La cotización que ganó la licitación de la construcción y puesta en marcha de este proyecto incluye el financiamiento total por un monto de US$1,945.0 millones, y así fue aprobado, constituye lo que se llama un proyecto llave en manos. La empresa ganadora de la licitación del proyecto, Odebrecht, debe entregar las plantas totalmente terminadas y en funcionamiento.
En este proyecto el país no tiene la obligación contractual de buscar dinero mensualmente durante el proceso de construcción, sino al final, luego de la entrega, para comenzar a pagar.
Esto normalmente se hace así para no afectar el flujo de efectivo del contratante, para no erogar una fuerte suma de dinero en tan corto plazo, así no se afecta la operación financiera de la CDEEE, ni del Gobierno Central. Tanto así que el señor Bichara dijo que los tres o cuatro años de gracia que tienen para iniciar el pago de la deuda, permitirá generar flujos económicos para adelantar los pagos, unas declaraciones muy optimistas.
Sin embargo esto no fue así, para el gobierno dominicano poder cubrir el pago que presupuestó la multinacional brasileña, tuvo que tomar un préstamo de US$632.5 millones a un grupo de bancos europeos liderados por la Societé Generale de Francia, Banco Santander de España, ING Bank de Holanda, Unicredit de Italia y Deutsche Bank de Alemania.
Por lo tanto, tenemos que esta cláusula relativa a que la empresa ganadora pondría todo el financiamiento, no se cumplió. Tampoco se cumplió la fecha de entrega de la primera de las plantas. Existe por lo tanto lo que se denomina un incumplimiento del contrato. Esto de por sí es un argumento sólido, poderoso, y siempre es utilizado para dar por terminado el contrato sin responsabilidades para la parte afectada.
La realidad ha sido otra, las circunstancias han cambiado de manera negativa para el país y no sabemos si estos cambios se establecieron contractualmente. Simplemente el suplidor no pudo cumplir con la parte de la oferta y el contrato relativa al financiamiento. Por lo tanto el país se ha visto en la obligación de resolver este tema financiero. Y lo ha tenido que hacer en medio de alzas en el precio del petróleo y otras adversidades externas, situación que ha provocado que además de utilizar todos los recursos posibles de la economía, nos embarquemos en la contratación de nuevos préstamos y la emisión de Bonos Soberanos con atractivas tasas de interés para los inversionistas.
En vista de esta situación, me hago la pregunta que sirve de título a esta colaboración, ¿Podemos cambiar de suplidor? si vemos que en el cotidiano vivir por el incumplimiento de una cláusula los contratos pueden ser terminados sin responsabilidades para la parte afectada. Al contrario, debe haber posibilidades de ser resarcidos económicamente, entonces qué esperamos para dar por terminado este contrato con Odebrecht?
Este incumplimiento nos ha llevado a un nivel de endeudamiento que el país no tenía previsto, y de manera muy acelerado.
En tal sentido me atrevo a sugerir la sustitución de este suplidor por un suplidor Chino, que de hecho cotizaron, pero que nos provea de un financiamiento por el total de las plantas, que incluya lo necesario para su terminación feliz, y para saldar los préstamos tomados y/o Bonos Soberanos emitidos por esta razón.
Insisto en aprovechar las oportunidades que se abren con el establecimiento de las relaciones diplomáticas. China puede proveernos de grandes facilidades crediticias y de tecnologías que pudieran ayudar a mejorar considerablemente nuestra economía.