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Juan de Jesús Reyes

Juan de Jesús Reyes Aranda, nació 1872 y murió en la ciudad Santa Cruz de Mao, en 1962. Su padre era oriundo de Moca. Aunque Mao cuando vino al mundo pertenecía a Santiago, su formación primaria fue en Puerto Plata.

Fue maestro de varias generaciones y un distinguido munícipe. Comenzó muy temprano a escribir versos. Desde su aislada aldea de entonces publicaba en los principales medios del país, incluyendo  Santiago y Santo Domingo. Don Juan de Jesús era un perfeccionista del verso. Pasó por el modernismo airosamente y confirmó su voz personal. Su obra poética ha sido recogida en La atesorada luz poética de Juan de Jesús Reyes de Francisco Almonte, Editorial Lozano, 2009, 340 pp. Antes de morir pudo ser testigo de la elevación del antiguo Municipio en Provincia Valverde. Habiendo sido amigo cercano del ilustre poeta maeño, puedo atestiguar su profundo conocimiento de la poesía y su enorme humildad. Nos place incluirlo en esta galería.

 

 

 

 

 

 

 

POEMAS DE JUAN DE JESÚS REYES

 

Es el amor

Trino en aire, en la flor perfume:

eterna vibración,

luz en el astro y gloria y dulce vida

en todo corazón

es el amor. Mi corazón  repite

con íntimo latir

puesto que amor es alma de la vida,

amo para vivir.

 

Desde aquel día

Yo vivo como un iluminado

desde ese día en que te vi pasar,

y creo disfrutar

un dulce gozo nunca superado.

Pasaste como un ángel de blancura

de lirios y azahar;

pasaste sonreída con dulzura,

con leve y armonioso caminar,

con el rostro en el Bien transfigurado.

¡Gracias por tu limosna de hermosura!

¡Yo  vivo como un iluminado

desde aquel día en que te vi pasar!

 

Una voz en la noche

Oye en la noche azul plenilunaria

el aleteo febril de mi canción:

oye mi voz, sumisa cual plegaria,

vibrando como vibra el corazón.

Oye latir mi corazón herido

por tu mirada, flor de luz intensa,

oye mi voz de ruiseñor sin nido,

triste, como el amor sin recompensa.

Oye mi voz. Tu corazón despierte

y abra el plácido alcázar del amor;

oye mi voz, o pediré a la muerte

su lúgubre caricia y su favor.

Oye mi voz. Quiere la suave luna

ver un idilio de amor, unos de esos

que hacen dos almas refundirse en una

y hacer que estalle el corazón en besos.

 

En tu Alma

En tu alma y en mi alma

hay un doble y mutuo débito,

hay un gran poema inédito,

en tu alma y en mi alma.

En tu alma y en mi alma,

aves de ilusiones trinan,

y hay cosas que se adivinan

en tu alma y en mi alma.

En tu alma y en mi alma,

¡cuántas flores intangibles!

¡Cuántos sueños imposibles

en tu alma y en mi alma.

En tu alma y en mi alma,

hay anhelares opresos;

hay llantos que fueron besos

en tu alma y en mi alma.

 

Ofrenda

Hora crepuscular,

paisajes tristes,

sentí arenas, marchitas flores;

una ilusión de pálidos matices

hacia el Poniente:

un sueño de colores.

Un gemir de torcaces y perdices

y unos dejos enternecedores;

algo que habla de los días felices

que ya pasaron,

y de los amores

cuyo recuerdo tiene luz de cirios

en mi honda noche;

inclinación de lirios

y de las rosas del jardín.

Incierta,

borrosa luz;

incierta sombra…

En tanto:

camino solo,

voy al camposanto

y llevo flores a mi novia muerta.

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La Foto

Trinitarias en la Plaza España