Aparece en un importante periódico matutino una noticia bastante grande por su contenido, alcance e importancia en un espacio demasiado pequeño de apenas tres muy cortas columnas con una minúscula fotografía incluida de José Paliza y Carolina Mejía, y el tema central es que el PRM define su estrategia de comunicación que implica una nueva narrativa como partido oficial para estrechar los lazos de confianza con la sociedad.

Esto en realidad no implica nada nuevo, todos los gobiernos de una u otra forma, de manera más técnica o como puedan o sepan hacerlo siempre tienen algún departamento de comunicación con algún veterano y fogueado profesional del periodismo o ramas afines al frente que maneje la creación de mensajes a sus diversos públicos, o combata las descargas de medios o programas contrarios, o las campañas orquestadas desde la oposición o cualquier otro litoral guerrillero que denuncia sus reales o supuestos errores.

De manera muy personal creo que la mejor estrategia de un gobierno ´-vale para el iniciante abinaderesco que quiere crearse un halo de sinceridad y cercanía- es que no debería tener estrategia alguna para dirigirse al pueblo, bastaría con decir las cosas como son y no mentirle un poco, medio mentirle o mentirle del todo como suele ocurrir a cada momento, hasta el punto que todos los gobiernos dominicanos por esta práctica o ¨culturita de la mentira envuelta en papel de caramelo¨ han tenido menos credibilidad que un árbitro de lucha libre americana cuando tiene que contar los veinte segundos que acaban un combate y va ya por el número ciento setenta y ocho.

Decir que se va a usar estrategia es admitir de ante mano que de una u otra forma los mensajes van a ser sazonados, amasados, amansados, manipulados y mucho más ¨ados¨ de acuerdo a la conveniencia del partido o del Gobierno por más que digan lo de la narrativa, el estrechar lazos y eso de la confianza, que suena todo a cliché demasiado manoseado, unas frases bonitas para quedar bien. El gobierno es o mejor dicho debería ser el padre político de todos los ciudadanos y ciudadanas del país que para eso los eligen con mayor o menor fortuna y los padres no deben mentirle a sus hijos, la sinceridad, la honestidad, la verdad, es uno de los grandes valores a transmitir desde los más tiernos años de infancia.

Además, decir las cosas como son, con pelos y señales tendría dos ventajas muy importantes, primero actuaría como un freno, los gobiernos no se arriesgarían a hacer tantas cosas indebidas como cometen por miedo a las críticas posteriores, y segundo no se atribuirían tantos logros que no lo son pero que la manipulación del mensaje los hace parecer. Ya está bien de que a los paganos de aquí (los que pagamos impuestos) nos tomen el pelo aun siendo calvos o luciendo creativos papazos, nos crean idiotas aun no siéndolo en exceso, nos consideren niños de jardín de infancia aun mostrando crecidas barbas  o preciosas cabelleras femeninas.

Aléjense de estrategias, objetivos a corto, medio o largo alcance, de codificaciones, de tácticas puntuales, de percepciones y encuestas, así como otros muchos de sus componentes, y dígannos las cosas como son. Como dice el pueblo ¨a mano pelá¨, sin darles vueltas, y si lo hacen de esta manera no se preocupen por lo que digan los otros, la verdad de verdad  y poderosa credibilidad acentúan la mentira del contrario, la desnudan y la destruyen. ¿Estrategias? hummm… en este caso no me acaban de convencer y eso que vivo de ellas.