La tasa de desempleo ampliado se ha mantenido por encima del 14% (15% en 2013). Para algunos ello se debe a la falta de flexibilidad del salario real. Para otros, responde a la estructura de la demanda agregada y a su la falta de dinamismo. La evidencia empírica en RD apoya la segunda explicación. Veamos:
Primero, el nivel de demanda agregada en la economía tiende a perder dinamismo a largo plazo, (el crecimiento se reduce a la mitad entre la década del 90 y la del 2000) restando dinamismo al crecimiento del empleo.
Segundo, hay una recomposición de la demanda agregada. Se reducen las participaciones de las exportaciones y la inversión, aumentando el consumo. Pierden dinamismo los gastos con mayor capacidad de encadenamientos y empuje de empleos.
Tercero, el impacto de la demanda agregada sobre el PIB depende las filtraciones hacia el exterior en forma de importaciones. Esas filtraciones se reducen por unidad de PIB adicional, lo que implica que el crecimiento de la demanda agregada tiene el efecto de aumentar cada vez más el PIB y el empleo, sin embargo, ello no ha ocurrido, porque en el largo plazo ha disminuido el crecimiento de las exportaciones reales.
Cuarto, en el largo plazo se debilita la capacidad de generación de empleo por cada unidad de PIB adicional. En promedio entre 2000 y 2013 se requiere que el PIB crezca más del 5% para reducir la tasa de desempleo.
Quinto, las ramas que más aportan al crecimiento económico son las menos intensivas en empleo y las de menor participación del empleo formal. La informalidad y el desempleo en este caso no son el resultado de un exceso de regulación sino del comportamiento de la estructura productiva.
Sexto, el pago real por hora trabajada se ha estancado. El ingreso promedio por hora en 2013 tiene el mismo nivel en 1991 y es un 23% menor al nivel del año 2000. No hay base empírica argumentar que el desempleo es el resultado de un elevado costo de la fuerza de trabajo.
En conclusión, el desempleo hay que asociarlo a una pérdida de dinamismo de la demanda agregada, a una caída de la elasticidad PIB-empleo y a una inadecuada estructura productiva que determina un crecimiento económico centrado en sectores poco intensivos en empleos y donde predomina la informalidad. Estos factores nada tienen que ver con el costo de la fuerza de trabajo.