En no pocas ocasiones, cuando coincidimos con amigos de gremios relacionados con la construcción, nos plantean varias interrogantes con respecto a nuestro compromiso con la arquitectura bioclimática, la eficiencia energética y la sostenibilidad en la proyección arquitectónica.

Son varias las justificaciones que podemos aducir y de hecho algunas de ellas las queremos compartir con nuestros lectores de acento.com.do. Incluso, el título de hoy podría ser “para que no se nos olviden las razones”.  

Algunas  de ellas son:

– La indiscutible realidad de que la acción del hombre ha ido deteriorando el lugar donde vive, produciendo acelerados cambios en las condiciones climáticas de su entorno.

– Que el modelo de desarrollo actual de la sociedad – por lo menos el modelo de sociedad de consumo – es contrario a la preservación de los recursos naturales, al equilibrio biológico del planeta y el bienestar de la raza humana en su conjunto.

– Que el  rápido deterioro de nuestro medioambiente y el agotamiento de las reservas energéticas fósiles, generan una serie de conflictos, no solo de carácter ecológico, también sociológico que se presentan como bomba de relojería.

– Visto lo anterior como parte de la problemática actual, y que afecta especialmente a las sociedades en vías de desarrollo, resulta en una suma de circunstancias propias (falta de servicios básicos como el agua, la electricidad, las infraestructuras, viviendas, equipamientos, etc.) y de nueva incorporación, que impiden el avance de dichas sociedades.

Las buenas razones 

Tal como hemos escuchado y leído del maestro “ no hay nada tan bueno que no tenga algo malo, ni nada tan malo que no tenga algo bueno”, ahora veremos la parte buena de las razones para que nos decantemos por esta forma de proyectar y hacer arquitectura  e incluso urbanismo:

– La perspectiva real de que el uso de las energías renovables y la incorporación de una  nueva mentalidad de cara a la conservación de los recursos naturales, puede frenar este proceso de destrucción de nuestro ecosistema natural y social.

– El convencimiento y el compromiso de que a través de la arquitectura bioclimática y el urbanismo bioclimático, se puedan alcanzar objetivos de desarrollo, acordes con un modelo sostenible, social y medioambiental, en países y sociedades desarrolladas y también emergentes.

– Siendo concretos, y para los partidarios de la fotovoltaica, el hecho de poder contar, entre las técnicas bioclimáticas, con el aprovechamiento de los rayos solares y su transformación en electricidad por medio de tecnología fotovoltaica, lo cual repercute directamente en el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de sociedades cuya generación eléctrica presenta deficiencias; resulta ser una potente luz al final del túnel.

¿Son buenas estas razones?…Desde luego que sí…Hasta la próxima.