Parte 1: Visión de niños y niñas 

En esta primera parte no respondo el por qué de la pregunta del título, sino que me propongo establecer cuál es el problema para en otra entrega establecer sus causas. En esta entrega, presento evidencias que permiten afirmar que el proceso de enseñanza-aprendizaje no conduce a los fines que establecen la Ley Orgánica de Educación 66-97 y los Fundamentos II del curriculum del 2001 o de los revisados en el 2014.

El artículo 5 de la Ley 66-97 define en 6 acápites los fines de la educación dominicana. El primer fin es el más explicativo: Formar personas, hombres y mujeres, libres, críticos y creativos, capaces de participar y constituir una sociedad libre, democrática y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla en forma permanente; que combinen el trabajo productivo, el servicio comunitario y la formación humanística, científica y tecnológica con el disfrute del acervo cultural de la humanidad, para contribuir al desarrollo nacional y a su propio desarrollo. 

¿Se justifica afirmar que los resultados de la educación pública son opuestos a lo que la Ley y el diseño curricular esperan lograr? Es justificable cuando la fuente de evidencias proviene de la Consulta Nacional a Niños y Niñas en el marco del Pacto Nacional para la Reforma Educativa en la RD (2014-2030). Y además, cuando año tras año, los puntajes en pruebas internacionales estandarizadas, indican que los y las estudiantes dominicanas no están aprendiendo para poder mínimamente competir con los países más pobres del planeta.

Diseño metodológico de la Consulta. La Consulta con estudiantes tuvo el objetivo principal de “reconocer la participación de los niños y niñas sobre el Sistema Educativo proveyendo información necesaria para el desarrollo de políticas de calidad y eficiencia educativa” y para “visibilizar la participación y aportes de los niños y niñas en la construcción del Plan Educativo”. De aquí la necesidad de su divulgación y reflexión.

El diseño metodológico, la coordinación, compilación y redacción del informe estuvo a cargo de la consultora coordinadora Elisa Elena González, la consultora adjunta Paula Disla y la consultora. Monica Volonteri. Contaron con la asesoría del personal técnico de UNICEF, OEI Dominicana, y del MINERD y la facilitación de 21 personas durante el proceso de recolección de datos.

La definición de los resultados y las recomendaciones del reporte son el resultado de reuniones en las 10 Regiones del país predeterminadas por la Estrategia Nacional de Desarrollo. Participaron niños y niñas en edades de 5 a 13 años con perfiles definidos durante el proceso de planificación de la consulta. Los criterios de selección priorizados fueron los de diversidad, equidad de género, y el liderazgo académico y personal. Niños y niñas en cada una de las consultas fueron sub-divididos en cada consulta en tres grupos etarios: 5 a7, 8 a 10, y 11 a 13 años de edad. Los padres y madres que les acompañaron también fueron consultados.

En cada grupo etario se utilizaron diferentes metodologías para construir ideas conclusivas con cuatro preguntas de investigación: ¿Cómo es la escuela hoy?, ¿qué me gusta de mi escuela?, ¿qué no me gusta de mi escuela? y ¿cómo es la escuela que queremos? El Reporte se subdivide entre los temas más frecuentes en las respuestas de los/as estudiantes consultados. Por limitaciones de espacio, selecciono los temas más preocupantes para el desarrollo de la personalidad de los/as estudiantes y para el futuro de la sociedad dominicana.

Resultados de la Consulta

1) Ejercicio de ciudadanía. Niños y niñas manifiestan entusiasmo de ser parte de los “Consejos de Cursos” y las “Juntas Escolares”. Además hablan de la educación como la vía para convertirse en “alguien” en la vida. En la región de Higuamo (provincias de San Pedro, Hato Mayor y Monte Plata) fue recurrente la mención de un proyecto de limpieza que involucró a toda la comunidad y fue común en Valdesia (provincias de Baní, Azua, San José de Ocoa y San Cristóbal) la participación de estudiantes miembros del comité de curso en la Consulta.

Los padres y madres que participaron en la Consulta manifestaron que el proceso de interiorización de valores y el ejercicio de los derechos debe de ser competencia de las escuelas, y el rol de la familia brindar apoyo. Esta visión es contraria a la de los/as docentes, quienes entienden que ambos temas son competencia de las familias, con el respaldo de la escuela. “De ahí que se comprenda el vacío existente”__puntualiza el Reporte, (p.20).

2) Consecuencias de la influencia religiosa. El Reporte no destaca un acápite separado a la formación religiosa, pero este se hace presente como eje transversal de varios temas. Así, el tema sobre ejercicio de la ciudadanía encontró la influencia religiosa como un hallazgo importante para explicar el comportamiento autodestructivo de niños y niñas, en el sentido de que en vez de promover la formación de personas críticas, creativas y libres, promueven valores religiosos asociados a la obediencia sin cuestionamientos, la práctica de la docilidad, y la aceptación de la violencia y abusos como merecidos por su “mal” comportamiento.

Estos comportamientos lo identifican las redactoras de la consulta cuando afirman que desde la escuela “se fomentan consecuencias de índole religioso, el llamado ‘Temor a Dios’, es utilizado como un detonante o motivador, tanto para el ‘buen comportamiento’, practica de los valores, docilidad y la aceptación del mandato del o la docente, sin ‘cuestionamiento’, así como para justificar el abuso, expresado en maltrato físico, intelectual, emocional y psicológico”.

3) Disciplina impuesta con violencia; no conducente a la autodisciplina. “En cada uno de los encuentros consultivos y en cualesquiera de las preguntas plantadas estuvo presente un elemento común”, identificado por niños y niñas por el vocablo “disciplina”. Las autoras interpretan este uso del término desde la “perspectiva de abuso de poder o autoridad y no con un sentido crítico de corrección”. Añaden que en general, los conceptos de disciplina escolar “están ligados a acciones violentas, tanto de carácter verbal como físico”.

La conducta violenta en docentes de ambos géneros se observa desde los primeros años de la educación inicial y se repite en todos los niveles educativos. Por eso, el informe de la consulta afirma que niños y niñas han alcanzado “una falsa comprensión de su comportamiento, considerándose responsables de aquellos actos violentos de los que son objetos”.

Así, desde los 5 a los 13 años, los menores tienen la tendencia a disculpar la violencia de sus maestros/as; que además extienden a sus hogares. Con el agravante, que cuando estudiantes y padres denuncian hechos injustos o violentos, los comportamientos no cambian. Así lo expresa una niña de 9 años de La Vega: “Yo tengo una profesora que nos tira el borrador nos dice malas palabras, y aunque la directora le ha llamado la atención, ella no deja de hacerlo”.

Además de disculpar la violencia, los/as menores “se atribuyen el desorden y caos en la escuela, la falta de respeto a los maestros, se y merecido los castigos que reciben, incluso los más severos, para controlar a quienes alteran el orden”. El “valor de la obediencia”, es entendido “como un valor que se expresa en el seguimiento irrestricto a las órdenes del maestro”.

Las citas de los/as menores consultados nos relatan la historia que las consultoras interpretan y analizan. “En mi escuela se hace lo que diga el director”, 7 años de edad, Valverde Mao. “.. Yo tengo un profesor que saca del curso a los niños que se portan mal y se faja con ellos”, 13 años de edad, Barahona. “A mí no me gusta la escuela, porque cuando llego tarde mi profesora me pone de rodillas frente a la pizarra”, 6 años de edad, La Vega. “Mi maestra me pone a hacer caligrafía de ‘no debo preguntar ni hablar en clases”, 10 años de edad, La Vega.

El tipo de castigo difiere según el género y la región.  En las provincias que componen la región de Enriquillo, el Valle y Valdesia (Barahona, Bahoruco, Pedernales, Independencia, San Juan, Elías Piña, Baní, Azua, San José de Ocoa y San Cristóbal) los tipos de abusos relatados por los niños y niñas son considerados como graves, “pues para este usan instrumentos como palos, metales, y la fuerza física del adulto/a dejando secuelas imborrables en los niños y niñas”.

En cambio en las regiones del Cibao y el Este el abuso más frecuente es de tipo intelectual o psicológico, atentando contra su dignidad frente a sus compañeros, o lesionando su autoimagen. Por otra parte, el género masculino tiende a ser penalizado con castigos corporales, y el femenino con abusos de orden intelectual o psicológico, (p. 24).

El clima violento en las aulas se repite entre pares, durante las filas para entrar a clases; en los recreos; en los baños donde algunos dejan encerrados a otros niños; en el aula cuando los/as docentes llegan tarde; a la salida; y en el abuso de los más grandes hacia los más pequeños.

Conclusión. La violencia entre pares cuando los/as estudiantes no están siendo vigilados es el indicador que permite reconocer la ausencia de socialización de los valores que la Ley de Educación y el currículum intentan inculcar. En otras palabras, no existe un proceso de formación de carácter auto-disciplinario que les permita respetar la dignidad y los derechos de otros, particularmente los que están en desventaja por su edad, género, o por amaneramientos que puedan ser identificados con la homosexualidad. Este tipo de aprendizaje requiere que docentes y directores/as practiquen lo que predican, si es que lo predican.  Tampoco significa que todos los/as docentes y alumno/as sigan este comportamiento; siempre habrá excepciones.  Significa que es el dominante.

La consulta reporta que padres y madres se preocupan poco por el proceso de aprendizaje de sus hijos; y que además, utilizan los mismos medios violentos para disciplinarles y esperan que sea la escuela la que enseñe valores cívicos y religiosos. De aquí que en la escuela pública los/estudiantes carecen del balance que pueden brindar padres con niveles de educación universitaria y con una educación doméstica que utiliza normas psicológicas modernas en la crianza de sus hijos/as. Estas madres, demandarían parar los abusos y la violencia; exigirían la puntualidad de docentes y la limpieza de los baños; y protestarían cuando sus hijos no estén aprendiendo nada.

En otras palabras, la segregación clasista del sistema de Educación Dominicano, es un factor que influye en la incapacidad del sector público para ofrecer una educación de calidad. Este tema lo retomaremos en otra entrega. Por otra parte, la ausencia de interiorización de valores en las escuelas, determinará la misma deformación en la sociedad del futuro. Personas sin convicciones propias mostrarán una doble cara que les permita ganar votos mientras desfalcan el Tesoro Público; evacuar sentencias basadas en mandatos del comité político o el Presidente; e imponer leyes incongruentes y violatorias de derechos humanos que han jurado defender.