La decisión de construir dos plantas a carbón con una capacidad de generación de 720 MW, unido a otras inversiones del sector privado estimulados por la apuesta gubernamental de cambiar la matriz de generación, parece ser el inicio de las soluciones definitivas a la crisis del sector y comenzar el desmonte del subsidio eléctrico que tanto pesa en las cuentas públicas.
A partir de 2004, con la mejoría en el servicio y el aumento sostenido en los precios mundiales del crudo, hemos visto como el subsidio eléctrico ha aumentado progresivamente desde US$68 millones (agosto-diciembre 2004) a US$514 millones en 2005; en 2008 por el choque petrolero ascendió a US$1,118 millones; el pasado año superó US$1,035 millones y en el presupuesto para 2014 se contempla un estimado de US$987.7 millones.
Desde agosto del 2004 hasta 2013 se han dedicado recursos presupuestarios por un monto mayor a los US$7,200 millones (sin incluir las transferencias para inversiones) simplemente para cerrar la brecha entre la energía pagada a los generadores y la energía que se pierde por razones técnicas y en mayor medida el robo del servicio.
Esos recursos en dólares representan una carga importante para un presupuesto con una insuficiente presión tributaria, una de las más bajas de la región, y también ha incidido en el aumento de la deuda pública, especialmente la externa. En diciembre de 2004 la deuda pública externa ascendía a US$6,379.7 millones y al mes de noviembre se elevó a US$14,327.8 millones. Desde diciembre de 2004 a noviembre de 2013, la deuda externa aumentó en US$7,948.1 millones (124.5%) y en ese mismo periodo el subsidio alcanzó un monto mayor a US$7,200 millones, el 91% del aumento de la deuda externa.
En el proyecto de presupuesto para 2014, se contemplan transferencias a la CDEEE por un monto de RD$53,855.16 y el subsidio representa RD$43,855.16 (1.6% del PIB); de nuevo es más que lo contemplado para el Poder Judicial, agropecuaria, vivienda, Ministerio Publico y todos los Ministerios con excepción de Educación y Salud. Eso, como dijo el Presidente Medina, es insostenible.
Continuar transformando la matriz de generación a combustibles más baratos es una política correcta. En el año 2000 el 90% de la generación era en base a derivados del petróleo; en 2008 el petróleo representaba el 51%, el gas natural 21%, carbón 16% e hidroeléctricas 12%. El pasado año la generación en base a petróleo se redujo a 47%, sin embargo esa reducción no impactó en una disminución de los costos de la energía comprada por las Edes a los generadores y eso se explica por la existencia de plantas ineficientes, contratos a precios fijos con IPP´s y los acuerdos de Madrid.
El Gobierno está empeñado en modificar la matriz sobre la base de aumentar la capacidad instalada de generación entre 1,500 y 2,000 MW y llevarla a 34% en base a carbón, 39% gas natural, 13% hidroeléctricas, 10% petróleo y 4% renovables. Solamente con la instalación de las dos plantas a carbón se estima el subsidio se reduciría entre 400-500 millones de dólares anuales.
En 2017 con la entrada en operación de Punta Catalina con 720 MW, Itabo III con 300 MW, la conversión de la central CESPM (antigua cogentrix) a gas natural con 300 MW, la conclusión de los acuerdos de Madrid y el final del contrato de varias IPP´s, las empresas distribuidoras estarían en condiciones de comprar energía en base a concursos, como señala la Ley General de Energía, y el excedente de demanda adquirirlo en el mercado spot donde rige el orden de meritos.
En ese escenario, en donde se espera el precio promedio de venta de las generadoras a las distribuidoras ronde los US$0.12 el kilovatio, habrá una importante reducción de las pérdidas y del subsidio; si a eso se suma una política consistente de reducción de pérdidas, entonces estaremos en presencia del principio del fin de la crisis eléctrica. Por eso concluimos: en 2014 se ve a luz al final del túnel eléctrico gracias a la voluntad política del Presidente Danilo Medina y el Vicepresidente de la CDEEE Lic. Rubén Bichara.