“Actualmente, poder y querer como saben son llamados “verbos modales” (como los antiguos gramáticos solían decir). Porque les falta la cosa, están vacíos, χεvα. Por qué? Porque para significar algo necesitan otro verbo no modal que los siga. Entonces, yo camino, yo escribo, yo como no están vacíos. Pero yo puedo o yo deseo necesitan ser llenados por otro, suplementados por otro verbo. Me gustaría dirigir la atención sobre el punto en el que la filosofía trabaja con estos verbos modales vacíos. La filosofía, creo, podría ser definida como un intento de aferrar el significado o de dar un significado a los verbos modales, vacíos. Conocer que significa poder, qué significa querer; y atarlos, unirlos, entrelazar uno con otro.

Este entrelazamiento alcanzó tal vez su punto extremo en la drástica, la casi insana formulación mediante la que Kant expresa el núcleo mismo de su moral: “Mann muss wollen können. No sé si se traduce al inglés como “uno debe poder querer”[…] Esta absurda, insana intersección o entrelazamiento de los tres verbos modales define la modernidad. Y también, creó, el colapso o la imposibilidad de la ética en nuestro tiempo”Giorgio Agamben, Teología y Lenguaje: Del poder de Dios al juego de los niños, p. 64-65

Esta reflexión me vino a la mente cuando leí el estado de facebook de un colega que tengo mucho sin verlo, alguien bien jocoso y que sabe lo que es el vivir atado a las circunstancias de este país, lo que es luchar para seguir adelante pese a todo. Enmanuel Sanchez Diaz dijo unas palabras que suelen hacer eco hoy en día en las redes sociales, producto de esta sociedad de la imagen mediática y espectacular que nuestro querido PLD ha estado fomentando, especialmente en relación a las elecciones pasadas: "La política no es sucia, los sucios somos nosotros que apoyamos lo que sabemos que está mal."

En parte me resulta curioso (no porque no se entienda que aquí hay una especie de problema estructural en relación a las instituciones que configuran nuestro país, una estructura basada en el clasismo y en el racismo epistémico, en la criminalización de la pobreza para convertir al dominicano promedio en un individuo-masa, como diría Ortega y Gasset), sino estos conceptos que se repiten en las frase de Enmanuel, "sucio" y "mal". ¿Qué representa realmente la palabra bien, mal, sucio o limpio en la política moderna?

Yo creo que la política de cierta manera es sucia, pero no por las razones que se ven reflejadas en una frase con tantas implicaciones. La política desde los clásicos, como Aristóteles hasta los filósofos modernos, dígase Kant, Rousseau, etc.  se entienden desde dos conceptos que tienen su origen en el griego: Praxis y poiesis. Praxis significa práctica, u obrar bien en palabras de Aristóteles, poiesis significa hacer, cuando realizas una acción que busca un resultado en base a elegir los medios adecuados para llegar a este. A la luz de estos dos géneros de acción descritos por Aristóteles, la política se ve desde dos puntos de partida diferentes pero relacionadas entre si:

1. La política es un oficio, que solo debe de preocuparse por realizar una tarea de manera eficaz. (Como por ejemplo Aristóteles concebía la política, como una praxis, praxis en el griego significa "obrar bien" y el obrar bien significa, realizar una tarea de manera debida, eficaz, es realmente un oficio). Inclusive, en la política moderna, se entiende que hacer un cargo público es un oficio, solo puede realizar eficazmente para que sea buena su gestión, esto significa que dicha lógica está presente en el quehacer estatal. El marxismo entiende la política como un obrar bien, por ejemplo, la lucha de clases en su sentido clásico busca el tratar de obrar bien, de que el sujeto revolucionario actúe según la obra del marxismo: a través del materialismo histórico-dialéctico de Marx.

2. O la política es un hacer, si algo trae resultados, si son los medios adecuados para lograr lo que deseas (un Estado, una política económica, racial, monetaria, fiscal, cultural, etc.). La política entonces es una poiesis (hacer en griego), como por ejemplo el nazismo, el liberalismo tanto económico como democrático entienden que la política es una obra sin acabar, y hay que hacer lo que se tenga que hacer para mantener esa obra en el tiempo, buscar los medios adecuados, etc..

Entonces en la política por definición el hacer y el actuar son dos géneros de acción que no guardan relación con la moral ni la ética (cosa que ya había dicho Maquiavelo). En ambas se presenta el mismo problema, inclusive si se tiene una visión mixta de las dos. Entonces la política como se conoce hoy en día, es sucia, el problema es que todos hacemos política, desde que nos levantamos hasta que nos dormimos. Inclusive aquellos que están en campos de concentración/detención o que fueron expulsados de países por leyes migratorias nuevas. La política tiene como condición la guerra y la violencia misma, la lucha, el individuo fuera de la estructura política es lo que busca gestionar la política. Entonces la política se evalúa en base a dos palabras, bien y mal. Si analizamos qué significa la palabra "sucio" y "malo" en la frase de Enmanuel podemos notar lo siguiente: Mal significa que el oficio político, así como la acción del pueblo es mala en relación al oficio que deben de realizar. Esto implica que nuestro oficio como pueblo es la de velar por nuestra soberanía, por lo tanto los "sucios" (los malos, los enemigos, etc.) somos nosotros. Pero nada de lo que está ahí descrito guarda relación con la ética y la moral. Inclusive teniendo en cuenta los resultados de la alienación mental e ideológica que tenemos como pueblo y las atrocidades sin escrúpulos que realizan los políticos (e inclusive la pasividad del pueblo) es algo que juega con las vidas de las personas, la política en sí misma no puede dejar de:

1. Jugar con las vidas de las personas, porque la vida es el objeto de la política misma. Esto se evidencia en la historia muy fácil. Los nazis buscaban proteger la vida del “Völk” (pueblo) a costa del sacrificio vital de otros (judíos, gitanos, personas con discapacidad de algún tipo). Eso era necesario para completar su obra.

2. Cuando hablamos de bien y mal, no hablamos desde categorías morales o éticas, sino hablamos desde categorías en relación a un deber relacionado con la esencia de la política misma: buscar el mejor resultado y hacer el oficio de manera más eficaz.

Hay otra palabra que se menciona y guarda mucho sentido en el párrafo anterior, y es la palabra deber. Igualmente a las palabras mal y sucio, carece de sentido en dicha frase porque el deber es en relación al obrar adecuadamente o a los resultados que la política debe de traer. Esta cuestión de hablar del deber sin sujeto que se compromete con los demás es algo que viene con la ilustración. El concepto de deber tiene sus orígenes en la filosofía cristiana, que significa "estar en deuda con", "tributarle a alguien", o sea, el deber siempre está relacionado con otros seres, con otros yo, con otras personas similares a mi. En Kant al eliminar el vínculo entre las personas la palabra deber es una de las palabras más vacías en la ética actual y es la razón por la cual conceptos como bien y mal, deber y dignidad carecen de sentido en la filosofía moderna, y en su dimensión práctica, dígase la política, su carencia de sentido es en cierta medida evidente.

Si este es el estado actual de la política moderna no es de esperar que República Dominicana no esté a merced de las contradicciones de dicho paradigma. Esto implica plantearse de nuevo qué es la política y cuál es el verdadero nexo que hay entre ética y política. El mejor ejemplo es como precisamente por esa concepción de la política como un hacer el PLD ha intentado comprar el voto, realizar acciones muy cuestionables en términos éticos con el fin de mantenerse en el poder y de cómo el paradigma del obrar bien, de la política como praxis ha llevado a la oposición, al pueblo dominicano a la inacción total, en un espacio donde solamente la vergüenza ajena reina, donde la crisis y el cinismo se convierte en normalidad. Si la política tiene un nexo con la vida y no es ni un hacer ni un actuar (praxis) es hora de que pensemos entonces en otra perspectiva.

Reflexiones como estas encuentran su morada en la cotidianidad, en el vivir mismo, en las circunstancias muchas veces ineludibles en las que el ser humano pone en juego su propia vida, quizás ese gesto sea el punto de partida para una visión diferente de lo que es la política.