El pasado domingo 20 de octubre se eclipsó lo que muchos analistas políticos en el país veían como algo imposible; la división política del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Para entender este hecho histórico transcendental, es menester visualizarlo desde el contexto histórico de las crisis políticas que han atravesado los grandes partidos políticos de la región, en las últimas tres décadas, tales como: El Partido Revolucionario Institucional (PRI), de México, Partido Liberal Colombiano, Partido Justicialista de Argentina, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), de Perú, entre otros.
Estas crisis hay que contextualizarla desde distintos matices, en especial desde el punto de vista: ideológico, sociológico y económico. La crisis que hoy vive el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tiene su génesis en la desaparición de la ideología del debate político nacional, que trajo como consecuencia, el brote de los vicios de la pequeña burguesía. Como muy bien lo explica el profesor Juan Bosch en su obra Composición Social Dominicana, la pequeña burguesía dominicana desde antes del ascenso del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina al poder, el 16 de agosto de 1930, el principal problema que enfrentaba esta clase social era la acumulación de capital. Por tal razón, la única vía que tenían para la acumulación de capital era a través del comercio. Magistralmente, el profesor Bosch explica en su texto, que esta fue una de las razones principales por la cual esa pequeña burguesía no tuvo posibilidades de acumular grandes capitales, debido a que existía una deficiencia en la distribución de los beneficios. De igual manera, el profesor Bosch sigue explicando que, por este motivo, los pequeños burgueses no podían instalar industrias, ni tampoco estaban en la disponibilidad de aportar capital a aquellas se iban instalando en el territorio nacional, que eran de capital extranjero.
Dado este escenario, después de la caída del régimen trujillista esa pequeña burguesía que se encontraba enquistada en el Estado ocupando posiciones de envergadura. Por dicha razón, esa pequeña burguesía necesitó de esas posiciones públicas para mantener su estatus social, ya que Trujillo era el burgués mayor que controlaba de forma monolítica los medios de acumulación de capital del país. Dicho esto, la pequeña burguesía dominicana acumuló uno de los vicios más desdeñables que es la acumulación de capital a través del Estado, que a su vez le serviría como medio para escalar en el escalafón social. Esa pequeña burguesía se enquistó en todos los partidos políticos del sistema político nacional, y el PLD no fue la excepción. A pesar de las enseñanzas del profesor Bosch, los miembros de esa organización política en las praxis de la conducción del Estado desbordaron esos vicios pequeños burgueses de los que habló el profesor Bosch en el discurso que pronunció el 15 de marzo de 1991, cuando renunció de las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Otro factor que ponderar, para entender la división que vive el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), es su singularidad como Partido-Estado similar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), de México, y al Partido Colorado en Paraguay, sólo para citar algunos. A diferencia de la división ocurrida en el PRI mexicano, que ocurrió más bien por choques ideológicos entre la pequeña burguesía nacionalista, que construyó el Estado mexicano después de la Revolución mexicana, y que conformó, pues un capitalismo de Estado, hasta la llegada al poder de la burguesía binacional con matices neoliberales y antipatriota, encarnada en la figura de Carlos de Salinas de Gortari, que sirvió como un pivote estratégico del capital financiero transnacional y nacional, lo cual dio inicio al proceso de finanrización de la economía mexicana, en detrimento del capital de Estado de la vieja guardia priista.
En el caso específico del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), este se constituyó en un Partido-Estado con fines electorales, para de esta forma satisfacer los vicios de esa pequeña burguesía que ve en el Estado como el medio de acumulación originaria de capital por excelencia. Sin embargo, los dos principales grupos que gravitaban en esa organización política decidieron conformar grupos económicos, como forma de acelerar el proceso de acumulación de capital a través de la participación en distintas industrias, en contubernio con la clase media binacional, para constituirse en la clase dominante, desplazando así a la ineficiente oligarquía tradicional, que no ha podido acumular capital sin sus vínculos con el Estado dominicano. La ambición desmedida de un grupo por acumular más que el otro, y con el objetivo aniquilarlo políticamente: es el detonante principal de este cisma en el partido oficialista. Esto sin importar, los síntomas generados por ese virus letal que es la corrupción administrativa estatal nacional e internacional, como generador de capital de esas arcas mercuriales.