Siempre se ha dicho que la mentira y la hipocresía constituyen la moneda más corriente del que se dedica a la actividad política. La cotidianidad de la vida en distintas partes del mundo le da la razón a quienes piensan así. Esto se debe a que el político usa más la boca que el oído. Usa más la palabra como arte y herramienta para el engaño, como materia prima de la falsía, que prestar atención a los reclamos del pueblo. Del pueblo como emisor de lo que quiere.

Dicen que la naturaleza es tan sabia que nos ha dado dos oídos para escuchar más y mejor y una sola boca para hablar menos, y obligarnos por ende, a ser más preciso y correcto en lo que decimos. Pero en la política sucede al revés. Es más oral que auditiva.

Se parte del supuesto de que el político exitoso es aquel que maneja la palabra como el arquero la flecha. La palabra convertida en dardo para adormecer conciencia y anular la razón bajo el embrujo de su magia. El mago y el político común es lo que más se parecen. Mas bien, compiten en el ejercicio del ilusionismo. El prestidigitador te saca un conejo de un sombrero y el político te extrae un elefante.

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas"

Es el pueblo quien se convierte en receptor y el político en emisor. En emisor de palabras y promesas huecas que ya son lugares comunes en el vocabulario de todos los políticos. Es por eso que vemos esa desconexión entre lo que la gente aspira y siente y lo que el político ofrece. El político común nos bombardea con frases manidas y repetidas que suenan cansonas, insinceras y aburridas por su falta de originalidad, porque no hay corazón ni verdad ni voluntad en sus palabras.

La inteligencia y la intuición popular es capaz de adivinar la intencionalidad engañosa en las promesas electoreras, en las palabras vacías que nunca serán llenadas con realidades y hechos. Con ese viejo modelo que reduce al pueblo al papel pasivo de escuchar, que lo resigna a contemplar desde las gradas, y que le otorga al político todo el protagonismo de hablar para mentir, de hablar para seducir y manipular, con ese patrón tradicional ya es hora de que rompamos.

El político común nunca se sentirá cómodo colocándose en el extremo receptor, en la acera del que escucha, pues no tiene la intención de obedecer al pueblo escuchándolo, sino de someterlo, mandándolo desde una poltrona alejada de las necesidades populares.

Como dijimos, se hace imperioso que invirtamos positivamente los términos en la relación político-pueblo, poniendo al pueblo a decir y al político a escuchar las palabras que vienen del corazón popular, donde el verdadero líder debe poner sus oídos.

Es lo que está haciendo el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, ingeniero Miguel Vargas, al orquestar y lanzar el desarrollo del movimiento social #dímelo, el cual buscaeliminar la exclusión ordinaria de la población para hacerla protagonista de las soluciones de sus problemas particulares.

La buena noticia es que esto último se está logrando, pues las respuestas conseguidas desde la aparición del movimiento #dímelo ha marcado un antes y un después en la manera innovadora de hacer política en las redes sociales e Internet. Se nota que el pueblo ansiaba el surgimiento de una plataforma para ser escuchado, una plataforma donde las masas pudieran plantear sus problemas, lanzar sus reclamaciones e inquietudes en lugar de lanzaderas de candidaturas poco incluyentes y poco receptivas.

La medida del éxito lo demuestra el hecho de que más de 350 mil personas han expresado sus pareceres, sus desahogos, demandas y necesidadespor medio de #dímelo, alcanzando el día su inicio a más del 74% de los internautasdel país.

La página de internet dimelopais.com ha venido a derrumbar muros invisibles levantados entre los partidos y los ciudadanos; ha venido a romper la sordera de los políticos tradicionales que marcan distancia en vez de tender puentes de vinculaciones y acercamientos.

Es así como esta plataforma digital se ha convertido en la tercera página más frecuentada de la República Dominicana y las redes sociales en Twitter, Facebook e Instagram @dimelopais, pues se ha prestado como un excelente canal de expresión para que todas las comunidadesdigan lo que tengan que decir, comuniquen sus inquietudes, sus prioridades, problemas, anhelos y preocupaciones por esta vía innovadora.

El resultado será que de todas esas opiniones, sugerencias y manifestaciones expresivas del pueblo saldrá el programa popular de gobiernodel PRD.

Concluimos este artículo citando una interesante y oportuna reflexión de Bertolt Brecht a propósito del tema:

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".