En mi artículo anterior expuse que Luis Abinader se ha constituido en la figura política que la mayoría de la población ve como el próximo Presidente de la República, que junto a los mejores hombres y mujeres del país, encabezará el cambio de rumbo que demanda esa mayoría en las encuestas, en las guaguas, el metro, en las universidades, en los colmados, las conversaciones familiares y entre amigos, en el trabajo y donde quiera que par de criollo se juntan.

Cité las últimas tres encuestas en las que Luis encabeza por muy amplio margen a otros posibles aspirantes a la presidencia por el PRM, principal partido opositor, mientras que el ex presidente Leonel Fernández va al frente de los partidarios del continuismo morado.

Poco después el periodista Ariel Pérez, de Diario Libre, publicó un recuento estableciendo que “Desde principios del año 2018 hasta la fecha, al menos diez encuestas políticas evidencian la tendencia en cuanto a los favoritos para las próximas elecciones presidenciales. A nivel interno las figuras más votadas dentro del universo de encuestas son el ex presidente Leonel Fernández, (…) y Luis Abinader”.

Agrega el comunicador que “Los números muestran que a medida que los meses fueron pasando, la simpatía por el presidente Danilo Medina fue disminuyendo dentro del PLD y aumentando la del ex presidente Fernández. Lo mismo ocurrió con David Collado e Hipólito Mejía y Luis Abinader, resultando este último el más votado en las encuestas internas”.

¿Por qué esa consistencia del apoyo a Luis a lo largo de todas las encuestas? ¿Qué comportamiento, cuáles hechos y conducta política lo han convertido en el polo atraídos por los ciudadanos favorables al cambio?

Resumí en el artículo pasado que Luis ha sido opositor  firme y coherente a las deficiencias y desatinos del gobierno del PLD; respalda claramente la lucha social de Marcha Verde por el fin de la impunidad y la corrupción; impulsa la renovación y el fortalecimiento y la unidad del PRM, y promueve desde noviembre pasado una gran unidad de fuerzas sociales y políticas por el cambio.

Mas hay otros aspectos, no menos importantes que los anteriores, y es que Luis es el único político que está dando respuestas a la más grave dolencia que acusa la clase política criolla, que es su desconexión y mala comunicación con las bases de la sociedad, con el pueblo.

Su programa Escuchando a la Gente lo ha llevado a sentarse en terrazas en zaguanes y en patios a intercambiar ideas, escuchar sus quejas, a comprometerse con hacer realidad sus sueños, ilusiones y expectativas de cambio, con integrantes de juntas de vecinos, y dirigentes comunitarios de barrios polvorientos y enlodados .

Unidos por el Cambio, es otro programa, a nivel sectorial, en los que se reúne con jóvenes, mujeres, micro, pequeños y medianos empresarios, intercambiando visiones, propuestas de soluciones, compromisos y propósitos de sumar fuerzas para ganar las próximas elecciones e instaurar un gobierno diferente, cuyo liderazgo no esté empujado por ambiciones personales y grupales, y de afán de enriquecimiento y control de la Nación sino por propósitos trascendentes y de beneficio para el país y su institucionalidad democrática.

Estas experiencias de Luis  han sido tan efectivas que incluso en el acto de lanzamiento de su precandidatura el ex presidente  Fernández informó, como antes lo hizo Luis, que recorrería todo el país “escuchando a la gente”, vaya coincidencia.

Pero además de establecer una nueva conexión y relación con la base de la sociedad, con el pueblo, Luis es también, junto a los técnicos y políticos que lo respaldan, el dirigente más centrado en la caracterización, como hace con el agotado modelo de gobierno del PLD, mientras plantea soluciones a los problemas que afectan al país.

En sendas reuniones con ejecutivos de medios de comunicación del Distrito Nacional y de Santiago, ha expuesto su propuesta Rescate Institucional, en la que el Gobierno del Cambio sustituirá el círculo vicioso de corrupción e impunidad imperante por un círculo virtuoso enmarcado en la pulcritud, eficiencia y transparencia en la gestión pública.

Si a la firme coherencia de Luis en la oposición al descalabro gubernamental morado, a una acción política visionaria, creativa, consistente y propositiva, y al compromiso con el avance social e institucional del país usted le agrega una trayectoria familiar intachable, puede entender cómo Luis ha sobrevivido al secuestro de la opinión pública por parte del gobierno, y encarna para el pueblo la opción del Cambio.

Por todo eso, Luis, el Cambio.