La mejor política de género en las escuelas es la de la libertad en el lenguaje, siempre que sea respetuoso, una educación que promueva la sexualidad responsable y el compromiso de la sociedad para generar espacios equitativos y armoniosos, sin importar el género.
En la sociedad del conocimiento el aula es un espacio propiciado por el Estado, con la coparticipación de los centros de educación privados, donde, junto a la familia, se forjan los ciudadanos y ciudadanas responsables del futuro de nuestra sociedad.
La orden departamental del Ministerio de Educación busca proteger a las familias dominicanas a través de políticas públicas y programas educativos que deben ser consensuados con los diversos sectores de la sociedad, sin exclusión. Todo con la finalidad de fomentar el trato igualitario entre géneros, una formación oportuna sobre sexualidad que se fundamente en la no discriminación y en la apertura hacia sociedades más tolerantes a las diversas manifestaciones del ser humano.
Todos sabemos de las incontables denuncias por violencia de género que, según las estadísticas del Centro de Género Intec, rondan las 59,391 al año. Es evidente que no debería existir una división en la sociedad con relación al programa propuesto por el MINERD. Las organizaciones que históricamente se han opuesto a este tipo de políticas incurren en el error de anteponer sus intereses o dogmas particulares a las aspiraciones del país. Siempre he dicho que debemos dirigirnos hacia un Estado que planifique todas sus acciones y las implemente eficientemente.
Tanto la diversidad sexual, el sexo, la sexualidad, las relaciones interpersonales afables y el género son valores esenciales de la modernidad en la que estamos inmersos y deben discutirse dentro de las aulas como componentes de una educación global de todos estos temas. Los programas educativos no lo resuelven todo; pero debe haber una sinergia entre las instituciones encargadas del Estado, en donde se promueva este tipo de culturas, políticas y procedimientos administrativos escolares de género.
Queremos escuelas seguras e incluyentes, que fomenten la diversidad de manera que el proceso de sensibilización se acelere y podamos reducir la violencia familiar y sexual en nuestra sociedad y contribuir con una sociedad más igualitaria.