“Desposeído desde temprana hora del cariño y los cuidados de sus progenitores. Dante tuvo una infancia y una adolescencia melancólicas y solitarias. Soñaba con el amor de padre, y él apenas si hace mención de este. Su temperamento hipersensible le hacía soñar con el amor paterno, y cuando elige, para conducirlo en la Comedia, a Virgilio, es porque literaria y espiritualmente lo considera como un padre: así lo llama, padre en varios pasajes del Infierno y del Purgatorio” (Max Henríquez Ureña: “Lección tercera¨, en Obra y Apuntes XI, Literatura no hispánica 2, op. cit. pp. 19-20).
Max Henríquez Ureña hace del autor y la obra un espacio de lectura, conocimiento y reflexión. Su misma interpretación, descripción y recorrido de Dante en el contexto de la literatura italiana, se orienta al sentido de la vida-obra de Dante Alighieri. Las visiones de Dante en su amor por Beatriz Portinari, mueven una historia que podría ser real o irreal al mismo tiempo.
Según MHU:
“Y en su devoto amor por Beatriz hay un momento según observa Papini, en que parece el de un hijo por su madre, y más de una vez, en el Paraíso, dice que acude a ella como el niño busca el regazo materno”. (Ibídem.)
MHU afirma, llegado este momento del análisis que:
“Dante deshumanizó a Beatriz: la convirtió en símbolo, en abstracción, en visión de ensueño”. (Ibídem.)
Muchas hipótesis y supuestos biográficos sobre el amor Dante-Beatriz, conocimiento posible entre Dante y Beatriz y la propia existencia de la “bella donna de la mia mente”, han conformado toda una mitología que ha logrado imponerse en diferentes transcursos imaginarios y poéticos dimensionales de La Divina Comedia. Exégesis y Filología han sido para la lectura de Dante orientaciones ricas y motivadoras en cuanto al conocimiento de su obra.
Max insiste en aquellas líneas y trazados sobre La Divina Comedia que han hecho historia y cardinales de interpretación a partir de materiales aportados por eruditos y por una tradición histórica y crítica del texto dantesco. Pero permanece en la lectura de Max el tópico biográfico ligado al tiempo-lenguaje de la obra poética de Dante.
“Existió, de todos modos, una Beatriz real: hija legítima de Folco Portinari y Cilia Caponsacchi y segunda esposa de Simón de Bardi, nacida en 1266 y muerta (en) 1290. ¿Quiso Beatriz a Dante? No parece probable, aunque lo saludó con afabilidad la primera vez que volvieron a encontrarse después de varios años, pues se habían conocido de niños. No obstante, Beatriz, al saber que Dante cortejaba en versos a mujeres, le negó el saludo. Pero cuando ambos se encuentran en una fiesta de esponsales, ella con otras amigas, se burla de Dante, que lo cuenta así en la Vita Nuova. Observa Papini que no puede haber interés amoroso en quien se burla públicamente del presunto amador”. (Ibídem.)
Los tres biografemas de Dante se interconectan en la poética histórico-biográfica de MHU, agregando líneas internas y externas a su vida-obra y tiempo-espacio de análisis del texto como cuerpo literario y fundación literaria. El Dante poeta, guerrero, teólogo tomista, político, filólogo y alegorista conviven en varias etapas de su obra.
MHU insiste, sin embargo, en el encuentro entre Beatriz y Dante, e insiste en los biografemas comunes y diferentes del poeta y la donna (bella donna), y así, nos dice que:
“Cuando Dante conoció a Beatriz, ella tenía 8 años y él tenía 9. Amor infantil, que quedó grabado en su espíritu. Beatriz murió cuando tenía 24 y él, 25. Dante volvió a verla cuando él tenía 18 y entonces empezó a escribir la Vita nuova. Discusiones sobre la existencia de Beatriz. No cabe duda, sin embargo, de que se trata de Beatrice Portinari, hija de Folco Portinari, rico florentino; Beatriz se casó. Dante también. El esposo de Beatriz era Simón Bardi”. (Vid. pp. 21)
Max reproduce en esta Lección un soneto, y luego de trabajar la cardinal biográfica e histórica ,esto es, el testimonio del poeta en La vita nuova, dando algunas pinceladas sobre la vida real de Beatriz, la amada platónica y alegorizada por Dante en el Soneto XV de dicha obra:
“A aquellos que saluda, les parece
mi amada tan gentil y recogida,
que quedan con la lengua enmudecida
y absorta su mirada permanece.
De todos alabazas mil merece
al irse, siempre de humanidad vestida,
y del cielo a la tierra ser venida
sólo un milagro por mostrar, parece.
Muéstrase tan graciosa a quien la mira,
que cede al corazón una dulzura,
que no puede entender quien no la prueba;
Y en sus ojos parece que se mueva
un espíritu suave de ternura
que va diciendo al ánima: suspira”.
(Vid. pp. 21-22)
El soneto que reproduce MHU en traducción y en dicción poéticas, resulta de una alegorización poética que, desde la línea tensiva, estrófica y rítmica del soneto, se lee como visión presente y locus enunciativo asumido como poíesis verbal, lírica y expresiva en los catorce versos del soneto.
En efecto, la tensión apariencia-esencia participa también del retrato y la etopeya de Beatriz. El lirismo no solo aflora en el poema, sino que además cobra fuerza expresiva, filosófica y testimonial. Pero la misma rítmica y narrativa del poema crea sus posibilidades simbólicas y alegóricas, siguiendo el trazado poético impuesto por el orden cultural mismo.
Se trata, en su caso, de leer la mística y el poema que por vías espirituales se convierte en cosmos-mundi.
Max pasa, a seguidas, a nombrar sus obras (vid. p, 22), para luego caer en el Dante, hombre público. Pues se trata de la biografía del poeta como sujeto en la vida institucional. Según Max:
“La participación de Dante en la vida pública de Florencia, no fue importante hasta 1300, aunque desde cinco años antes figuró en varios Consejos (había 6 ó 7, entre mayores y menores, y el Parlamento, que los reunía a todos cada dos meses). Era muy diversa y diluida la autoridad pública en Florencia: el Podestá, el Capitán del Pueblo, los Cónsules de las Artes, los Sabios, los Priores de las Artes, etc. La magistratura más importante, teóricamente, la de los Priores que eran 6 y duraban en el cargo 2 meses… Dante fue Prior desde junio al 15 de agosto 1300; y en 1301 formó parte de seis Consejos”. (Ver, pp. 22-23).
El Dante político sobresale en La Divina Comedia, cuyo trazado permite entender el mundo social de la Toscana. Los conflictos que tuvo por diferencias políticas e institucionales, construyeron toda una mitología que se dejan leer en la superficie-profundidad de su obra cumbre: La Divina Comedia. La vita violenta vivida por Dante ha sido convertida en muestrario crítico por algunos dantólogos o dantistas, pero además, la vida de Dante cambiará y será retomada en sus obras fundamentales.
Según MHU:
“En octubre 1301 la nueva señoría florentina, al aproximarse Carlos de Valois, designado por el Papa pacificador de Toscana, decidió enviar tres embajadores a Roma para que se opusieran a las intrigas de los Güelfos Negros, favorables a Carlos en la Corte Pontificia. Uno de ellos fue Dante. Bonifacio VIII retuvo a Dante y despachó a los otros a Florencia a ver si los florentinos se le sometían”. (Ibídem.)
Según Max: “Dante quedó en Roma como si fuera un rehén. Cuando, ya en noviembre, llega la noticia de que Carlos de Valois había entrado en Florencia, Dante logra escapar de Roma, no se sabe cómo, reaparece en Toscana. Allí es condenado en 1302, con otros muchos Güelfos Blancos, acusado de estafa, rebeldía, etc., cargos todos inventados, salvo el que Dante era opuesto al Papa Bonifacio VIII”. (Ibíd. loc. cit.)
¿Cuál fue la estructura de la condena, según la explica Max?
“Primero se le condenó el 27 de enero a pagar 5,000 florines de oro, y a destierro por 2 años. Después, marzo 10, con otros 14, fue condenado a muerte por el fuego”. (Ibídem.).