Charles Bluhdorn, el principal ejecutivo de la Gulf + Western se caracterizó por dedicarse a adquirir empresas y diversificar su cartera. En Santo Domingo, Álvaro Carta, quien administraba el Central Romana y que pertenecía a la Gulf + Western, siguiendo ese patrón creó la compañía financiera Cofinasa, dedicada a conceder préstamos al sector privado dominicano y a adquirir y vender acciones en diferentes empresas, al tiempo que anunció la construcción de la segunda planta de cemento para competir con la estatal. Eso creó un malestar entre ciertos líderes empresariales. Personalmente fui testigo de una tensa reunión entre Carta y los dominicanos quienes rehusaron participar en un banco hipotecario que la Gulf + Western quería promover y que no pudo hacer y que desarrollaron eventualmente los propios dominicanos.

Lo que no sabía, hasta que accedí a los archivos históricos norteamericanos, fue que en esta polémica y su solución participó no solamente el embajador norteamericano Robert  Hurwitch, sino que hasta el propio Balaguer.

El embajador reportó en diciembre de 1973 que llevaba meses tratando de persuadir a la Gulf + Western Americas (GWA), filial de la Gulf + Western, a que "tomara medidas sustantivas para mejorar su imagen en la República Dominicana". Aunque "llena de buenas intenciones" esa empresa sufría "de una falta de política coherente y relaciones públicas ineptas o totalmente ausentes, lo que ha creado en el país mucha inquietud. Como era predecible, grupos de izquierda atacan a esa empresa, pero grupos políticos moderados y conservadores también han pedido la nacionalización de la Gulf + Western. Tal vez aun más serio ha sido el reciente desencanto con la administración de la GWA por parte de muchos de los grupos económicos poderosos de aquí, Bermúdez, Tavares, Barletta, Vicini, Reid, Pastoriza, etc. Un número de empresarios norteamericanos también ha expresado privadamente su preocupación a la embajada sobre el creciente criticismo a la GWA y cómo eso puede afectar el futuro de sus compañías. Finalmente, la embajada ha creído que la tendencia aquí de ligar al gobierno norteamericano 'con grandes empresas americanas' podría seriamente afectar nuestra misión, si GWA continúa sin control", reportaba Hurwitch.  Entonces el embajador trató de persuadir a GWA a que redefiniese su política, limitase sus actividades rápidamente en expansión y vendiese aquellas empresas que estuviesen causando mayor preocupación y, además, tomase medidas concretas para mejorar su imagen. Después de seis reuniones privadas entre Hurwitch y Álvaro Carta y de una reunión entre Balaguer y Hurwitch tuvo lugar otra entre Álvaro Carta, Bluhdorn y el embajador y, finalmente, una reunión el 10 de diciembre entre Álvaro Carta y el Presidente Balaguer.

Allí se decidió que GWA no se expandiría en nuevas áreas de inversión en el país, limitando sus actividades al azúcar, a la diversificación agrícola, incluyendo la ganadería, la zona franca de La Romana y el turismo y que vendería de forma gradual sus intereses en todas las otras compañías en las cuales participaba, tales como la financiera Cofinasa y la planta de cemento. Además, buscaría participación accionaria de dominicanos en proyectos tales como la construcción del Hotel Santo Domingo y la renovación del Hotel Hispaniola. GWA también establecería una fundación privada sin fines de lucro para proyectos socio económicos, en la cual se invitaría a estar en su junta directiva a dominicanos distinguidos independientes. Aquella parte de los beneficios de GWA que por razones de control de cambio no podían ser repatriados serían entregados a la fundación. Entendemos que se trata de la Fundación Altos de Chavón.

Balaguer estuvo tan contento con la conversación que expresó su deseo de anunciarlo en su discurso del 27 de febrero. Dos meses después, sin embargo, Hurwitch reportó que Gulf + Western había decidido enfrentar a los empresarios dominicanos en su afán por cerrar las actividades de Cofinasa, la cual prestaba al sector privado dominicano. Grupos dominicanos se habían estado reuniendo para comprar a esa empresa. Hurwitch comentó: "Tal es el estado de ansiedad compartida que Brugal y Bermúdez, rivales por mucho tiempo en la producción de ron, participaron en una misma reunión, por primera vez desde que se recuerde".

El próximo martes narraremos cómo Balaguer tuvo que intervenir en el asunto.