Hace meses que interrumpí mi columna acerca de las plantas nativas de Florida y el área del Caribe. La ausencia se debió a varias situaciones. La primera fue vender la propiedad al norte del lago Okeechobee, luego la mudanza de Miami Beach a Miami Shores.

Mariposa Atala que se consideró en peligro de extinción hasta que se fomentó el cultivo de coontie (guáyiga).

Elegimos Miami Shores porque una de nuestras hijas ya vivía en esta pequeña ciudad colindante con el norte de la ciudad de Miami. Esta ciudad la conocen los residentes del condado Miami-Dade también por el nombre de Shores. Es una comunidad que consiste sobre todo de viviendas unifamiliares, de arquitectura atractiva y jardines con amplias áreas de césped verde y muchos árboles y plantas tropicales, algo semejante a lo que fue Gascue en Santo Domingo.

Tan pronto nos trasladamos a nuestra nueva residencia empecé a indagar acerca de las plantas nativas de Miami Shores. Hace años que me atraen las plantas nativas porque descubrí que las plantas nativas crecen mejor en las zonas a las que pertenecen que aquellas plantas que no son nativas. Por ejemplo, los rosales de las zonas del norte no prosperan del mismo modo en Miami. De la misma manera, a la inversa, las plantas tropicales de Miami a menudo mueren bajo las heladas de las partes del norte de Florida.

Poco tiempo después de llegar a nuestro nuevo domicilio me enteré de que Miami Shores había sido un terreno rocoso poblado de pinares, del mismo tipo de árboles y plantas que había en toda el área de Miami hace muchos años. Este tipo de terreno y vegetación se refiere a una pradera seca, más alta que las áreas adyacentes inundadas, de los Everglades. La vegetación nativa consistía de altos árboles de pino, varios tipos de palmeras, árboles maderables, matorrales de palmettos, que es una clase de palmera nativa de Florida, pajonales y yerbales, sobre un suelo arenoso sostenido por una capa rocosa de piedra caliza. Este paisaje no era el adecuado para desarrollar atractivos hogares para familias pudientes, ni era aliciente para iniciar cultivos.

Antes de que los pobladores blancos se establecieran en esta zona en la última década del siglo XIX, los Shores era un área estaba escasamente poblada por varios grupos indígenas, entre ellos los indios seminolas. Los primeros colonos blancos que llegaron a esta zona fueron blancos pobres de Georgia, estado colindante al norte con Florida y de otros estados del sur. Eran granjeros de siembras de escasas dimensiones, con producción para la subsistencia que apenas podían comerciar algunos productos en los mercados más al sur, como Miami.

Aspecto del área de Miami Shores antes de que se establecieran los colonos blancos. Foto cortesía de Seth Bramson.

Gracias a los indios seminolas los pobladores blancos se familiarizaron con una planta nativa, coontie, similar a la guáyiga dominicana, que es una planta que puede sembrarse y cultivarse para extraer varios tipos de almidones (féculas). Poco tiempo después de entrar en contacto con estas plantas los colonizadores construyeron molinos para producir este tipo de almidón. Esto es, industrializaron el producto extraído de la planta. Al mismo tiempo que cultivaban estas plantas, los colonos cortaban los árboles de pino para aprovechar la madera y, sobre estas tierras sembraron plantas de piña. Los tres productos mencionados devinieron en las primeras industrias de los Shores, molinos de harina de guáyiga, aserraderos de pinos y cultivo de piñas.

Los primeros blancos pobladores de Miami Shores. Aserradero de los Atkinson. Foto cortesía de Seth Bramson.

El área que hoy comprende Miami Shores durante años fue pobre, hasta que los urbanizadores descubrieron la zona. Ellos compraron grandes extensiones de terrenos y mercadearon la idea en el norte de los Estados Unidos de un futuro paraíso de estilo mediterráneo. Ya en la segunda década del siglo XX la Shoreland Development Company desarrolló y construyó una comunidad de casas bien construidas que todavía permanecen en pie en la actualidad. Esta compañía plantó vegetación tropical alrededor de las casas para imprimirle a la comunidad el aspecto mediterráneo.

Las actuales autoridades municipales de Shores esperan de los residentes de la pequeña ciudad mantengan y fomenten ese tipo de vegetación tropical. En mi opinión, sin embargo, la vegetación de algún modo me parece decepcionante porque no se parece a las plantas nativas que poblaron toda Florida. Personalmente llegué a un compromiso entre lo que desean las autoridades de la municipalidad y mis preferencias por las plantas nativas. El frente de nuestra casa tiene un amplio césped verde con arbustos, helechos y flores tropicales. El patio trasero, que mi esposo llama la selva, está más bien poblado de hábitat nativo, con plantas nativas de Florida.

Por suerte en la ciudad hay personas rebeldes como yo que preferimos la vegetación nativa. Este tipo de hábitat atrae fauna silvestre, tales como aves, abejas y mariposas. Un ejemplo de esto es que las plantas de coontie (guáyiga) atraen las bellas mariposas conocidas con el nombre de Atala que en un pasado reciente se pensó que estaban en peligro de extinción. Esta atracción es algo que se descubrió en fecha relativamente reciente.

La próxima entrega será sobre plantas nativas y varias especies de bellísimas mariposas, aves y otros polinizadores.

Vivienda histórica construida por Shoreland Development. Foto cortesía de Mary Benton.