(Al viento, que sacude las hojas y se estrella contra las rocas)

Comprendo que muchas personas que fueron seguidores o militantes de movimientos revolucionarios que se consideraban a sí mismos socialistas en República Dominicana se hayan apartado de esas fuerzas políticas y de esas ideas porque nadie está obligado a defender una causa en la que no cree.

Pero no todo el que hoy es un ex militante de izquierda está fuera por igual motivo.

Unos, definitivamente se convencieron de que la causa que defendieron no era la correcta, que eran desenfrenos juveniles, y acudieron raudos a formar filas en partidos "liberales" que los han esclavizado en un conservadurismo dogmático. Otros jamás renunciaron a sus convicciones humanas, sociales, políticas e ideológicas, aunque no militen porque no hay un espacio bien fundamentado que permita continuar la lucha diaria por la libertad, la participación democrática y la justicia.

Debe ser muy difícil vivir con la honestidad, la mística, la música, la sencillez, los amigos y la cotidianidad de una cultura de izquierda, pero impulsando y divulgando un discurso disperso en objetivos, tartamudeando las manipulaciones groseras de las grandes agencias y conglomerados de medios en torno a la agenda de los monopolios internacionales y las oligarquías parte atrás.

De igual manera da lástima ver a personas que llevan una calcomanía con la silueta de Che Guevara a la izquierda del parabrisas trasero de su auto, mientras que a la derecha del delantero colocan un "sticker" del candidato presidencial que creen puntero en las encuestas para las próximas elecciones. Con la primera vuelven al pasado juvenil que ya no quieren pero que esgrimen inexplicablemente, con la otra se colocan en condiciones de asegurar arroz y frijoles para su cena particular. El pueblo, para ellos, es otra cosa u otra víctima ignorada.

En Rusia hubo una revolución obrera que significó un gran salto tanto para ese país como para la humanidad. Pero, cercada por grandes potencias desde el comienzo, no estaba –y no podía estarlo- exenta de dificultades, tropiezos, errores y finalmente sufrió una derrota fruto de la traición de una casta dirigente que no vivió sus batallas iniciales, ni la gloria de la derrota al fascismo.

Y fue traicionera la casta dirigente que al final entregó el sudor, el sacrificio y la sangre de los soviéticos, porque ningún pueblo en la tierra como ese tenía la experiencia y las energías para sacudir todas sus dificultades. Pero sus "líderes" no recurrieron a él, sino a las "bondades" del neoliberalismo para rendir sus banderas.

Con el surgimiento de la Unión Soviética y su extraordinario desarrollo, el mundo conoció el espacio, derrotó al fascismo en Europa y Asia, y frenó momentáneamente el expansionismo y la agresividad de los imperios en algunos puntos del planeta.

Con sus 30 millones de muertos, con la Batalla de Stalingrado, con la Batalla de Moscú, con la Batalla de Checoslovaquia (donde fueron derrotadas 122 divisiones alemanas, con saldo de un millón doscientos mil soldados nazis prisioneros), con la contraofensiva que llevó a las tropas soviéticas desde Ucrania hasta Berlín, no es fácil, sin ser ingratos, decir que la Unión Soviética no sirvió para nada y fue solo un infierno de los Gulag y la represión.

¿Que los dominicanos nunca hemos estado a la altura de esas luchas extraordinarias? Esa es la verdad que muchos quieren ignorar y en cambio pretender presentar a este pueblo-territorio como una patria singular en el centro del mar Caribe.

¿Por qué los dominicanos no hemos llegado adonde los pretenciosos suponen?

Porque en este país, en 167 años de vida "independiente", absolutamente nadie ha explicado esta nación ni ha trazado un camino para hacerla grande, aunque sin ello el pueblo haya pagado un alto precio en sangre, sudor y sacrificio.

¿Acaso el "Ideario de Duarte" es suficiente para explicar y fundar un Estado?

Si se lo compara con la "Proclama de Mercedes", hecha por Artigas en Suramérica dos años y seis meses antes del nacimiento de Duarte, hay una distancia enorme en patriotismo e ideales firmes. Ni hablar de "Las instrucciones para la Asamblea del año 1813″, hechas por el mismo Artigas en abril de ese año.

Compárese, además, lo que escribieron Duarte, Sánchez y Mella para fundar y defender a la República Dominicana con lo que hizo José Martí (nacido 40 años después que Duarte) para idear a la Cuba independiente y veremos la orfandad de ideas, proyectos y resultados en la parte oriental de la Isla de Santo Domingo. No me atrevo a mencionar a Simón Bolívar, porque sería un abuso de mi parte.

Por eso en República Dominicana, aunque haya mucha gente presuntuosa y engreída, los gobernantes, sus fiscales, sus jueces y sus legisladores no se inmutan cuando un alto funcionario del gobierno e ideólogo del partido en el poder no paga millones de pesos por la electricidad que consume en sus villas, mientras el yaniquequero de Villa Duarte que atrase el pago de mil pesos de su factura de energía por un solo día, se expone inexorablemente al corte brutal y puntual.

Por eso el partido en el poder y el presidente de la Cámara de Diputados (como fue el PLD y Abel Martínez pudo haber sido cualquier otro) aprueban el presupuesto de la nación sin debate, en una sesión de tres minutos, al grito insistente de ¡Voten honorables! antes de que entrara la oposición a ese tipo de truculencias en el primer poder del Estado.

¿Eso sucede en un Estado social democrático de derecho?

Solo quienes están dispuestos a vivir siempre, como canta Silvio, "debajo del cielo" y "encima del mundo", no renuncian a la gloria que han vivido y recuerdan "que el que se presta para peón del veneno, es doble tonto y no quiero, ser bailarín de su fiesta".