Para quienes queremos entender la dinámica y el desarrollo de la democracia, hay que hacer una retrospectiva. Tiene 2,500 años, y es a partir del siglo XVII que se consolida y no desaparece como otros movimientos sociales y culturales.

Ese movimiento social y cultural se da gracias a La República en la que Platón describe la ciudad ideal, con una democracia ideal.  Ahí nos da una noción de lo que es justicia, de lo que es justo; aunque eso no le merecía mucha atención o preocupación. Aristóteles era quien bregaba con conceptos, muy preocupado con desarrollarlos.

Pues bien, contentos todos porque hay armonía entre ellos no significa que los conflictos desaparezcan para siempre.

¿Es posible no haber conflicto cuando la gente interacciona con sus individualidades y por tanto con perspectivas diferentes?  ¿Con esas perspectivas diferentes habría que habilitar a un árbitro? ¿Ese árbitro va a actuar con justicia de manera que se subsanen los conflictos?

Platón entiende que en esa ciudad ideal es el consejo de ancianos quien tiene el concepto puro de justicia y son los llamados a administrar.

La resolución de un conflicto se realizaría por el método socrático. Un método, dialéctico, en el que Sócrates solía hacer que sus seguidores reflexionaran sobre las cuestiones afrontadas Compuesto de dos etapas: ironía y la mayéutica. Ironía: ej. : hacer  preguntas en las que las personas que creían tener el conocimiento,  en realidad era solo una mera opinión o que no tenían el conocimiento. La ironía proviene de la expresión griega que significa "preguntar fingiendo no saber".

Mayéutica: este método se basa en que su madre era partera y ayudaba a las mujeres a dar hijos y Sócrates se caracterizaba con su madre porque decía que su madre engendraba una vida, mientras él ayudaba a los jóvenes a dar la luz a las ideas, a los pensamientos.

Esto surge de la apología de Sócrates. Es la defensa de Sócrates ante el tribunal de Atenas. Durante su defensa él dice que va a explicar qué es lo que él hace y por lo que se le acusa, cuál es su actividad, cuál es su ocupación principal. Se sabe que era un artesano y así se ganaba la vida. Pero la cuestión es su ocupación fundamental, su opción de vida. Y dice: “cierta vez su amigo Querefonte fue hasta el oráculo de tuvo el atrevimiento de preguntar al oráculo de Delfos (les suplico que no se irriten por lo que voy a decir) si había en el mundo un hombre más sabio que yo; y le respondió que era el más sabio de todos los hombres”. Entonces, Sócrates dice que no entendió lo que los Dioses estaban diciendo, pues es obvio que en Atenas más sabías que yo. Y me puse a investigar y a consultar para yo entender esto y refutar al oráculo y decirle, bueno yo sé que no es lícito a un dios mentir, los dioses no mienten, y voy a decirle que eso no es cierto. Su investigación se basó en preguntar a los que consideraba más sabios sobre justicia al juez, sobre salud al médico, sobre poesía al poeta, etc. Y luego de una definición les pedía explicación no sabían hacerlo. Descubriendo que en verdad no sabían de los que se supone sabían. Llegó a la conclusión de que cada uno de nosotros es probable que no sepa gran cosa, y lo peor es que no esos consultados y refutados no saben que no saben. Ignoran, pero piensan que saben. Yo al contrario no sé, pero yo sé que no sé. En ese sentido yo soy más sabio porque ahora entiendo al oráculo de los dioses. De hecho tengo una sabiduría mayor, pero no porque yo sé sino porque no sé y yo sé que no sé, y se me coloca en una postura de interrogación, de búsqueda de la verdad.

Y esto es el filósofo: es quien busca el saber y no quien posee el saber. Es de ahí que podemos sacar la lección de lo que es filosofía: es continua interrogación, amor por el saber, es investigación constante, es el ejercicio de una docta ignorancia, o sea, saber que no sé lo que hace que se esté constantemente en la búsqueda del saber y el conocimiento de sí mismo.

Ese debate da pie a la entrada del universo de la filosofía al universo de la política. Pero, ¿cómo se da exactamente?

En el mundo griego, en las ciudades-estado había tres culturas en conflicto. Una cultura era la de los grandes poetas como el poeta ciego Homero que iba de ciudad en ciudad a cantar la Ilíada y a la Odisea. La Ilíada cuenta en verso la guerra de Troya.  La Odisea es canto en verso el regreso de Ulises. Así es como ilumina a los griegos haciéndoles saber que antes que todo es un heleno, aquellos que lucharon por Elena de Troya: y se toma conciencia de una tradición, la lengua, etc. obtiene una cultura para comportarse como griego y entender dónde vive, sus derechos y deberes, es la llamada cultura popular. Otra cultura que no es popular se da en las casas y lugares donde los sofistas impartían conferencias, entrenando a las elites para la oratoria y tener herramientas para vencer un debate en la ágora, colocando su perspectiva como la dominante y mejor. De esa manera la democracia se alineará bajo su propuesta. Entre la cultura elitista y la popular surge otra: la de los filósofos que van en vía contraria a los mitos y a la democracia implantada. El modo de hacer política es poniendo oídos en la filosofía, mediante el rey filósofo. Entra entonces el ejercicio de la razón desplazando a sofistas, a elitistas, a la democracia ateniense y a todo lo que estuviese fuera de la razón.