1
Preparando la 21ª Feria del Libro dedicada a Guatemala
La noche del pasado jueves 8, día dedicado a la Igualdad de la Mujer, el Ministro de Cultura y Deportes de Guatemala, el Señor José Luis Chea Urruela, ofreció en la Bibliotea Nacional una charla amena y muy aplaudida sobre la participación de su país como invitado especial de la próxima Feria del Libro. Al hablar de la literatura en su país, nos llamó la atención el nombre de Ana María Rodas Pérez y aunque teníamos preparada otra poeta, hemos decidido en lugar de mi acostumbrado artículo presentar los extraños poemas suyos que causaron tanto revuelo en su país, como los de la cubana Carilda Oliver Labra en el suyo y mañana como cada domingo intentaremos ofrecer algún poeta o cuentista para deleite de nuestros lectores.
Ella vendrá en la comitiva de su país y tendremos la oportunidad de conocerla y de escucharla leyendo sus versos. Como un anticipo de los manjares líricos y las sorpresas culturales de un pueblo hermano pero por años distante del nuestro y de sus cosas, salvo las indígenas y sus grandes figuras, la presentamos a la opinión cultural nuestra.
Ana María Rodas Pérez, Guatemala 12 de septiembre de 1937. Poeta, narradora, destacada periodista y profesora de literatura y periodismo en distintas universidades de su país. Ha publicado, entre otros libros: Poemas de la izquierda erótica (1973), Cuatro esquinas del juego de una muñeca (1982), El fin de los mitos y los sueños (1984), La insurrección de Mariana (1993). Su obra se encuentra traducida al alemán, inglés, rumano, francés, italiano. Ha sido invitada a múltiples eventos internacionales de poesía. En el año 2000 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” por su trayectoria literaria.
Como verá el lector, si las poetas dominicanas mostraron rebeldías en las formas, está va más lejos: no titula sus poemas. Naturalmente, tendremos que usar el primer verso. Pero ella no lo hace. El título de su primer libro, según el Ministro de Cultura de su tierra, fue un bombazo en su tiempo. De este y otros libros, van estos poemas como un anticipo.
Poemas de Ana María Rodas
Animal que despierta
Soy la gata que camina dentro de mí
conmigo
las leves zarpas afelpadas
He bajado por el río
conservando el gusto por la caza
los ambiguos maullidos
Cuando cierro los ojos atravieso los siglos
Las arenas le dieron el color
a esta piel suave que esconde
una flor mojada entre las fauces
el oro egipcio se ve reflejado en la pupila
de esta gata
que demasiadas veces
recuerda su verdadera condición de fiera
La Reina de Saba habría dado la mitad de sus tierras
por tener estas garras
De acuerdo
De acuerdo,
soy arrebatada, celosa,
voluble
y llena de lujuria.
¿Qué esperaban?
Que tuviera ojos,
glándulas,
cerebro, treinta y tres años
y que actuara
como el ciprés de un cementerio?
Hoy he descubierto la belleza
Hoy he descubierto la belleza
de ser yo misma.
-no,
no fue así;
me lo enseñaste-
Pero al hacerme mujer
al mostrarme que los seres
son tan libres
Comprendí
que libre-yo
y libre-tú
podamos tomarnos de la mano
y realizar la unión sin anularnos.
Por eso me apretujo dentro de mí misma
hasta salir las lágrimas
y en el pelo
se me prende
el sabor salado del olvido.
Algún imbécil dijo
que el poeta es la clave del mundo.
¡Mentira!
A mi sólo me queda encogerme hacia dentro
y esperar
ciegamente
un sonido, una expresión cualquiera
y que alguien
donde quiera que esté
emita una señal diciéndome que existo.
Los teléfonos debieran ser parte
Los teléfonos debieran ser parte
de la poesía
–la poesía está llena de recuerdos–
Hoy, una llamada solitaria
hizo rodar de nuevo el pasado a mi falda.
Se murieron tres años
casi cuatro.
Un bigote se movió sobre unos labios
murmurando
cosas triviales, de todos los días
que cómo están los niños,
si al fin me voy a Francia
que la perra tiene
tres cachorros
que cómo creció Carlos.
Y el teléfono de ayer me dijo
Cuánto te quiero.
Cuánto te extraño.
Te me acabas
Te me acabas
como la vela que lanza
su último fuego.
como el asomo de vida que la final
remueve al que está ya casi muerto.
¡Cómo es de extraño
escribir poemas
para alguien que fue
y que comienza a diluirse en el cerebro!
¿Dónde te has escondido en este tiempo?
¿Dónde te has escondido en este tiempo?
Bajo tus mismas faldas.
Enfundada en tu propia fortaleza negaste la evidencia.
¿Qué evidencia
puede haber si no vas a un entierro?
¿Quién ha muerto en esta eterna primavera?
¿Quién puede morir en este lugar de cielos y volcanes
qué se reflejan siempre en los maizales verdes?
¿Quién soy yo para sentir, ahora, después de la década perdida
este infame dolor que me destroza el pecho?
Soy la superviviente. La que cerró los ojos
y se llenó las orejas con cera.
La que pasó junto a las rocas sin escuchar las voces.
Ciega por propia voluntad para evitar la visión de los buitres
limpiándose los picos en los huesos.
El más hermoso mito inventado por el hombre
El más hermoso mito inventado por el hombre
más hermoso que Dios
o el hermoso ideal del socialismo
y el dinero que acumulan los ricos.
Más hermoso que el odio, la invención más hermosa.
El amor.
Emerjo…
Emerjo
De las profundidades Huelo a sangre y a sal
Soy el océano
que se mueve crujiendo arrastrando
deseos
temores
visiones
entre los dedos
Soy un pantano humeante lleno
de sensuales animales viscosos
Soy el calor el agua el trueno
esta jungla prehistórica
este bosque tropical
Me hundo en lo desconocido No sé
A
Dónde
Regreso
Al resurgir sólo experimento
La certeza triunfal de haber sobrevivido el viaje
En aquel tiempo la soledad era un cilicio
En aquel tiempo la soledad era un cilicio
prendido constantemente a mi cuerpo.
Ahora es la estancia perfecta
mi refugio
cuando salgo/finalmente/de ti.
La foto