El Presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez nombró el pasado miércoles 30 de agosto un nuevo director general de la Policía Nacional. Cuando se redactó el decreto número 321-17 que dispone el retiro del General Peguero Paredes, ya hacía días que la sombra de la destitución lo perseguía incesantemente.
En efecto, el primer mandatario designo, mediante el decreto 320-17, al General de Brigada, Ing. Ney Aldrin Bautista Almonte como nuevo Director General del cuerpo del orden. Posterior al nombramiento se produce la puesta en retiro del anterior jefe policial.
Junto a Peguero Paredes, también fueron retirados los mayores generales de la Policía Nacional Manuel Castro Castillo y José Armando Polanco Gómez, ambos con disfrute de la pensión correspondiente. No se entiende por qué hay que aclarar que disfrutarán de la pensión que les toca por ley.
Según dicen entendidos en la materia, cuando un jefe policial no conviene a los intereses de grupos enquistados en la institución, es normal la sucesión de hechos delictivos escandalosos.
En esa tesitura, en días recientes desapareció Emely Peguero, una adolescente de 16 años de la comunidad de Cenovi, quien mantenía una relación de noviazgo con Marlon Martínez. Se dijo que Martínez confesó haber asesinado la menor y que la tiró en el vertedero de Hatillo.
Durante el transcurso de la semana recién pasada, periodistas y bocinas del gobierno comentaban sobre la supuesta incapacidad del General Peguero Paredes para dirigir la institución del orden. En un programa de la tarde, un “periodista” afirmaba que Paredes era conocido como poeta y humanista. “No es posible en este momento, que un poeta y humanista dirija la Policía Nacional, ahí hace falta un general con autoridad”, concreto el “comunicador”. Pregunta:
¿Sera que a los policías y militares le esta negado cultivar el arte de la poesía y peor aún, ser humanistas?
Otro hecho significativo es que, en tiempo récord varios uniformados mueren a manos de supuestos delincuentes. Posterior a estas muertes se descubre la existencia de una banda denominada “Mata Policías”, más de 20 supuestos criminales son apresados, entre ellos, varios miembros de la uniformada según se dice.
El jueves, al salir de mi casa, un amigo me dijo, “la vorágine que se vino encima marcaba un presagio de que el hombre (Peguero Paredes) no era agradable como jefe de policía”.
La afirmación me impone otras dos preguntas:
¿Sera que el destituido Director General de la Policía controlaba demasiado e insistía en mantener en el redil correcto la institución?
¿O quizás es real el hecho de que se descuidó en el ejercicio de sus funciones y por tanto fue demasiado permisivo?
Ahí, según yo, pasó una de tres:
- Primero, el Presidente Danilo Medina creyó los chismes que acusaban al General de ser flojo por su condición de poeta y humanista, por lo que no calificaba como Director.
- Segundo, En verdad el General Peguero Paredes descuidó sus responsabilidades al frente de la institución del orden.
- Tercero, el Presidente decidió liberar a su amigo del estrés que producen las intrigas, más cuando son urdidas por tus propios compañeros.
¿Por cuál de las tres opciones se inclina usted?
Yo por mi parte, me resisto a creer que el sustituir el director de una institución tan relevante, como es el caso de la Policía Nacional se haga tan a la ligera. Más bien, me inclino en creer que el estrés que perdura en el mandatario, desde la “alergia” en su rostro, hoy sigue obrando en su contra y le imposibilita sopesar las decisiones a tiempo.