Padre eterno, te damos las gracias por bendecir nuestra isla, por su suelo, sus riquezas naturales, por sus árboles, sus aguas,  su gente. Te pedimos perdón por nuestros malos actos, por nuestra soberbia, por todo el daño que hacemos a nuestro país y a nuestra gente. Por dejarnos llevar de la avaricia y dejarnos cegar por el dinero fácil y la falsa creencia de que todos los demás son responsables de nuestros males,  menos nosotros; y ellos son los que tienen que actuar para que así a mí me vaya bien.

Te pedimos hoy, humildemente Señor, por nuestra isla. Porque sus suelos nos permitan seguir habitándola, porque la naturaleza sea benigna con ella y nosotros sus habitantes. Porque  los dominicanos asumamos el compromiso de ser  ciudadanos comprometidos por nuestra Nación.

Te pedimos, Padre, porque se deje de seguir sembrando tanto odio histórico en las mentes de nuestro pueblo; porque se despierte nuestra conciencia y la corrupción deje de ser justificada y practicada con tanta facilidad, ya que ese es el ejemplo que se le da a toda una nación y, por ende, a su juventud.

Que la justicia se practique de la misma manera para todos y se escarmiente a los saqueadores del dinero público. Que los ciudadanos dominicanos entiendan de una vez por todas que LO PÚBLICO  pertenece a todos, porque todos lo pagan con sus impuestos y por ello hay que cuidarlo y preservarlo para TODOS. Y que, definitivamente, los padres, la sociedad,  los medios asuman su papel de ejemplo hacia los niños y jóvenes y las palabras honradez, solidaridad, respeto y bondad adquieran de nuevo importancia y fuerza.

Ayúdanos a recobrar nuestro espíritu comunitario en el que los vecinos se ayudaban, en el que la gente en los barrios celebraba junta, se ocupaba de hermosear sus calles y se sentía responsable del bienestar común. 

Ayúdanos a despertar de esta hipnosis colectiva, en la que rigen la palabra yo y dinero fácil. Permítenos, Señor, volver a ser un pueblo trabajador, honrado, que no se deja distraer de los verdaderos problemas para que pueda afrontarlos con valor y dignidad.

Y para que la palabra orgullo patrio signifique estar orgullosos de nuestras raíces en la misma medida, pues son esas raíces las que han dado la maravillosa mezcla racial que hoy somos. Gracias, Padre Eterno, por bendecir nuestra isla y bendecir a los dominicanos. ¡Amén!

Si alguien quiere saber cuál es mi patria