El concepto ciudadano, en su origen, se refería a aquellos habitantes de las ciudades con derechos a debatir sobre quién gobierna y cómo gobierna. Para estos fines los griegos especializaron plazas públicas que denominaban Ágora (Asamblea). En nuestro país los grupos de ciudadanos se congregan delante de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, a un lateral del Palacio de Gobierno. Pero cerca, a varias cuadras de distancia, se encuentra la plaza comercial cuyo nombre es, irónicamente, AGORA.

La OISOE se convirtió, una vez más, en centro de atención cuando el arquitecto David Rodríguez García se suicidó, dándose un disparo de pistola en la cabeza, estando dentro del baño del edificio. Andaba en gestiones de cobro de cubicaciones terminadas, pero se encontró que había sido vilmente estafado.

El hecho de sangre se propagó como un relámpago. Las agencias de noticias se hicieron eco de la tragedia poniéndola a circular alrededor del mundo. 

La indignación ciudadana no se hizo esperar. Algunos llevaron el enojo a la acción y protestaron en el lugar, pidiendo el cierre de esa oficina redundante, pues existe el Ministerio de Obras Públicas.

El Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, reaccionó declarando que los protestantes eran “siete gatos de la sociedad civil que obedecen a intereses políticos (y que) están violentando la seguridad del Estado frente al Palacio”.

No imaginó el Ministro Monchy Fadul que los “siete gatos” parirían miles de gatos. Centenares de ciudadanos ahora se movilizan, los miércoles de cada semana, agregando peldaños a las cadenas humanas en todo el país. Y en ese ínterin, más de cincuenta ciudades se han sumado. A su pesar, el gobierno insiste en minimizarlos y los llama de manera despectiva: grupitos de agitadores políticos.

Es en este contexto que se decide constituir el movimiento cívico Poder Ciudadano. Con anterioridad se conformaron otros movimientos cívicos, como son los casos de Impunidad Cero y El 4% por la Educación.

El más relevante de estos fue sin dudas “El 4% por la Educación”. Se propuso presionar al gobierno para que estableciera la inversión del 4% del PIB en educación. Logró el objetivo de manera resonante, implicando una lucha que movilizó la sociedad dominicana y concitó el apoyo internacional.

Puede afirmarse, sin temor a dudas, que ese es el principal antecedente de Poder Ciudadano.

Al inicio del año 2016, pues, se impone dejar a un lado el tradicional festín navideño. Resulta urgente sentarse a reflexionar sobre lo que, a mi ver, son los dos principales desafíos de Poder Ciudadano.

Primer reto: trazar pautas coherentes, capaces de convertir a Poder Ciudadano en un movimiento consistente, fuerte y flexible. Paso a elaborar, brevemente, qué entiendo por estos últimos tres rasgos.

Consistencia significa, en primer lugar, que sea duradero. Mientras fortaleza implica presionar al gobierno para obligarlo a usar con honestidad el poder otorgado por el pueblo. Y, por último, la flexibilidad se refiere a evaluar y reconocer los aciertos y errores cometidos en el proceso.

El otro desafío consiste en crear una estructura organizativa democrática, innovadora, que no repita la verticalidad imperante en la mayoría de las organizaciones del país.

Nuestra sociedad necesita la construcción de un movimiento ciudadano saludable y poderoso. De una organización político-social capaz de reinventarse continuamente. Debe, como decía Félix Castillo, “promover el nacimiento de una nueva generación de dirigentes, que se atrevan a coordinar los trabajos de todos, a facilitar con su aporte la participación de todos, sin miedo a ser sustituidos por otros que habrán de llegar y continuar las luchas”.

Feliz y próspero año nuevo, ciudadanas y ciudadanos.