Nuestra fundación siempre ha planteado que en los últimos 50 años los problemas del país agravados se han convertidos en crisis, como fracasos de dos generaciones en la administración del Estado. Desde nuestra óptica las principales causas  de este fracaso son la corrupción, impunidad y la escasa formación de los políticos. Es conveniente aprovechar estos años  electorales para poner a prueba su  “sapiencia” preguntando a los candidatos a puestos del Estado, ¿como resolverán los problemas existentes? Hemos escuchado a precandidatos a la presidencia indicar que resolverán el desempleo especialmente a los jóvenes,  simultáneamente pregonan que las ultimas gestiones han sido exitosas, sencillamente hay que mejorarlas.

Interpretamos, el modelo económico que se aplica es el correcto por ende no lo cambiaran. Es conveniente indicarles que este modelo aumenta el producto pero también  incrementa en mayor proporción desempleo, concentración del ingreso, desigualdades y pobreza. También en sus utópicos  discursos dicen que mejoraran la salud, seguridad social, y viviendas, estas ofertas demagógicas  son el caballito de batalla de todos los candidatos. En este sentido preguntamos ¿digan las fuentes financieras de esas ofertas? Esos políticos demuestran un desconocimiento abismal del Sistema Económico al no citar como primera prioridad a los sectores productivos generadores de riquezas, para luego  mejorando la distribución del Ingreso intentar  una mayor equidad social.

Los políticos (partidos) al no formular un diagnóstico correcto de los problemas, desconocen las soluciones, se esfuerzan al máximo por llegar a los puestos de Estado  pero no se preparan su desempeño eficaz (plan), pretenden estudiarlos desde el puesto pero  los puestos son para resolver, no parar estudiar. En la practica se impone la improvisación y por ende el fracaso. La ausencia de conocimientos sobre las soluciones a los problemas, no es exclusiva de los políticos, también las elites determinantes han mantenido posiciones pasivas. Entre estos los empresarios, creadores de opinión publicas, iglesias y principalmente las universidades que por su naturaleza y propósitos deberían sugerir políticas publicas orientadoras para el desarrollo, pero  su propósito y logros es privilegiar el lucro.

Esta pasividad incluye a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), nuestra alma mater, con mayor responsabilidad social por ser la primera de América, estatal y de los pobres. Funded, hace poco tiempo, puso a su disposición un Proyecto de Nación y un equipo de profesionales excelentemente calificados para exponer honoríficamente a la opinión publica las soluciones a los problemas  nacionales principalmente del sector eléctrico e institucionalidad. Este programa fue engavetado por los rectores en su condición de “presos de confianza” de los actores que financian sus campañas para llegar a la rectoría,  y luego  de rodillas frente al Poder Ejecutivo  para conseguir mínimos recursos y realizar gestiones mediocres.

La mayor de las crisis había sido el silencio de los poderes determinantes  relativos a la gravísima situación social del país y las soluciones. Este silencio finalizó, los obispos fundamentados en los planteamientos expuesto por el Papa Francisco en  “Exhortación Evangélica”,  reunidos en la Conferencia del  Episcopado Dominicano en su mensaje con motivo del aniversario de la independencia nacional han hecho público una pastoral denominada  “Que la Justicia  y la Paz se encuentren”  en la cual exponen claramente muchos problemas y sus causas. El Papa Francisco convertido en el primer líder mundial, señala que quiere una “iglesia pobre para los pobres”, enriqueciendo notablemente la doctrina social de la iglesia. Nuestra Confederación “PROYECTA” felicita a la iglesia católica por esta clara y justa posición social que podría iniciar un proceso para legitimar la democracia. Por Dios, solicitamos que  esta pastoral sea  analizada  durante un tiempo en todos los templos, para educar a la población con  respectos a sus derechos ciudadanos y la obligación de los gobiernos, para eso son elegidos, de satisfacerlos.