…Los sueños cosmopolitas no solo son deseables, sino que  son un deber; sueños que pongan de manifiesto la unidad  especial que mantiene unidos a las fuerzas de la libertad, en un vinculo que  se ha forjado a base de luchas, sacrificios y tradiciones comunes. Pero el proceso de ilusión y  desilusión  forma parte  de la vida y  se perpetúa sin fin. Las cadenas del cuerpo son  a menudo las alas del espíritu”.  (Nelson Mandela: Conversaciones conmigo mismo).

Creer,  es el signo inexorable  de que  se  es persona. Creer  en lo que  se dice,  es la fuente y el puente de que  se ha  trascendido  al peldaño  del  ser  humano. Estimar y  sentir  que la vida  tiene  sentido cuando practicamos con armonía, con  verdadera integralidad la integridad, en las dimensiones  de pensar,  de decir, de sentir y  de hacer; es llevar  al cuerpo hacia  un claro objetivo, que no es otro que visualizarnos en la individualidad, proyectada en la colectividad. Expresión necesaria  de la solidaridad.

No existe  peor pobreza  que el divorcio, la disonancia, la  desarmonía entre  el pensar, decir y el hacer. Querer engañar a otro, en el juego  del cinismo, la mentira, la simulación,  es la cantera  de la lluvia acida y  azufrada  de la pobreza encandilada en el espíritu abyecto.

La pobreza  es vileza  e ignominiosa, mas allá  del canto  del juego  de la materialidad,  cuando ella, por encima   de la jerarquía  de los actores,  se compone en su  burbuja en un  arrancar y  extraer  a la sociedad  lo que  es  de todos; para el “disfrute”  de un presente, sin espíritu y sin futuro.

Esa abyección, ese envilecimiento y  degradación que produce en su interior  a todos  aquellos que en su  externalidad, publicitan una  actuación  desdibujada  de su  cuerpo  real; saben que ellos mismos no  se pueden engañar. Su ilusión  producida por su pobreza mental-espiritual, le produce una  ceguera cuya  alteridad  le  produce no verse nunca en el espejo. Reconocerse en su propio  reflejo lo desconcierta y lo aliena. ¡Entonces, todo hay que cambiarlo, para no encontrarse con el esperpento!

La pobreza mental-espiritual, lo lleva en el escenario social,  a  traer su pasado, que no  reinvidica en nada su presente. No se das cuenta que en su proceso de despersonalización  se incubo  como revolución  del desconcierto, la consciencia sublevada.Retrotraer su pasado en el discurso  es  regurgitar sin  conseguirlo  su  atroz resultado en el presente. Entonces, en el drama  de su  existencia  tienden a aovillarse  a si mismo.

Por  eso, se puede  ser pobre, siendo millonario. Ese millonario miserable, carente  de  espíritu por no hacer lo correcto. Ese millonario corto y desvalido funcionario  que no  actuó  conforme  a las normas  establecidas; que no funciono  pensando en la sociedad, sino en sus intereses personales, particulares y corporativos; desguanzando  a todo un conglomerado y produciendo  por sus  acciones y  decisiones perversas, cambios  de  reglas   que  trastocan  la vida cotidiana de toda una nación.

La pobreza mental-espiritual  de ellos, produce y  reproduce la indigencia y la carencia, en la materialidad  de un componente importante  de la sociedad. Ello explica que el 15.8% de la población  en  edad productiva, de 25 – 34 años,  sea analfabeta y que el Índice  de Desarrollo  Humano,  sea el  tercero mas bajo  de America Latina; a pesar  de  tener un crecimiento  económico promedio  en los últimos  50 años, de 5.5%; y, America Latina, de 3.5%.

Esa propensión al enanismo espiritual, al egoísmo visceral, es lo que ha permitido que el 57% de los empleos en dominicana  se encuentren en la Economía Informal; con el profundo  daño  social – institucional  que  esto provoca en el tejido social. Proclividad de la pobreza mental-espiritual  se encuentra  validada en que  de cada 100 mujeres embarazadas, 21  son niñas y  adolescentes y  en algunas zonas, como Azua, alcanzan  el 35%. ¡Un claro indicio  del crecimiento  de la pobreza  estructural y  de la violencia social!

Esa insolencia  espiritual-mental, es lo que lleva  al Secretario General del Partido Reformista, a insuflarse de alegría, cuando dice que hoy  al entregar 50,000 fundas, es recordar  a Balaguer; porque tienen 52 años entregando esas fundas,  esas dadivas. 52 años lacerando el alma  de los más vulnerables económicamente; para seguirlo  acogotando espiritualmente. ¡Para descamisarlo en su propia dignidad! No hay nada mas triste, mas pestilente, repugnante y nauseabundo, que producir  a esos pobres, para poder hacer” políticas” con ellos. Los  crean para utilizarlos, para mantenerlos  en las orillas  de la más perfidia  instrumentalización.

El símil  de pobreza mental – espiritual,  se desplaza, como  cascada caudalosa, en todo el cuerpo social. Lo vemos en las universidades  donde  hay profesores que no tienen  la mas minima preparación ni en el orden profesional ni personal. En profesores que  terminan  de realizar una maestría y  de inmediato  lo ponen  a  dar docencia  en el   Cuarto Nivel, sin determinar su aval en el mismo,  para luego comprobar  que  están  dando lo mismo que  en  Grado. Se  verifica, también, en  estudiantes  del Cuarto Nivel, que prefieren  un folleto o fotocopiar el capitulo que le toca exponer y  se alarman si tienen que comprar varios libros en una asignatura. En el imaginario  de una  gran parte  de los 400,000 estudiantes universitarios, creen  que la obtención  de un titulo,  es condición suficiente para convertir una persona en PROFESIONAL.

La carencia  de espíritu que constituye  el influjo de los vicios y  de las acciones corrompidas y  putrefactas, generan un diluvio en la sociedad, que impiden  vernos  mas allá  de nuestras necesidades individuales, como si ellas fueran  expresión  de un solo acto,  de un solo hecho y no la consecuencia social, que desborda lo meramente individual para constituirse en un escenario colectivo, que nos concierne  a todos.

¡Que el llanto  de hoy, en  estas  navidades, constituya el preludio  de una pletoricidad más halagüeñas, en los años por  venir!