Durante décadas he escuchado en el argot popular del pueblo dominicano lo siguiente: “el crecimiento económico no se siente, no hay dinero en la calle.” Es una expresión cotidiana que utiliza nuestro pueblo sabio para expresar su inconformidad con el rumbo del país en materia económica. Una realidad inexorable, que ningún economista serio podría rebatir es sobre el crecimiento que ha experimentado la economía dominicana en los últimos 15 años, la principal discrepancia que surge es, si los principales catalizadores de ese crecimiento son sostenibles a largo plazo, y si ese crecimiento es capaz de redistribuir las riquezas generadas.
La semana pasada el Gobernador del Banco Central de la República Dominicana, Héctor Valdez Albizu, presentó un informe al país detallando el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en términos reales que experimentó el país en el año 2019. De acuerdo con este informe, la economía creció un 5.1%, y los sectores que mayor aportaron a ese crecimiento fueron: Construcción (10.5%), Servicios Financieros (9.0%), Energía y Agua (7.4%), Otros Servicios (7.1%), Transporte y Almacenamiento (5.3%), Salud (4.3%), Agricultura (4.1%), Comercio (3.8%), Explotación de Minas y Canteras (3.4%) y Manufactura (2.7%).
Si queremos medir el impacto de ese crecimiento en la economía, tenemos que desmenuzar de manera granular la incidencia en la economía de cada uno de esos sectores. Por ejemplo, de los cinco sectores que mas crecieron en el 2019, solo la construcción tiene una participación significativa del PIB con un 11.6%, es decir que, en 2019, el sector construcción representó un 11.6% de la economía dominicana. Por tal razón, es un sector que tiene un impacto significativo en la actividad económica y en el empleo. Sin embargo, el sector financiero solo tiene una participación del PIB de un 4.2%, y su impacto en la actividad económica no tendrá un efecto multiplicador expansivo. De acuerdo con datos ofrecidos por la Superintendencia de Bancos de la República Dominicana, la cartera de crédito del sistema financiero nacional al 30 de noviembre de 2019 había otorgado 4,920,813 millones de préstamos, donde los prestamos dirigidos al consumo totaliza 4,160, 197 millones, que representa un 85% del total de la cartera crédito.
Por otra parte, el sector comercio que tiene una participación en el PIB del 10%, y es el sector que contribuye a la mayor creación de empleos en el sector privado, solo creció un 3.8% en términos reales, que no es suficiente para inyectarle el dinamismo que necesita la actividad económica para derramar ese crecimiento a las capas más bajas de la población. Por eso, vemos que el financiamiento a este sector solo fue de un 7% del total del total de la cartera de crédito, para un total de 347,164 préstamos. El sector manufacturero que posee una participación del PIB del 10.6%, solo creció un 2.7% en 2019, y solo recibieron un 1% del total de la cartera crédito del sistema financiero nacional, para 38,387 préstamos. Y, por último, el sector turismo que tiene una incidencia en el PIB de un 7.6%, y que es uno de los principales sectores generadores de divisas del país, tuvo un crecimiento negativo en 2019 de 5.6% de acuerdo con cifras ofrecidas por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD).
La realidad es que el modelo económico neoliberal impuesto al país desde hace tres décadas, basado en una economía de servicios con salarios bajos, un crecimiento económico de un 5% no es suficiente para redistribuir las riquezas, ya que solo beneficia a la élite financiera y empresarial que se enriquecen con esta barbarie. De acuerdo con la Tesorería de Seguridad Social en su informe del año 2018, dice que el 81% de la población que cotiza gana menos de RD$ 25,000.00 al mes. En el año 2012 el Ministerio de Trabajo dijo que el 85% de la población dominicana gana menos de la cifra anteriormente señalada.
Según cifras del Banco Central de la República Dominicana, en promedio la canasta básica (incluye todos los quintiles) en 2018 fue de RD$ 27, 968.32. Una cifra que se le hace imposible a los dominicanos alcanzar, cuando en las grandes empresas cerca del 40% de los empleados ganan el salario mínimo más alto de RD$ 12, 873.00. En las medianas el 61% gana el mínimo más alto para ese tipo de empresas que es de RD$ 8,850.00 y en las pequeñas el 80% gana el mínimo de RD$ 7, 843.00; las empresas pequeñas generan el 50% de los empleos formales que se generan en el país.
La economía dominicana crece sobre la base de un estimulante poco confiable a largo plazo que es el endeudamiento desenfrenando y un crédito al consumo privado insostenible por los bajos salarios que devengan la mayoría de los trabajadores dominicanos. El modelo económico del país debe ser rediseñado para volver a incentivar a la industria y al sector agropecuario, para producir bienes y servicios, y productos de alto valor agregado, que no solo nos van a generar divisas sino también empleos de calidad. Pero para lograrlo debemos incentivar la democratización del financiamiento a esos sectores a través del sistema financiero nacional. Sin empleos, ni salarios dignos no hay reducción de la pobreza, por más que crezca el PIB fruto de los esteroides del endeudamiento.