Nada es más agradable que las ciudades donde los ciclistas pasean amparados por rutas específicas, dentro de un tráfico mínimamente ordenado, con una ciudadanía respetuosa de las leyes de tránsito y de los encargados de hacerlas velar.
Sin embargo, montar en bicicleta en la capital -si no es en rutas definidas y en los días feriados- es más bien un deporte extremo, sobretodo si se tiene en cuenta que según el informe de la OMS de 2013 la República Dominicana ocupa el segundo lugar entre los países con más muertes por accidentes de tránsito en el mundo en relación con su población, con una tasa de 41.7 por cada 100,000 habitantes y que, tal como destaca la prensa en este principio de año, la mayoría de los accidentes de tránsito son accidentes de vehículos de dos ruedas.
Velar por la salud de sus conciudadanos es un argumento que utiliza mucho el alcalde de la capital, pretendiendo demostrar un alto grado de preocupación social. La tesis del bienestar por medio de la salud es doblemente discutible en este caso, por el peligro que conlleva y por la alta dosis de contaminación absorbible que no va a la par con una vida sana.
Cuando el sindico se empeñó en construir el siempre vacío “zoodromo”, lo presentó con bombos y platillos como un parque temático sobre animales y lugar de esparcimiento para la familia dominicana. Este parquecito está situado en la esquina de la avenida de los Próceres con Kennedy, en una de las intersecciones con más monóxido de carbono de la ciudad y en medio de la cacofonía de los carros.
Si de salud pública se trata, otro desacierto fue el invento de la playa en el Malecón con las famosas piscinas de Semana Santa, efímero y costoso delirio y caldo de cultivo de una inverosímil cantidad de bacterias y hongos. Por suerte, las piscinas que supuestamente iban a seguir funcionando en todas las semanas santas por los siglos de los siglos nunca resurgieron.
Paris con su Velolib (bicicletas en alquiler en numerosos puntos parisinos para reducir el grado de contaminación de la ciudad), y su Paris Plage (playas establecidas en los bordes del río Sena en el mes de julio sin posibilidades de bañarse en el río), son fuentes de inspiración para muchas alcaldías. Ahora bien, en el contexto local donde las necesidades básicas de una gran parte de los moradores de la capital no están resueltas, vender estas actividades como necesarias para el bienestar de los dominicanos son la expresión de un populismo barato y preocupante ya que muchos conciudadanos, con pocas o ninguna opción de diversión sana, se vuelcan sobre cualquier iniciativa gratuita sin discriminación.
El recién inaugurado anfiteatro Nuryn Sanlley, construido para 2500 personas en el Parque Ibero Americano “para la convivencia de la familia” es un otro ejemplo de una política del bulto. Construido con falsos argumentos en los terrenos del antiguo Zoológico es un ejemplo fehaciente de lo que nunca se hubiera debido hacer en este lugar. Este anfiteatro, cuya cartelera ha sido entregada a un empresario privado y no al ministerio de Cultura como lo había anunciado el propio ministro al apoyar una construcción que afectaba el Conservatorio Nacional de Música es otra aberración.
En el momento que el gobierno da inicio a una novedosa campaña contra el ruido vía el 911 y esta destruyendo bocinas por pilas, instalan bocinas gigantes en prejuicio de todo un sector residencial.
Los ciudadanos de a pie, los vecinos, los pacientes del Hospital de la Mujer así como los enfermos de las costosas torres del vecindario, en fin, todos los residentes del sector, han visto su calidad de vida deteriorarse y su existencia convertirse en un infierno no solo en las Brillantes Navidades sino también en ocasión de cada espectáculo de la cartelera En cuanto a los siempre sacrificados alumnos y profesores del Conservatorio Nacional de Música, estos no tienen ningún amparo oficial puesto que según parece, en este asunto, le han tomado el pelo al propio ministro de Cultura.
Por increíble que parezca, todo esto conduce a la lógica que sustenta estas decisiones: la necesidad de exhibir resultados brillantes bajo el sello Roberto Salcedo, olvidando de nuevo que lo primero es lo primero, que la basura agobia amplios sectores de la ciudad y que el vertedero de la avenida Paseo de los Reyes Católicos crece de manera incontenible cada día bajo el amparo del Ayuntamiento del Distrito Nacional.