Recientemente, el jefe de la Policía Nacional, Nelson Peguero, se despachó a gusto. Tranquilo y fresco dijo que no sabía nada del paradero de RD$1,000 millones de pesos y de que desconoce qué función prestan 2,300 agentes de 38,000 que tiene en nómina la institución. Como quien no quiere la cosa, o se hace el "sueco", él desconoce lo que ocurre internamente en la institución del "orden" en completo desorden. En otro país o lugar donde se respeten los funcionarios públicos, al minuto de dar semejantes declaraciones la renuncia sería un hecho.
En este país estamos muy pero bastante mal. Cómo es posible que el jefe de la Policía diga esto sin llenarse de verguenza y mucho menos de renunciar a su cargo!!. Con declaraciones así no hace falta buscar nada más.
Urge la reforma policial!!. Ese documento engavetado gracias a los magnánimos congresistas como tantos otros proyectos de Ley pendientes de aprobar, salvo los que benefician sus bolsillos como la ridiculez aprobada recientemente del "Instituto de Prevención al Congresista Dominicano", resulta una afrenta frente a lo verdaderamente importante.
En ese sentido, la reforma policial por supuesto que no es una garantía de un cambio rotundo pero sí puede sanear y ayudar internamente a un organismo podrido y dañado hasta el tuétano. La policía nacional produce miedo en la sociedad, estupor, con una corrupción demencial y demasiada deficiencia en sus miembros. Al jefe de la policía y sus acólitos se les va el tiempo en decir lo mismo de siempre "mano dura, serán implacables con la delincuencia", etc…A sabiendas de que muchos de sus miembros forman parte en un 90% de los casos de actos de delincuencia, narcotráfico y demás tareas oscuras.
Los miembros de la policía deben ganar un salario alto, digno de la "vigilancia" de la sociedad. Deben tener incentivos. Es una verguenza los sueldos de miseria que devengan esos hombres y mujeres, además de que allí se "engancha" a raso o policía cualquier infeliz que ande por la calle. No son sometidos a estudios sicológicos ni siquiátricos previo a su incorporación, no hablan ni se maneja correctamente frente a tantos casos de delincuencia y homicidios.
Si esa anhelada reforma continúa su paso adormecido seguiremos en la senda de vivir en un país sin leyes y sin protección de ningún tipo por temor a los mismos policías y militares que tienen el deber de imponer el orden. El jefe de la policía aunque nos llene de verguenza su reciente declaración fue "sincero". El Presidente Medina debió cancelarlo inmediatamente, pero aquí nada pasa……..y todo ocurre.