Ramón Cifré Navarro, nació y murió en esta ciudad: Del 15 de septiembre de 1926 al 27 de noviembre de 1986. Estudio derecho, pertenece a la promoción del 1951 al 1956. Poeta y periodista. Dirigió en una oportunidad la página literaria del periódico El Caribe. Fue co-director de la revista Testimonio. Aunque fue un poco bohemio en su juventud, a medida que maduraba se fue retirando.
Su poesía ha sido comentada y criticada favorablemente. Sin embargo, él, junto a Juan Carlos Jiménez, ha sido un poco olvidados. Esperamos que al conocer sus versos, los lectores descubran el secreto por el que hay un trasunto de melancolía y desolación en sus poemas.
Obras: De manos con las piedras, en la Colección Testimonio, 1964; Espejo y aventura, 1974. Existe una antología con el título de Poemas póstumos, de 1995.
Ramón Cifré Navarro
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Poemas de Ramón Cifré Navarro
Desde un balcón no comprendido
en inventario alguno
Amarla
es frecuentar una canción
herida en el costado.
*
Soñar con ella
es sorprender el día
bajándose de un árbol.
*
Acariciar su rostro
es desterrar
todas las letras de abecedario.
Testimonio
Aquí la luz no cesa de mentir.
El río no ha sufrido aún bastante.
Pájaros de basalto
apresan con su pico los susurros.
Ninguno de los árboles nos cree.
*
Más allá no hay colinas indecisas,
no hay sierpes de humo
descenroscándose, no hay un sol que recuerde una moneda.
*
Allí el espacio
es un deleite puro, reservado
para el más taciturno de los ángeles.
Canción
Vino el cazador
con su pompa lívida.
*
No tardó en hacer
del silencio trizas.
*
Todos se ocultaron,
hasta la llovizna.
*
(Pero ¿es que a las hadas
no hay quién les escriba?
*
Desolado, el aire
cuenta sus heridas.
Definición del alba
Creo en el hombre,
en el ángel anuncio de su alma,
en el cuerpo delirio de la muerte
que desnuda su voz
en todo tiempo.
*
Creo en el árbol,
en el brillo verdor de su silencio,
en el viento raíz de la esperanza
que brota de sus hojas,
de sus ramas,
de su tronco.
*
Creo en el amor,
en el cielo palabra de su canto,
en el nido verano de la sombra
donde crece su instancia
su primea angustia,
su último deleite.
*
Creo en el misterio,
en el humo vestido de su esencia,
en el gozo reclamo del crepúsculo
en que habita su rostro,
su número callado,
su destino inquietante.
*
Creo en el dolor,
en el círculo piedra de su viento,
en el agua verdad de la nostalgia
que genera su mundo,
su imposible ausencia,
su inquebrantable norma.
*
Y porque creo en todo esto,
me siento melancólico
como un náufrago de hojas desprendidas,
como un recuerdo de los labios
que todavía no besan.
*
Y creo en mí,
en el dolor vigilia de los huesos,
en el siempre infinito de la tarde
que persisten en mi ansia,
en mi nocturna brisa,
en mi tristeza.
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La fotografía