El alto índice delincuencial que se registra en la República Dominicana parece – finalmente – haber interesado al presidente Fernández. Su reunión con la plana mayor de la Policía Nacional (PN), su visita al Cibao y su lineamiento de que el proyecto de Ley para la Reforma Policial sometido al Congreso Nacional sea conocido con la mayor brevedad posible, dan la impresión de que el mandatario está dispuesto a tomar medidas concretas ante este preocupante flagelo. Mientras saludo estos pronunciamientos y esperanzado de que dichas acciones no sean sólo otro de los tantos "golpes" mediáticos a los cuales esta administración nos tiene acostumbrados, no está de más subrayar los diferentes elementos tanto internos como externos que han servido de precursores a la proliferación de la delincuencia en nuestro país. Y más que señalar donde están las grietas que permiten que se cuele la delincuencia, esta serie de tres artículos la comparto con el interés de que empecemos a debatir este tema de manera abierta y plural, donde compartamos ideas subrayando las razones que facilitan la delincuencia en nuestras comunidades. A mi entender, es la única manera de entender este problema y sus ramificaciones.

Aunque conozco poco de medicina, la lógica me lleva a deducir que para tratar cualquier aflicción, lo primero que debe realizase es un diagnóstico detallado de la condición que sufre el paciente, luego recomendar el tratamiento apropiado y, finalmente, darle seguimiento al desarrollo evolutivo que muestra el paciente como resultado de dicho tratamiento. En el caso de la delincuencia, el proceso para ofrecer una receta que asista en mitigarle no difiere del tratamiento de un paciente. Entender la génesis de este problema, así como los pilares en donde se asienta la delincuencia, es determinante para poder crear medidas prácticas y efectivas con la finalidad de contrarrestar el alto índice de criminalidad en nuestro país. Apoyándome en esta premisa, mi pócima contra la delincuencia no es más que el producto de una reflexión en la cual llevo inmerso varios meses, misma que decidí realizar en busca de respuestas sopesadas y libres de prejuicios.

Existen dos factores influyentes que convergen en la proliferación de la delincuencia. La primera – la globalización – fenómeno que inicia luego de la 2da. Guerra Mundial, trayendo consigo una cantidad de debilidades regulatorias en los sistemas económicos y financieros que permitieron la expansión y el desarrollo de Organizaciones Criminales Transnacionales en países tercermundistas como la República Dominicana. Esto, en consecuencia, ha significado una carga más para nuestro débil andamiaje gubernamental de seguridad y la sociedad dominicana en general. Dichas presiones de carácter externo han dejado al descubierto las debilidades de nuestra nación en materia de prevención de la delincuencia. La segunda columna es de carácter endémico: la delincuencia común. La misma se agrava ante la falta de controles internos (fuerzas del orden), pues estas han carecido de respuestas contundentes a la hora de mitigar la delincuencia común en función de la influencia que reciben de factores externos, como la proliferación del narcotráfico.

A nivel interno, la ineficacia de varios actores en nuestra sociedad ha permitido que la delincuencia sea un fenómeno con el cual estemos forzados a convivir. La Policía Nacional, nuestro Sistema Judicial, la desigualdad social y el sector educación son los factores determinantes dentro de un esquema social estructural que necesita ser remozado si la finalidad es mitigar la delincuencia y llevarle a niveles controlables.

*espere la segunda parte (Pócima contra la delincuencia / 2da. Parte – Factores Internos) de esta serie de 3 artículos en los próximos días.