El estigma de los 100 días obliga a pensar bien las respuestas.

Hay que comenzar, como diría mi amigo Frank Ranieri, sin prisa, pero sin pausa.

No todo es posible de satisfacer. Hay que seleccionar con cuidado las respuestas y no agobiarse tratando de responderlas todas porque es humanamente imposible.

Seleccionemos 5 respuestas y después podremos escoger 5 más. Excedernos es contraproducente e irrealista.

  1. La más importante es como accionar un nuevo plan, consensuado con varios sectores, para contener la pandemia del COVID-19. Porque si no hay un freno al creciente número de infectados volverá la cuarentena y eso derrumbaría cualquier plan de gobierno por bueno que sea.
  2. Casi parejo con la salud esta el conseguir dinero fresco. Si no aparece no hay forma de hacer nada. Lo bueno es que esa posibilidad existe lo que ayudaría a mejorar las reservas del país y mantener la estabilidad del tipo de cambio, financiando, a su vez, el colapsado sistema productivo.
  3. Como se acaba el 2020, hay que comenzar a diseñar el presupuesto del 2021, pero también el que esta vigente, dos tareas de alta prioridad que implican 3 cosas: mejorar la transparencia y calidad del gasto, aumentar la inversión pública y aumentar los ingresos fiscales reduciendo la evasión. La crisis no da derecho a evadir los impuestos salvo que existan concesiones especiales.
  4. Continuar los planes sociales, preservando el mayor número de empleos y asegurando la alimentación de los más pobres, pero con un nuevo rostro y nuevas iniciativas, lo que es fundamental en momentos de crisis como la que vive el país. Decirle adiós al clientelismo.
  5. Inicia los trámites para la licitación de un 50% de las acciones de Punta Catalina y abrir una investigación amplia sobre el dinero gastado y los sobornos distribuidos. Esto último es un anhelo del pueblo dominicano

¿Cree usted que esas cinco respuestas son insuficientes para un presidente electo? Pues le diré que alcanzarlas en el corto plazo es como escalar el Everest.

Pero podríamos escoger otras 5 para darle más opciones al presidente y satisfacer otros anhelos del pueblo dominicano.   

  1. Activar el Fondo de Garantía recién creado y duplicar su monto llevándolo a RD$10,000 millones, para facilitarle crédito a las Mypimes, con bajas tasas de interés y plazos cómodos que les permitan recuperarse.
  2. Inyectarle recursos al Banco Agrícola y sanear la deuda morosa para que miles de productores vuelvan a ser sujetos de crédito. La agricultura jugará un papel estelar en la recuperación de la economía, pero se necesita financiamiento fresco y un Ministerio que trabaje con eficiencia y honestidad.
  3. Mejorar el sistema de transporte publico y de carga, donde se incurre en grandes perdidas de tiempo y dinero.
  4. Poner en acción un vasto plan de seguridad ciudadana y persecución de la corrupción, el lavado y el narcotráfico, comenzando por renovar a los organismos de seguridad y nombrar un procurador independiente mediante una ley que apruebe el congreso.
  5. Crear una comisión de alto nivel con sectores de la sociedad civil, aliados políticos, empresarios, sindicato, banqueros y gremios profesionales para analizar medidas fiscales y monetarias que ayuden a una rápida recuperación de la economía.

Podemos incluir 10 más, y después 10 más, pero entonces no podríamos cumplir con ninguna de las 10 mencionadas. Los presidentes no son magos. Tienen limitaciones y cuando un país se encuentra sumido en una crisis de grandes dimensiones, los instrumentos se estrechan, los medios escasean y la capacidad de jugar con varias opciones se ven seriamente limitadas.

El presidente electo asumirá el poder el 16 de agosto con 4 grandes desafíos en sus manos: Controlar los déficits, bajar el costo del servicio de la deuda, imponer transparencia en el quehacer público y salvar un país que pide auxilio porque está rozando la bancarrota.

Pero gracias a Dios, las nuevas autoridades sabrán muy bien lo que hay que hacer y lo harán con transparencia y honestidad.