Por una presión tributaria muy baja, un presupuesto con muchas rigideces y una demanda por un mayor gasto por parte de diferentes sectores, los gobiernos se han visto compelidos a incurrir en déficit fiscales, que se financian con deuda pública creciente, lo cual a su vez incide en que el pago de los intereses aumenta su participación en el gasto total, reduciendo  la capacidad de maniobra en materia fiscal.

En un pasado, felizmente superado, los déficit gubernamentales eran financiados en parte con emisiones monetarias del Banco Central, pero desde que la Ley Monetaria y Financiera, promulgada en 2001, puso punto final a ese mecanismo inflacionario, entonces los gobiernos cada vez más se financian con deuda pública, especialmente después que el país incursionó por vez primera en los mercados de capitales.

No es ocioso repetir los datos. La República Dominicana es uno de los países de la región con menor recaudación en relación al PIB. En 2012 la presión tributaria fue de 13.4% del PIB, mientras el promedio de América Latina y el Caribe fue de 19.7%. Hay países como Argentina con una presión tributaria de 37.6% y en otro extremo Guatemala con 10.9%, o Venezuela con 13.5%, pero gracias a los ingresos petroleros su gasto total en 2012 fue de 28.5%.  En América Latina y el Caribe, descontando los países con ingresos petroleros gubernamentales como México y Venezuela, solo Guatemala y Haití presentan cargas tributarias inferiores a la RD.

Resulta que ese 2.8% del PIB, déficit relativamente bajo en relación a la mayoría de los países, equivale a un aumento de la deuda pública por un monto de RD$77,709 millones, en dólares significan US1,750 millones

No es accidental que en 2007 las autoridades lograron superávit pues la presión tributaria alcanzo el 17% del PIB. En el proyecto de presupuesto para 2014, un estimado muy optimista de la recaudaciones sitúa la presión tributaria en 14.7% del PIB, pero resulta que educación, salud, protección social, intereses de la deuda y subsidio eléctrico consumen el 12.2% del PIB y entonces gracias a los ingresos de Barrick y un déficit fiscal equivalente al 2.8% del PIB es posible llevar el gasto al 18,3% del PIB. En América Latina y el Caribe el gasto total promedio ascendió en 2012 al 25.1% del PIB.

Ahora bien, y es la llamada de este articulo, resulta que ese 2.8% del PIB, déficit relativamente bajo en relación a la mayoría de los países, equivale a un aumento de la deuda pública por un monto de RD$77,709 millones, en dólares significan US1,750 millones. Pero eso no es todo, resulta que para amortizar la deuda en 2014 es lógico buscar nuevos financiamientos para no convertirnos en exportadores de capital y  esas ¨aplicaciones financieras¨ demandan la suma de RD$111,552 millones o US$2,514 millones. El año próximo el Gobierno tendrá que conseguir financiamientos por un monto de US$4,264 millones en los mercados de capitales, Petrocaribe, multilaterales y en menor medida en el mercado interno.

Muchas voces lamentan que el Gobierno no haya reducido el déficit para el próximo ejercicio presupuestario y no cabe dudas que un déficit en el entorno de 1.8-2.0 % del PIB hubiese sido un mensaje importante de continuar la senda de la consolidación fiscal, sin embargo con la baja presión tributaria y la demandas infiniticas, que en su mayoría no pueden satisfacerse, las autoridades están imposibilitadas de llevar al déficit por debajo de 2.8% del PIB.

Esos montos para financiar el déficit y cumplir con el calendario de amortizaciones para el 2014 debe mover a la reflexión a todos los sectores, pues para fines del año próximo el país estará superando el nivel de 40% del PIB en materia de deuda pública(sin incluir la deuda del BC)y de continuar por este sendero podríamos estar bordeando la insostenibilidad fiscal con todo lo que ello significa.

Concluyo con el mismo mensaje del artículo anterior: si no se logra un  pacto fiscal que garantice la presión tributaria adecuada y los Gobiernos se comprometan a un gasto de mayor calidad, entonces o veremos el país con graves problemas de deuda externa, o nuestro gobiernos verán limitado su accionar a pagar sueldos y los intereses de la deuda y sin contar con recursos para la inversión productiva y engavetando las metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo.