«Jamás podremos lograr éxito si nos dejamos llevar por un impulso momentáneo y la fustigamos sin mesura»¹

Quién ha dicho que los revolucionarios y progresistas tienen que vivir toda su vida ladrándole a la Luna o vivir atado a un poste de luz, en una esquina, señalando y gritando a todos el que pase. Desconociendo el ABC de la teoría revolucionaria, peor aún, ignorando la realidad concreta. No es correcto vivir de espalda a los acontecimientos y aislados, con posiciones obcecadas, que aíslan al movimiento revolucionario.

Es posible avanzar, sin doblar la rodilla, juntar circunstancialmente energías y voluntades con fuerzas antagónicas, para conseguir un objetivo primordial que mejore el camino para alcanzar la meta estratégica del momento. Ahí no hay pecado alguno; se aprovecha el momento para aplicar un paso táctico como partes de los planes estratégicos que ayuden a conseguir el objetivo central de la coyuntura electoral.

Es harto conocido que los Clásicos recomiendan hacer maniobras, acuerdos y compromisos con otros partidos, incluidos los partidos burgueses. Las experiencias mundiales y en especial en nuestra región, en particular nuestro país, la historia registra acontecimientos que para sacar provecho se producen alianzas, pactos o compromisos para golpear en forma contundente, temporal, a un enemigo común o alcanzar una meta.

Los procesos electorales, pasos tácticos, son efímeros, terminan en una fecha determinada. Y ahí mismo continua la rueda de la historia que es indetenible. En las próximas elecciones nacionales se pretenden elegir autoridades presidenciales, congresuales y municipales. “Cada quien” con sus programas, si los tienen. Se busca derrotar al PLD en todos los escenarios para instaurar la institucionalidad y la decencia que se ha perdido en casi 20 años de la Era peledeísta.

Luis Abinader es el candidato presidencial por el PRM. Un hombre proveniente de una burguesía difusa y de una estructura partidaria del grupo dominante. En esta coyuntura electoral debe encabezar el frente opositor para derrotar al PLD. Y transitar hacia la aplicación de un programa de gobierno democrático y cambiar la forma de gobernar.

Es posible lograr que un sector de la clase dominante adecente, con la presión de la población, la vida institucional en la administración de la cosa pública. «Llevarlos a su propia legalidad», como una vez dijo el profesor Juan Bosch. Que se respete la maltrecha Constitución de la República, equilibrar los poderes del Estado y tener una justicia independiente, alejada del poder ejecutivo. Si logramos esto, se podrá enderezar el entuerto y de paso modificamos la Carta Magna para desenredar las trampas introducidas para garantizar impunidad y ponerla al servicio de la nación, no a intereses particulares.

Con esto, los revolucionarios y progresistas, no le están entregando sus almas al diablo; por el contrario, buscan la forma de acondicionar el terreno para continuar la lucha en mejores condiciones. El PLD lo ha secuestrado, el país, todo, corrompiéndolo todo y todo en franco deterioro. Aquí todo se compra y se vende con dinero y recursos del Estado. Y esto hay que detenerlo. El proceso electoral es un escenario oportuno, entre otros, para utilizarlo en el transito de institucionalización y ordenar la vida pública y privada.

Las luchas apenas comienzan, se intensificaran “gane quien gane”. El pleito está “casao”. Las políticas neoliberales que asfixian a la población y que enriquecen en forma brutal a los políticos corruptos, empresarios y el sector financiero, serán el detonante de una explosión social que estremecerá los cimientos mismos del Estado dominicano. El PLD por sus ansias desmedidas de acumular riqueza ha acorralado a la población a elegir entre la vida o la muerte. ¡No hay de otra…!

¹ Tung Tse Mao (1942). Rectifiquemos el estilo de trabajo en el partido. Obras Escogidas III Pág. 47