasis ósea. Además, está sometido a diálisis por infección renal.
7.- Pero lo peor, lo más lacerante es que El Che, carece de recursos económicos para sufragar los gastos de alimentos, medicinas, servicios médicos e internamientos. Él está subsistiendo por colaboraciones eventuales hechas por sus amigos y compañeros.
8.- Es loable el gesto solidario, la actitud asumida por las personas que conocen la hoja de vida de El Che y su historial de lucha, pero las simples contribuciones económicas no llenan por completo las necesidades que hoy acompañan a El Che, por la terrible enfermedad alojada en su cuerpo.
9.- Aquel ser humano que, como El Che, ha dedicado parte de su existencia a contribuir al mejoramiento de la sociedad donde vive, se hace digno de ayuda, de que se le extienda la mano cuando así lo necesita. Es el momento para que el humanismo se ponga al lado de ese ente social que le ha sido útil al país.
10.- Los integrantes de la sociedad que demuestran correcto proceder y aportan al progreso social e institucional, merecen el reconocimiento de sus conciudadanos y de los poderes públicos.
11.- No estoy recurriendo a sensiblería, sino que es propicia la ocasión para hacer realidad con El Che, lo que dispone el artículo 7 de la Constitución política vigente, en el sentido de que “la República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho…”.
12.- El Che, como ser humano y por la enfermedad que adolece; la falta de medios económicos e imposibilidad de realizar actividad laboral; y por sus méritos cívicos y ciudadanos, merece que el Estado dominicano, directamente venga en su amparo por medio del gobierno central, o por intermedio de sus órganos de servicio social.
13.- El objetivo de este escrito es para que llegue al corazón, y la sensibilidad combinada con la compasión, hagan posible que desde el Poder Ejecutivo salgan los medios económicos para hacerle menos pesada la carga y dolores de que es víctima el meritorio ciudadano José Antonio López, El Che.