En los últimos años hemos visto en nuestro país, un despertar social que procura reclamar la solución de problemas que nos aquejan. Este fenómeno es en sí positivo, no solo porque propugna mejoras sociales, sino que muestra un incipiente sentimiento de empoderamiento social; factor de suma importancia para lograr el desarrollo socio-económico de la nación.
Ahora bien, debemos preguntarnos si estas acciones son suficientes para lograr los objetivos trazados. Para ello debemos identificar al menos a grosso modo, cuales serían los objetivos. Si el objetivo es el de acaparar la atención pública con interés de protagonismo, es decir la atención por la atención misma, entonces sí podría concluirse que son suficientes estas acciones. Sin embargo, en lo particular entiendo que no se trata de eso, sino de lograr crear conciencia, convertirse en entes de presión eficiente y hacer que las decisiones tomadas por los gobernantes sean las adecuadas para satisfacer los reclamos en cuestión; en otras palabras, ser efectivos sujetos de desarrollo en la sociedad dominicana.
Para lograr esto, las acciones tomadas a la fecha no son suficientes. Además de la motivación, campañas publicitarias, campañas en redes sociales y movilizaciones de masas, es necesario el involucramiento político mismo, es decir, la conciencia de los dirigentes principales de estas movilizaciones de que debe haber un involucramiento de dirigentes políticos que apoyen real y sinceramente estas luchas, de forma tal que las movilizaciones cobren aun más tracción y más posibilidades de éxito.
Algunos de los dirigentes principales de estas movilizaciones civiles entienden que una relación con las fuerzas políticas sería mortal para su causa, pues consideran que es justamente el descrédito de ciertos partidos políticos y la inercia de muchos de ellos lo que ha dado pie a la existencia misma de estas iniciativas ciudadanas. Si bien es cierto que son argumentos que fundamentan el inicio de las movilizaciones, no menos cierto es el hecho de que esta exclusión de una integración cívico-política solo logrará retrasar aún más un posible desarrollo del real empoderamiento ciudadano.
Al apostarse por una separación de los actores de esta lucha social, no solo se dividen las fuerzas, incluyendo aquellas, como los partidos políticos, que además de tener poder de presión, también tienen poder de decisión, a través de congresistas y representantes municipales; sino que peor aún, en ciertos círculos políticos crea una oposición a dichas iniciativas, tal vez causadas simplemente por el celo del espacio público.
En conclusión, si el interés es realmente el de solucionar los problemas, si la intención es la de alivianar la carga que llevamos todos los dominicanos por acciones mal encaminadas de los gobiernos, entonces al mismo tiempo en que llamo a los partidos políticos a involucrarse en el proceso de lucha, igualmente llamo a los principales dirigentes de las movilizaciones civiles a que den claras señales de disposición de apertura hacia los partidos políticos. Esta unión, más que debilitar, logrará fortalecer las posiciones reivindicativas y en conclusión, producirán más y mejores resultados, en un menor tiempo.