Entre la condena de Dante en 1302 y el plan temático y estructural de La Divina Comedia se dan relaciones que luego serán referidas en el poema, pues subsisten y cobran valor como “demonios”, “residuos” psicológicos e imaginarios resituados en los tres órdenes alegóricos del poema. Max Henríquez Ureña cree, basado en un lectura de formas e indicios que:

“Acaso esta condena influyó decisivamente en el plan de la Comedia, empezando por el infierno, donde hace consumir por el fuego eterno, y no simplemente temporal, al propio Papa Bonifacio VIII, que por otra parte, ya en octubre de 1303, había fallecido, después de vencido y de acusado en Francia de simonía, herejía y otros delitos “. (Obra y Apuntes, Op. cit. p. 23)

Los conflictos políticos, religiosos, familiares y grupales influyeron en Dante y atormentaron al poeta, a tal punto que destierro y peregrinación ocuparon un gran lugar en la relación vida-obra del poeta y en sus caminos tortuosos y accidentados: según Max:

“Dante escapa de Florencia, y desde entonces peregrina por toda Italia, menos en el extremo sur, lo mismo está hoy en Bolonia, que mañana en Ravena, en Verona, en Mantua, en Venecia. Se dijo que había estado en París: Una investigación cuidadosa de Farinelli lo desmiente. Soñó un tiempo con regresar como vencedor a Florencia, pues hizo varias tentativas, entre ellas una de 1303, organizada por los Güelfos Blancos. Pasan después diez años en los que va de un lugar a otro y no despliega ninguna actividad política, pero en 1309, anima al Emperador Arrigo VII coronado en 1309 para que invada y ocupe a Florencia, haciéndole ver que esa ciudad era un enemigo poderoso por su tenacidad y sus ramificaciones”. (Ibídem.)

En efecto, el Emperador Arrigo VII, estudió y meditó esa posibilidad propuesta por el poeta y cuando ya estaba preparado para llevar a cabo tal empresa, fue atacado por una fiebre palúdica y falleció en agosto de 1313. Dante no pudo ver colmado este sueño, en el cual fundó sus esperanzas de regreso a Florencia.

Según Max:

“En 1315 Florencia vuelve a condenar a Dante a muerte; esta vez porque no aceptó la amnistía propuesta a los desterrados, en condiciones nada honrosas, la sentencia fue a ser decapitado”.  (Vid. p. 24, op. cit.)

Según relata MHU:

“Vivió un tiempo en Ravena, no sabemos cuánto, y es posible que allí estuvieran con él su esposa e hijos: GemmaDonati, el hijo Santiago, y la hijaAntonia, que tomó el velo en Santa María de la Oliva bajo el nombre de Beatriz. Parece hubo otro hijo, Juan.” (Ibídem.)

La aventura diplomática y política de Dante fue diversa pero siempre ligada a un poder político. Según narra MHU:

“En 1321, Guido Novello lo envió como embajador suyo a Venecia; había ocurrido una riña entre marineros venecianos y raveneses, y habían sido muertos dos venecianos, y Guido quiso enviar a Venecia una embajada para arreglar el asunto y evitar complicaciones posibles”.  (Ibídem.)

Sin embargo, al regresar atravesando zonas pantanosas entre Pomposa y Comacchio fue atacado por el paludismo que era frecuente en dicha región en 1321 y el poeta murió en septiembre de 1321.

Guido Novello fue señor poderoso de Ravena y sobrino de Francesca Rumini. A propósito de la familia de Dante MHU nos dice y a la vez nos informa que:

“Gemma di ManettoDonati sobrevivió a Dante, y todavía aparece en un documento de 1333. Se dice que tuvo con Dante siete hijos, pero sólo hay constancia de tres: Pedro, Jacobo (o Santiago, como traducen otros) y Antonia.  Boccacio dice que Dante no la vio más después de su exilio.  No parece, sin embargo que ella se quedara en Florencia con los hijos, dada la condena recaída en el padre”. (Ibídem.)

Pero, ¿Cuáles son los recorridos de estos tres universos de sentido que conforman La divina comedia o La Comedia?  Los resúmenes que hace MHU basados en la concepción literaria y temática del texto, poseen una inscripción polisémica, por lo mismo que el texto “habla” y se deja hablar por un sinnúmero de voces condenadas, condenadoras y “condenantes” a la vez.  Aun el Paraíso deja sentir contrastes estéticos, alegóricos y morales profundos.

La figura como generante de figuralidad es explicada por el filólogo judío-alemán Erich Auerbach, en un texto fundamental para el conocimiento y estudio de la interpretación figural, titulado justamente Figura (Eds. Trotta, Madrid, 1998).  En dicha obra, Auerbach señala que:

“La interpretación figural o, para expresarlo con mayor precisión, el modo de concebir figuralmente el acontecer histórico tuvo una amplia difusión y una profunda resonancia hasta penetrar en la Edad Media e incluso en épocas posteriores. Los estudios sobre el método figural no han ignorado su propagación ni sus consecuencias. No sólo las obras teológicas que versan sobre la historia de la hermenéutica, sino también las investigaciones de historia del arte en el campo de la iconografía medieval, así como la historia de la literatura en el campo del drama religioso medieval”. ( Op. cit. p. 109)

Así, el figuralismo, el alegorismo y el literalismo en la mayoría de las creaciones artísticas y literarias de la Edad Media, se constituyeron a través de la figura trinitatis que analizan muchos tratadistas de la Edad Media (Ver, Umberto Eco:  Il problema estético in Tommasso d’ Aquino, 1970; Edgar de Bruyne: Estudios de estética medieval, Vols. 1, 2 y 3, 1958; y otras ediciones; E. Auerbach: Literatura y público en la baja latinidad y en la Edad Media, 1958, y otros).

Sobre Dante y la Edad Media, así como la figuralidad en la literatura sería pertinente revisar las páginas de la obra, en este sentido fundamental de Ernst Robert Curtius: Literatura europea y Edad Media Latina, Vols. 1-2, en español en Fondo de Cultura Económica, 1948 (1955).

Sobre Dante, la “Lección cuarta” y la “Lección quinta” MHU no parece tener en cuenta (o conocer) algunas contribuciones que generaron polémicas e interpretaciones “especiales”, como la planteada en 1919 por Miguel Asin Palacios (Ver, La escatalogía musulmana en La Divina Comedia, 1919; Dante y el Islam, 1927; Ver también EdoradoColi: Il Paradíso terrestrg dantesco, 1897; por otro lado, y ya más tarde, véase René Guénon: El esoterismo de Dante, 1957; y para completar, luego de su muerte, referencias especiales Jorge Luis Borges: Nueve ensayos dantescos, 1982).

Entre tiempo, la bibliografía sobre Dante y sobre la literatura italiana sigue avanzando.  Las Lecciones de MHU, lograron incentivar a estudiantes y entusiastas en Cuba, donde fueron dictadas, y, donde las prologuistas Mayerin Bello Valdés y Elina Miranda, explican el contexto del volumen donde aparecen las Lecciones, junto a otras contribuciones literarias, las autoras del prólogo no dejen de advertir lo siguiente:

“Cierto es que las Lecciones de Literatura italiana que aquí se recogen no fueron concebidas para ser publicadas. Pero no es menos cierto que al ser su autor un latinoamericano animado por los mismos intereses que el eminente catedrático [se refiere al Dr. Aurelio Boza Masvidal fundador del Seminario de literatura italiana], estas y otras contribuciones como algunos análisis que realiza en su libro De Rimbaud a Pasternak y Quasimodo (Literaturas no hispánicas III), enriquecerían un panorama que hasta ahora creíamos más desolado”. (Vid. “La polifacética vocación literaria de Max Henríquez Ureña”, en Vol. citado, pp. XI-XX)

Toda una constelación de datos, cronologías, biografías y biografemas nutren el aporte de MHU a la italianística moderna y a los estudios generales sobre la literatura italiana y europea. Sus estudios comparados en este sentido contribuyeron, en su época, a un dominio que aún hoy se disputan los estudios comparados europeos y euroamericanos.