Siguiendo con nuestra serie en la que hemos venido analizando el estigma social por el que han pasado los diferentes géneros musicales que ha parido la República Dominicana, hoy llegamos al dembow que es el fín último de esta serie. Adelante que pensé que cuatro artículos serían suficientes, pero para poder entender bien todo este fenómeno entendemos será importante un quinto artículo la próxima semana. 

Aclaro que no me he centrado en hablar de los orígenes pues hay muchos videos en youtube que lo explican, sino en la posibilidad de que este género llegue al mismo nivel del merengue y la bachata que luego de haber surgido en los estratos sociales más empobrecidos hoy se pasean por los grandes escenarios y premiaciones del mundo y hasta han logrado convertirse en patrimonio inmaterial de la humanidad declarado por la UNESCO. Ahora vamos a lo que vinimos.

Una vez el merengue y la bachata empezaron a calar en el gusto de la gente una de las exigencias que se les empezó a realizar fue la de depurar los arreglos musicales y las letras. Surgieron arreglista de gran prestigio en el país y con el solo hecho de decir que algún merengue tenía el arreglo de esas personas era un boleto para ser aceptado en las élites y lo mismo ocurría con los estudios de grabación.

Con el dembow pasó algo diferente: si bien surge en los estratos más bajos aquí iba a surgir otro fenómeno y era la creación de estudios de grabación improvisados en casa de jóvenes que aprendía a manejar algún programa y su ingenio les llevaba a buscar algunos cartones de huevos que colocaban en un cuarto angosto para salvar la acústica y por primera vez ocurría algo de gran impacto: ahora la música se producía propiamente en el barrio y era música del barrio para consumirla los mismos jóvenes del barrio.

Esto logró que la juventud se identificara con el género y sus exponentes porque los nuevos artistas eran surgidos de las entrañas del barrio, jóvenes que bien podían ser sus vecinos y amigos de muchos años, que hablaban su lenguaje y cantaban su propia realidad.

Las élites lograron arrancarle el merengue y la bachata, pero siempre he dicho que la madre de la creatividad es la pobreza y es allí donde los sueños crecen a fuerza de voluntad.

Con el dembow se sintetizan dos hechos importantes. El primero es que se convierte en la expresión de la juventud barrial porque los jóvenes dominan los códigos del barrio, su jerga, sus gustos, les hablan con franqueza y exponen su realidad. Por eso muchos de los temas tienen letras de agresiones, drogas, uso de armas, etc., porque desgraciamente es parte de la realidad barrial. El segundo hecho es que el dembow es un género que surge en medio de una sociedad que es movida por la lógica económica, que prioriza el tener sobre el ser, que promueve un discurso del éxito basado en el progreso económico y por eso la tiradera del dembow será diferente a la tiradera del rap.

La tiradera del rap estaría centrada en la lírica, pero la del dembow está centrada en la ostentación y el lucro, por eso los videos que se realizan poseen un escenario que no retrata la realidad del barrio porque es ambientado con carros de lujos, bebidas caras y exóticas, y las letras, en muchas de ellas, hacen alusión a tener papera en el bolsillo, una metáfora de tener mucho dinero.

También, el primer rechazo que iba a recibir el dembow sería de los exponentes del rap, muchos de ellos jóvenes surgidos de los mismos barrios, pero que se habían aburguesado y entenderían como despectivo que se le asociara a un género que, a su entender, jamás se le acercaría al rap por ser totalmente diferentes sobre todo en su lírica.

En el rap hay denuncia y crítica social, pero los raperos mirarían al dembow como un género banal, con falta de contenido, letras pobres y un ritmo poco elaborado. El rap sería más procesado, el dembow más rudimentario. Pero lo que definitivamente separaría a los raperos y dembowseros es que el rap se convirtió en una cultura, el hip hop sería un estilo de vida. El otro estigma y rechazo del dembow vendría de las élites económicas y sociales, tal como sucedió con el merengue y la bachata. Pero de esto conversaremos en nuestra última entrega.