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Llegando al final femenino

A través de estos veintiséis días hemos mostrado versos de varias mujeres, algunas iconos universales como Alfonsina Storni, Carilda Oliver Labra, Juana de Ibarborou,  Gertrudis Gómez de Avellaneda, Delmira Agustini,  Sor Juana Inés de la Cruz y las nuestras: Soledad Álvarez, Sally Rodríguez, Ángela Hernández y Carmen Sofía Comprés Bencosme, si bien son minoría frente al pelotón de varones que concluirá con dos más, es una hermosa representación en todo sentido de la mujer que ha pulsado la lira en estas tierras americanas. Además, hay un detalle tipográfico y gramatical, las cuatro nuestras detestan las puntuaciones regulares. Algunas no ponen ni punto final. Todas en general son o fueron en su juventud mujeres muy hermosas, un detalle muy interesante y revelador de que muchas veces la belleza del decir viene de un temperamento y una emoción nacida en un cuerpo hermoso: como si los rosales además de flores bellas pudieran producir ambrosía de frutos mágicos.

No lo hicimos adrede, pero es regocijante este hecho maravilloso: Benditas sean estas supermusas que además de hacer la belleza transmiten espiritualmente las suyas físicas.

Carmen Sofía Comprés Bencosme  

Carmen Sofía Comprés Bencosme, nació en Moca el 4 de marzo de 1945, reside en Santiago. Estudió en colegios de Moca  con las Madres Salesianas y en Santiago en el Sagrado Corazón de Jesús. Sus inquietudes artísticas en principio fueron el dibujo y la pintura, pero su necesidad de reflejar de manera más plástica sus vivencias y vividuras la llevaron al comercio con la palabra lírica. Sorprende agradablemente a los lectores que una mujer dedicada al hogar y actividades relacionadas con las actividades de su familia y de su clase social, una mujer hermosa, con profundas raíces burguesas, con una infancia plena del verdor de esos campos mocanos, se lanzase, como ha hecho ella, con todo el ímpetu de su temperamento apasionado a decirse y a decirnos su ser. Que este pequeño ramillete de sus versos motive a los lectores inteligentes a seguir su trayectoria. Ella es, además de emotiva y apasionada, una preocupada por la eufonía y la precisión de esas emociones apasionadas.

Aunque ha permanecido al margen de la vorágine que caracteriza a los cazadores de titulares y premios de estos tiempos superficiales, ha recibido atenciones internacionales como un artículo elogioso de Odón Betanzos en el ABC de Madrid; en el Diccionario de Cándido Gerón; nosotros le dedicamos par de artículos comentando su primer libro y ha recibido reconocimientos del Ateneo Insular, de la que es miembro fundadora, como de la revista Mythos. Entre otros, ha recibido homenajes del Taller Virgilio Díaz Grullón y del Ateneo Amantes de la Luz.

Ha publicado hasta ahora tres libros de poesía: Será otro azul, 1997, Poema y variaciones, 2007 y Recinto del Fuego, 2017, es decir, a una obra cada década. Este último libro editado en Amigo del Hogar, no ha sido puesto en circulación, de modo que estos poemas que hemos escogido de pueden considerarse poco menos que inéditos para nuestros lectores.

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POEMAS DE CARMEN SOFÍA COMPRÉS BENCOSME

 

Frenesí

Como un ángel  cansado de pecar

en cáliz de honda certidumbre

libo

*

Te reconozco

y no sé cómo nombrarte

ven

abrázame

fuego infinito.

 

Promesa

Ven

refúgiate

que mi pecho hacia el cielo se abre

*

A las palabras ponle manto

al silencio tu tacto

*

Rotos los caminos

espesuras

valles y praderas

alcémonos

por encima del llanto

de los cuerpos rijosos

que sacrílegos vuelven

hasta

de los cambios del viento

y su canto

el sagrado recinto.

 

Tormento

En pozo

del que no hallo fondo

una presencia estremece

*

Como labios de niebla

escarba risa

que mezcla el viento

*

Con su lengua

serpea

del barro su fuego punzante

*

Esta ofrenda

que no puedo ignorar

enlucida de crepúsculo

danza

sobre el pecado de este cuerpo

*

Ardo y tengo frío.

 

Plenitud

Nace quebranto de cálices paganos

en creciente duelo

*

Y los surcos de tu rostro

con cierta lasitud me pierden

*

Solo tu presencia permanece

no agosta su savia

crece

arrastrándome.

 

Despojo

La selva informe de la tregua

desde sí misma

se vuelve sombra de silencio

*

Arde y llamea

el pozo palpitante de las ansias

*

Cobramos los mantos de mi credo

ante la flor racimada de su cuerpo

sierva me despojo de la carne

*

Ahora

¿qué ahogo con la infancia de estas alas?

*

La heredad que atisbo

me esgrime

*

Pierdo mi rezo,

 

Infinito

Esto que envuelve y abrasa

como un sol crepitante

es la llama pronta de la noche

que en turbia confusión

viola el desnudo de mi cuerpo

*

Entreteje voces

nombra cosas que veo y sueño

*

Hasta cuando este azul

tatuado en mi ser.

 

Ruego

Como anhelar de este cielo diáfano

la estival embriaguez de montes y valles

si alzadas veo tus manos

en vértigo de abismo hendir los aires

tenderse hasta mí

la flor racimada de tu cuerpo

que exhibe grabado a fuego

goces de lo humano

*

De mi alba desnuda y de ti palpitante

nacen tus ansias

por recintos encharcados reptan

se pierden

entrelazan nostalgias de alas

exentas de contorno

*

Mientras yo permanezco pasible

sin balbucir reclamo

a la noche quedan trazos de mi aliento

aliento que fue tuyo por un instante

quebranta distancias

*

¡Pero no me salves!

Despoja ahora mi cuerpo

plagado de abalorios

para que en misma sencillez de albada

la floración inmerecida

en soplo de auras se repita.

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La foto

La rosa del jardín/ la simple rosa fácil para todos/ al tallo del rosal crucificada;/ la que asomada, pública y desnuda,/ al borde de la brisa vocifera/ como el mejor pregón de su perfume.ª Franklin Mieses Burgos (Las dos rosas). Flores del Residencial Pedro Livio Cedeño.