Virgilio Eugenio, hermano amado, el hecho de que físicamente no te encuentres entre nosotros, no significa QUE NO ESTÉS COMPARTIENDO ESTE TIEMPO DEL AÑO TAN ESPECIAL.¡Cómo olvidarte!
Fíjate si te recuerdo, – y estás casi presente! – que de aquella noche. en la que fuimos a buscar hierbas para los caballos y renos, como el patio estaba oscuro, al intentar cruzar por los alambres de púas para recoger las hierbas, no medí bien las distancias y resulté clavada con una de sus afiladas puntas. Sin pérdida de tiempo, diminutas gotas de sangre salieron a saludarnos.. Al verlas aparecer, olvidé el repentino dolor que me causó el imprevisto y desagradable pinchazo.
Hoy, transcurridas varias décadas, la cicatriz de mi rodilla derecha -como boleto de viaje- me retorna al pasado, y cuan invaluable me resulta recordarte en aquellos menesteres. Aunque menor de edad que yo, "volaste" veloz y solidario para mirar y curar mi diminuta herida. Pasadas algunas páginas de nuestras vidas, he considerado como un regalo muy especial, que de esa noche inolvidable, conservo la minúscula cicatriz, testigo de nuestras acciones y travesuras hermanadas.
Virgilio, te diría tantas otras cosas, pero es tiempo de dormir en paz. Estés o no estés ¡¡¡TE amo! ❤️ Y como estamos disfrutando de la temporada navideña, no decirte lo acostumbrado en la misma, resultaría mezquina y un tanto desconsiderada. Hermanito, ¡Feliz Navidad!
Gian ?